Bandeloras en la Plaza Central en memoria de las masacres de los 80.
Ni el presidente Álvaro Colom, ni el ministro de Defensa Abraham Valenzuela, ni la Fiscalía General, ni la Corte de Constitucionalidad son capaces de domar al ejército guatemalteco y obligar a sus responsables a cumplir con las resoluciones judiciales. Los tribunales siguen esperando que los militares entreguen los planes militares que se utilizaron a principios de los años 80 para reprimir las zonas más conflictivas.
Dos de los polémicos planes, los llamados Sofia y Operación Ixil, no aparecen en los archivos del ejército. En ellos estarían explicitas las órdenes dadas a las unidades militares para arrasar con las aldeas de las zonas más influidas por las actividades guerrilleras.
El presidente Colom informó de que la familia de su ministro de Defensa "había sido amenazada de muerte" por entregar algunos documentos desclasificados. El mandatario anunció que algunos ex militares estaban muy nerviosos ante la posibilidad de que estos documentos tan comprometedores pudiesen caer en manos de los jueces que investigan decenas de masacres.
Altar de la Iglesia Plan de Sánchez
PLAN DE SÁNCHEZ (GUATEMALA).- Siento una extraña inquietud cuando penetro en la pequeña capilla católica de Plan de Sánchez porque su suelo ejerce de tapadera de una gran tumba que cobija a un centenar de personas. Es como si violase la intimidad y el eterno descanso de los muertos. Sus paredes refieren con palabras y dibujos lo que ocurrió en este lugar a mediados de julio de 1982. Un impresionante alegato contra el olvido.
Si permitimos que los políticos ante tanta masacre miren hacia otro lado, todos somos culpables +
La alcaldía indígena en Chichicastenango.
CHICHICASTENANGO.- Revise cualquier tipo de publicidad sobre Guatemala. Su mayor reclamo es su herencia maya. Pero todo es pura ficción. Así se impide ver la cara oculta de una sociedad golpeada por el olvido y el racismo más crudo.
Los familiares transportan los restos de las víctimas.
NEBAJ (GUATEMALA).- Se cumplen diez años de la presentación del Informe de la Comisión del Esclarecimiento Histórico sobre las barbaridades de los 35 años de conflicto armado. Pero muchos no han podido enterrar a sus muertos hasta ahora.
Una de las exhumaciones en Joyabag.
JOYABAG (GUATEMALA)- El dolor de Guatemala podría representarse como una madeja inmensa de muerte y desesperación que carece de final. La verdad y la justicia no llegan para muchos familiares de masacrados y desaparecidos durante los 35 años de conflicto armado.
una doble moral que nos pone a los europeos a la altura del betún, cuando prima el interés de los mercados y las estabilidades finacieras antes que esos derechos humanos +
Escribo desde El Salvador —un país donde se sigue buscando a miles de desaparecidos— sobre Camboya, uno de los paraísos del horror, donde ya comienza a verse la luz de la justicia. Escribo sobre dos países hermanados en el dolor y la violencia durante las últimas décadas.
Brillaba la corrupción en la Camboya de los años setenta mientras los militares ocupaban el poder en El Salvador. Jemeres rojos camboyanos y su régimen de terror frente a los extremistas y derechistas escuadrones de la muerte salvadoreños. Invasión extranjera en el país asiático frente a guerra civil en el centroamericano. "Estados Unidos y Rusia ponen las armas y nosotros los muertos", decía el jesuita Ignacio Ellacuría, asesinado hace casi 20 años. Imposición de la paz en ambos países al principio de los noventa a cambio de olvidar los crímenes contra la humanidad.
Sitio de Zaragoza.
Un día como hoy de hace 200 años Zaragoza se rindió al ejército francés, el más poderoso de la época, poniendo fin al segundo de los sitios. La ciudad, conocida como la Florencia de España, estaba completamente destruida después de sufrir un asedio en cada una de sus calles, y los resistentes diezmados por las epidemias mientras los cadáveres se amontonaban por todo su casco urbano.
