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El universo violento de Michael Haneke se impone en Cannes

  • El director austriaco se alza con la Palma de Oro por 'Die Weisse Band'
  • El mejor director ha sido, contra pronóstico, el filipino Brillante Mendoza
  • Charlotte Gainsbourg y Christoph Waltz, mejores actores
  • España se ha tenido que conformar con el Mejor Sonido para la película de Coixet
Por LUIS PABLO BEAUREGARD (SOITU.ES)
Actualizado 24-05-2009 23:13 CET

CANNES.— Isabelle Huppert y el resto del jurado del festival de cine de Cannes han dado un golpe sobre la mesa para acallar los rumores sobre posibles favoritismos. La elección de la actriz francesa ha coincidido con buena parte del juicio de la crítica y se ha otorgado la Palma de Oro a 'Das Weisse Band', del austriaco Michael Haneke, una película brillante, difícil, que hay que masticar repetidamente para digerir, pero que sin duda ha formado parte del puñado de promesas que no decepcionaron en esta edición del certamen.

Se temía que la película de Haneke no fuera premiada por nepotismo. Huppert consiguió el premio a la mejor actriz en 2001 por 'La pianista'. "Sólo acepté el proyecto porque quería trabajar al precio que fuera con Haneke", dijo la actriz ocho años atrás en el mismo escenario en el que hoy ha entregado la Palma.

"Con mis películas siempre toco el tema de la violencia", dijo el cineasta el pasado miércoles durante la presentación de 'Das Weisse Band'. Quienes hayan visto 'Funny Games', una película que turba e inquieta al igual que 'La pianista', sabrán que este hombre de 67 años —con estudios de filosofía y psicología— no se anda con rodeos. La ambición de este proyecto es mayor y, paradójicamente, se logra con recursos narrativos más sencillos (rodada en blanco y negro, con voz en off).

Un profesor de escuela rememora los extraños hechos ocurridos en su pueblo, una villa protestante del norte de Alemania, en los prolegómenos de la Gran Guerra. La historia es una especie de fábula a la que repetidamente se ha referido como una reflexión sobre el origen del nazismo en la nación germana. "No es sólo eso", dijo Haneke, "todo ideal puede pervertirse en cuanto se vuelve absoluto. Es un problema que tiene que ver con todo el mundo, no sólo con Alemania", señaló.

La película se ha gestado durante más de una década en la mente de Haneke. Parte de ese tiempo bajo el título de 'La mano derecha de Dios', y se refería a la estricta educación de los niños de la aldea. "Estudian los ideales y los siguen al pie de la letra, por lo que se vuelven castigadores", explicó. De esta forma la obra del director cambia de espectro: ha pasado de la violencia individual a mirar los comportamientos colectivos. Y todo es contado sin aspavientos, sin gritos, en varias capas. Es quizá por eso que algunos críticos, estadounidenses sobre todo, la han calificado de perfecta pero fría.

Muchos litros de sangre se han desparramado a lo largo de los 20 largometrajes que formaban parte de la Sección Oficial. Es irónico que el premio codiciado por todos ellos también sea sobre la violencia, pero una que renuncia a mostrar ríos escarlatas. Haneke se ha impuesto con justicia a otros apellidos de la talla de Loach, Amodóvar, Resnais, Campion, Lee, Von Trier, Tarantino y Bellocchio en un festival de marcado acento a la mirada de autor. Pero en este caso el universo del austriaco fue de los pocos que llegaron con el listón alto y cumplieron con las expectativas.

¿Justicia? para Audiard

A la cabeza de las quinielas, junto a Haneke, se encontraba el francés Jacques Audiard con 'Un prophète', que ha sido galardonada con el Gran Premio. La historia de un chaval que intenta sobrevivir a su estancia en la cárcel y sale de ella con un máster en delincuencia es una de las mejores historias que nos han contado en Cannes. El único problema es que los segundos lugares están destinados al olvido.

El resto de la crítica se ha quedado patidifusa con premios como el de mejor director y mejor guión, otorgados respectivamente a 'Kinatay', del filipino Brillante Mendoza, y 'Spring Fever', del chino Lou Ye. Ambas cintas fueron repudiadas por la mayoría de la crítica y permanecieron en el sótano de las predicciones. No obstante, la gran representación de Asia, que contaba con cinco películas en la Sección Oficial, aseguraba que por lo menos un pellizco recaería en el lejano oriente.

El Premio Especial ha sido otorgado a Alain Resnais, cuya cinta 'Les herbes folles' fue estupendamente recibida por la prensa francesa. Esta corona puede interpretarse como un reconocimiento al director de 'Hiroshima mon Amour', que cumple 87 años la próxima semana. Además, los premios actorales han recaído en Charlotte Gainsbourg ('Anticristo') y Christoph Waltz, por su papel como el nazi refinado de 'Inglourious Basterds' (es de lo mejorcito de la peli pese a que sólo sale 30 minutos).

El Cannes más español no nos deja con las manos vacías. Aitor Berenguer ha sido premiado con el reconocimiento técnico por su trabajo como sonidista en 'Mapa de los sonidos de Tokio', de Isabel Coixet. Nadie lo puede discutir, es una verdadera obra maestra por sí mismo.

Toda la información sobre Cannes en soitu.es

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