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El último chiste malo de Lars Von Trier

  • La polémica 'Anticristo', de Lars Von Trier, ha sido recibida con risas e indignación
  • La crítica se ha lanzado a la yugular del director danés
  • Ken Loach, con una comedia sobre el futbolista Eric Cantona, muy aplaudido
Por LUIS PABLO BEAUREGARD (SOITU.ES)
Actualizado 18-05-2009 17:54 CET

CANNES.— Una pequeña avioneta recorre el azul cielo de Cannes. Tiene atada una pequeña manta negra, en la que apenas se distingue una pareja teniendo sexo. Es un anuncio de 'Anticristo', la nueva película de Lars von Trier (Palma de Oro en 2000 por 'Bailar en la oscuridad'), presentada hoy en la Croisette.

A principios del mes de abril, el actor danés Knud Romer ('Los idiotas', 1998) preguntó a Von Trier qué reacciones esperaba en Cannes. "La audiencia del festival es muy abierta. Además, ¿qué hay en la película? ¿sexo?", respondía el director. 'Anticristo' fue mostrada a la prensa anoche. Y la reacción es casi unánime. "Más que una película es una tortura a la audiencia. Al verla es como si te metieran un dedo en una herida", dice Joakim Thorkildsen, crítico de un periódico noruego.

Con sólo dos personajes 'Anticristo' retrata la enfermiza descomposición de la relación entre un psicólogo (Williem Dafoe) y su pareja (Charlotte Gainsbourg) tras la muerte de su hijo. La lentitud y calma iniciales se ven interrumpidas después de que la pareja se mude a una pequeña casa en medio del bosque. Es a partir de ahí que todo torna en una experiencia sádica que incluye mutilaciones femeninas, violencia gratuita y sexo explícito. La película es considerada una aproximación al terror, pero las risas de muchos de los periodistas no reflejaban mucho pavor, sino incredulidad. Von Trier ha tratado de hacer lo que lleva ensayando desde 'Epidemia' (1987). Según sus propias palabras "películas que afecten las emociones de la audiencia". Pero el tiro le ha salido por la culata.

"Siempre ha ido a causar dolor al espectador, pero esta vez no compensa porque no hay una buena historia ni tensión argumental. Lo único que sufre, por puro impacto, es la sensibilidad", dice el periodista español Mateo Sánchez que, como muchos aquí en Cannes, está poniendo a parir al director de 'Dogville'. David del Río, que trabaja para una agencia de noticias, fue uno de los varios asistentes que no pudieron reprimir risas. "Hay muchos excesos de histrionismo", dice.

Von Trier estaba triste y deprimido. Había tocado fondo y pensaba que nunca más volvería a hacer una película. Quizás la desesperación condujo al director a llevar al extremo sus habituales ganas de poner al público en una situación límite. Y se pasó de rosca. De hecho hasta un periodista le ha pedido que justifique la presencia de la película en el festival. Pero el danés no da explicaciones. Es soberbio y se defiende atacando: "No le debo a nadie una explicación. Yo trabajo para mí, ustedes son mis invitados".

Visualmente, la película es impecable. El trabajo es obra de una estupenda fotografía de Anthony Dod Mantle, que elabora el prólogo con una cámara especial que filma en una velocidad ultra lenta. La secuencia inicial, por ejemplo, es una sucesión de imágenes en blanco y negro acompañadas de una aria. "En lo visual tiene mucho talento, es casi una obra maestra", dice un crítico ruso de la revista Film Art de Moscú, que sin embargo considera "un último chiste malo" que Von Trier dedique la cinta al genio ruso Andrei Tarkovsky.

Amante de la provocación, y de la ironía, Von Trier subió un poco más el nivel de la confrontación al afirmar ser "el mejor director del mundo". Nadie supo si lo dijo medio en serio o medio en broma. "Puede que la película sea una catástrofe. No será la primera vez que sea tratado mal por la prensa. Me gusta", dijo. Parece que su depresión se ha esfumado. Su particular sentido del humor así lo sugiere.

Ken Loach y Cantona

Menos grandilocuente y excesivo se mostró el británico Ken Loach, que también ha presentado hoy en Sección Oficial 'Looking for Eric' —una comedia desengrasante a mayor gloria del ex futbolista francés del Manchester United Eric Cantona—, merecedora de una de las ovaciones más grandes de lo que llevamos de festival. El ganador de la Palma de Oro en 2006 por 'El viento que agita la cebada' ha desafiado la ortodoxia de la competición con una cinta divertida y no tan cargada de la gravedad habitual festivalera. Si las risas contaran para algo en la decisión del jurado, se merecería un pellizco en el palmarés.

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