No había ningún organismo internacional que se encargase de garantizar la ayuda humanitaria ni tampoco periodistas extranjeros que documentasen la tragedia. Algunos pintores dejaron constancia del sufrimiento de la población y posiblemente el propio Francisco de Goya tuvo la necesidad de crear sus grabados Los Desastres de la Guerra después de conocer los sufrimientos de sus paisanos.
Un grupo de estadounidenses ante la tumba de monseñor Romero.
EL SALVADOR.- Gervasio Sánchez recuerda a monseñor Romero, asesinado en el Salvador en plena homilía en 1980. Su delito, pedir el fin de la violencia al ejército, ponerse del lado del pueblo. Un pueblo que hoy lo venera como a un santo.
¿Cómo no va la iglesia Católica a enfrentarse a un movimiento que desde su interior critica su punto más débil? +
Guerrilleros adolescentes yacen muertos en el cementerio de Chalatenango tras combates en marzo de 1989.
EL SALVADOR.- Aunque ya hace 17 años que se firmaron los acuerdos de paz, El Salvador sigue encajado en la posguerra, esa fase acrítica que puede durar poco, mucho o ser eterna. Las elecciones del 15 de marzo van a ser las más reñidas de la historia.
En 1995, Gervasio Sánchez viajó por primera vez a Kuito (Angola) para realizar un reportaje sobre las consecuencias de las minas antipersona. Hoy recupera esa experiencia, a raíz del ciclo de conferencias 'Ciudades sitiadas. La población como rehén de guerra' que tiene lugar esta semana en Zaragoza.
Supongo que la integridad de gente como Luis Oliveira nos redime como especie y nos da una excusa para creer en el género humano. +
Una mujer afgana con sus dos hijos
Primero fue un informe demoledor de Human Rights Watch denunciando que los criminales de guerra copaban el Parlamento y el Gobierno afganos. Segundo, una ley de Amnistía aprobada por el Parlamento, es decir, por los mismos criminales de guerra, temerosos de ser juzgados. Tercero, un grito en la soledad: "Quiero justicia", lanzado por una joven periodista y activista de derechos humanos llamada Horia Mosadiq, líder del movimiento de víctimas de guerra en Afganistán cuyo hermano murió alcanzado por la carga de un proyectil cuando tenía 14 años. Al grito siguió una manifestación de algunos centenares de ciudadanas que rompieron la ley del silencio. Y a la manifestación las amenazas de muerte que obligaron a Horia a abandonar el país junto a su familia.
'Fotografiando las sombras'.
Enero es ya una referencia en el calendario reivindicativo de la lucha de la mujer contra la impunidad gracias a los seminarios que organiza la Asociación por los derechos humanos en Afganistán (ASDHA), una ONG catalana que trabaja desde hace nueve años en el país asiático emparentado con la guerra desde hace tres décadas.
Al periodista le pasa como al asesino: necesita volver al lugar del crimen aunque sea años después para cerciorarse de que no vivió un terrible sueño, dice Gervasio Sánchez. Y esto es lo que ha hecho con Sarajevo, 16 años después de la terrible guerra que asoló a los Balcanes. Las imágenes que vas a ver pertenecen al libro 'Sarajevo 1992-2008' y a la exposición 'Sarajevo, el último asedio'.
Ruinas de una mezquita al norte de Gaza.
¿Es genocidio lo de Gaza? Gervasio Sánchez cree que no. Pero recuerda a los que se quejan de la violencia de las imágenes que lo que se ve en los medios es sólo una ínfima parte de lo que hay.
Me temo que además de algunos difamadores prosionistas, comienza a tener otro tipo de enemigo: el autopretendido intelectual +
Ataque israelí sobre Gaza
Un Ejército poderoso dispara sin piedad, destroza sin piedad, hiere sin piedad, mata sin piedad. Un Estado poderoso justifica los crímenes, permite las violaciones de las leyes de guerra, prohíbe la atención y evacuación de los heridos y miente en tiempos de guerra a su población. Sin piedad. Sin vergüenza. Sin derechos. Sin testigos.
