TEHERÁN.- La mordaza que el régimen iraní ha impuesto a los medios de comunicación no ha impedido que nos lleguen imágenes de la revuelta verde. Los jóvenes han tomado el testigo de la prensa, alzando sus teléfonos móviles en las manifestaciones para fotografiar y grabar todo lo que sucede a su alrededor y convirtiéndose de la noche a la mañana en expertos informáticos para lograr conectarse a internet y poder contar al mundo los días convulsos que están viviendo.
En una campaña en la que la televisión pública ha ejercido de medio oficial del presidente Ahmadineyad, "las herramientas más importantes de información para los opositores durante estas elecciones han sido Facebook, Twitter y los mensajes sms", explica Anie, una joven de 28 años favorable al cambio. Probablemente por ello, desde el pasado viernes el servicio de mensajes en todo el país ha dejado de funcionar de manera misteriosa.
A los jóvenes iraníes no les ha quedado otra que buscar las 'trampas' que les iban poniendo las autoridades. Todo el tránsito de la red pasa por una central del gobierno que filtra las páginas no permitidas. "Pero hay soluciones", señala Alí, estudiante de informática. Los programas proxy están a la orden del día entre los internautas de Irán. Permiten conectarse a servidores de otros países, como Rusia o China, desde donde se puede acceder a sitios vetados por el gobierno de Teherán. Sin embargo, las autoridades, que van a la zaga de los jóvenes, chequean ya internet en busca de los 'proxy' y cuando los encuentran también los bloquean. Por ello, la vida útil de estas herramientas es de media un solo día.
Ante una nueva dificultad, nueva solución: los programas de navegación anónima. Éstos realizan la misma función que los proxy pero son más inteligentes, ya que directamente es el mismo programa el que busca servidores proxy no bloqueados. Pero también las páginas desde donde se descargan estos sistemas son censuradas, "lo que exige un gran trabajo en red", o lo que es lo mismo el mano a mano: "Uno lo baja y lo pasa a los demás", aclara Alí. Otro recurso para enterarse de conexiones libres es la televisión por satélite –tecnología prohibida también en Irán pero muy extendida–. Desde esta plataforma, canales como 'Voice of America' constantemente informan de qué servidores proxy se pueden utilizar a cada momento.
Llegado a este punto, Alí comenta una segunda dificultad para conectarse, otro elemento de censura indirecta. La velocidad máxima permitida para las conexiones de internet particulares no puede exceder los 256 kb/s. "Con estas velocidades se hace muy difícil y laborioso colgar videos y fotos en la web", explica añadiendo valor a los que en estos días de manifestaciones se han dedicado a usar la red. Más, teniendo en cuenta que esta semana el gobierno iraní ha reducido a la mitad la capacidad de la banda ancha para intentar evitar el envío de imágenes al exterior. Con el mismo fin pero un poco más rupestre, a la salida de las manifestaciones y protestas opositoras, estos días había 'basijs' —una milicia islámica progubernamental— a la caza y acecho de cámaras y documentalistas aficionados.
Otra consecuencia de esta baja velocidad es el hecho que en Irán haya muchos más blogs escritos que de imagen. Hay más de 65.000 bitácoras en el país, pese a que éste tampoco es un trabajo fácil. "Acostumbraba a bloguear, pero actualmente es más arriesgado", explica Alí. La amenaza es real. Sin ir más lejos, este miércoles los Guardianes de la Revolución han advertido en un comunicado a los blogueros iraníes que deben retirar de la red todo material que pueda "crear tensión" o afrontarán medidas legales. Pese a ello, Anie también apunta que las detenciones no son normales. "Sólo detienen a los líderes, no a la gente corriente. No importa tanto lo que escribes si no lo famoso que eres".
Los dos casos paradigmáticos de blogueros presos han sido Hossein Derakhshan y Omid Reza Mir-Sayafi. El primero, considerado el padre de la blogosfera persa, vivía en Canadá desde 2000 pero durante su último viaje a Teherán en noviembre pasado fue arrestado y acusado de colaborar con el espionaje israelí. Por su parte, Mir-Sayafi murió en marzo en extrañas circunstancias en la cárcel de Evin tras ser detenido acusado de insultar en su blog al líder de la revolución y al fundador de la República Islámica.
Ante la marcha de la prensa extranjera y con unos medios locales sometidos a fuertes presiones, deberá ser "la gente corriente" la que halle las grietas para dar a conocer al mundo la evolución de las movilizaciones. Y en ello, internet y la pericia de los jóvenes iraníes jugarán un papel clave.
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