Llevan años justificando las matanzas de civiles con excusas repugnantes que sus propias comisiones de investigación acaban rechazando años después. Más de 17.000 libaneses, en su mayoría civiles, murieron en la invasión del Líbano de 1982. Permitieron la masacre de casi dos millares de mujeres, niños y ancianos en Sabra y Chatila.
Un cadáver en Gaza.
Estoy leyendo 'El Canto del pueblo judío asesinado', de Itsjok Katzenelson, cuyo rastro se perdió en Auschwitz después de haber descrito con pasión y desolación el gueto de Varsovia. Tengo encima de la mesa 'Una vida conmocionada' de Etty Hillesum, que también fue exterminada en el mismo campo de concentración. Y me está esperando 'Una mujer en Birkenau', de Seweryna Szamaglewska, que sobrevivió, además de la poesía completa de Hemann Broch. Y busco tiempo para continuar 'Vida y Destino', la obra cumbre de Vasili Grossman.
La desolación y el absurdo de toda guerra penetran en la conciencia como un latigazo en cuanto comienza la visita a Belchite. Gervasio Sánchez denuncia hoy ese escenario del dolor que tenemos tan cerca, el de nuestra propia Guerra Civil, de la que no hemos hecho aún un informe de la Verdad.
Lo que más me impresiona de Goya es su compromiso ético. Lo tenía todo a su favor para haber vivido una vejez gloriosa, mostrándose pusilánime ante el poder de cada época, guardando pleitesía a los invasores franceses, a los monárquicos absolutistas o a los constitucionalistas de Riego.
De hecho, juró fidelidad a José Bonaparte en 1808 y éste le concedió la Orden Real de España en 1811, siguió pintando a Fernando VII a su vuelta del exilio y mantuvo buenas relaciones con la corte de Madrid hasta conseguir su jubilación como pintor de cámara dos años antes de su muerte. Lo hizo de puertas para afuera como si quisiera protegerse de cualquier atropello o persecución.
Israel bombardea Gaza. Luego Palestina volverá a atacar a Israel, y más tarde, Israel atacará Palestina. Y así, hasta que alguno perdone y no busque revancha, o hasta que no queden más +
'Tristes presentimientos de lo que ha de acontecer'.
Nadie, ni antes ni después, ha mostrado los horrores de la guerra con el escalofriante dramatismo de Francisco de Goya y Lucientes, ni se ha implicado con tanta lucidez en comprender la gran pasión del hombre por causar el daño y la muerte.
Desde muy joven me he paseado decenas de veces por 'Los desastres de la guerra' en mis visitas a Fuendetodos, la localidad natal del genio aragonés, o en las continuas exposiciones que han mostrado la serie de 82 grabados.
Llevo 25 años cubriendo conflictos armados, viendo las escenas más escabrosas, asistiendo a los capítulos más devastadores protagonizados por el supuesto ser superior del Reino de la Tierra. Alguna vez he realizado una fotografía decente que describe la esencia del mal, pero nunca, ni yo ni ninguno de mis compañeros, hemos conseguido retratar los horrores de la guerra con tanta fuerza visual como lo hizo Goya.
Incansable Gervasio, tu mensaje no cae en saco roto... +
Coincidiendo con el bicentenario de "Los Desastres de la Guerra" (1810-1815) de Francisco de Goya, el autor reflexiona sobre las guerras y los desastres actuales y sobre las consecuencias que sufren las víctimas, la única verdad incuestionable de una guerra. Gervasio Sánchez, fotógrafo y reportero, ha desarrollado su trabajo en los lugares más conflictivos del mundo. Premio Ortega y Gasset de periodismo en 2008, colabora habitualmente en Heraldo de Aragón.
Lluís Bassets habla de la figura mediática de la derecha
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El ministro de Negocios, Peter Mandelson, ha sido atacado por los ecologistas. Traducir »
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