Era cuestión de días que la tortilla se diese la vuelta. Los transportistas convocantes de la huelga ya no generan simpatía, como el lunes, sino todo lo contrario. La opinión pública empieza a estar en su contra. Los ganaderos tienen que tirar litros de leche; a los agricultores se les pudre la fruta sin que la recojan y, quien más y quien menos, sufre las consecuencias del desabastecimiento cuando va a la compra. A esto se suma, que muchos trabajadores se están quedando en la calle temporalmente.
Sólo cuatro días de huelga y prácticamente todos los españoles hemos sufrido sus efectos colaterales. Muchos han llegado tarde a trabajar por los atascos de los primeros días en las carreteras. Otros se han quedado sin gasolina en sus coches. Los camiones bloqueando la A-1 o la A-6 el mismo día que arrancaba la selectividad en Madrid pusieron de los nervios a más de un estudiante. Y en los mercados y tiendas han empezado a escasear muchos productos. A todo esto se une que los que hay, han subido de precio entre un 20% y un 30%.
En plena época de recolecta de fruta, el sector hortofrutícola es uno de los que más sufre las consecuencias del paro. Según la UPA (Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos) en los tres primeros días de huelga se han perdido 101,5 millones de euros. Algo que la FEPEX (Federación de Productores Exportadores de Frutas y Hortalizas) corrobora ya que en estas fechas se alcanza una facturación media de 35 millones de euros diarios.
En el valle del Jerte, donde este año la cosecha no ha sido precisamente buena; los cereceros han tenido que tirar unos 2.000 kilos de cerezas porque no han ido camiones a recogerlas y se estaba estropeando. Y en Cartagena, los agricultores han optado por aplazar la recogida del melón, una de las campañas más importantes de la comarca con unas diez mil hectáreas plantadas y seiscientas explotaciones, por no poder distribuirlo posteriormente.
Igual que los agricultores están los ganaderos. Las pérdidas que acumula este sector son de 45 millones de euros. No sólo porque han tenido que tirar litros y litros de leche fresca que los camiones cisterna no han ido a recoger, lo que les supone pérdidas de más de 5 millones de euros diarios; sino porque además durante varios días no han recibido pienso y las granjas se han tenido que enfrentar a la pérdida de animales. Así, por ejemplo, estos dos días han muerto millones de pollitos por ausencia de transporte de las plantas de reproducción a las de engorde, a lo que hay que unir que el cierre de los mataderos ha dejado sin sacrificar a casi dos millones de pollos diarios.
Pescados acumulados en las principales puertos pesqueros españoles es otra de las imágenes de las huelga. No hay pescado en los mercados mientras que se estropean en las lonjas. A pesar de la huelga de armadores -que ya ha llegado a su fin- el martes en el puerto de La Coruña, Alicante y Cádiz se acumulaban los productos del mar.
Otros que también lo han notado han sido los quiosqueros que han perdido muchas ventas esta semana. La acción de los piquetes ha impedido que en ciudades como Córdoba, Toledo, Cáceres o Badajoz no llegasen esta semana periódicos nacionales.
A las pérdidas económicas en el sector primario se ha unido las pérdidas en la industria. La falta de suministro a las empresas ha obligado a paralizar la producción. No producen, no generan... ¿para qué pagar a los empleados?
Desde el lunes por la tarde muchas fábricas que dependen de los suministros que llegan por transporte han tenido que dejar de trabajar y mandar a sus empleados a casa. Desde productoras de coches a las mismas fábricas de leche, como Puleva, que no han recibido la materia prima fresca. La solución a todas estas pérdidas ha sido que al menos 10 fábricas han pedido Expedientes de Regulación de Empleo temporal para sus empleados.
Un ejemplo ha sido la Seat de Martorell (Barcelona). En sólo cuatro días han dejado de ensamblar 3.700 vehículos por lo que hoy ha decidido mandar más de 8.000 empleados a sus casas. Lo mismo con Ford, que esta tarde retomó su producción, pero ayer anunció un ERE para 3.000 trabajadores.
Algo similar ha pasado en Campofrío, Nissan y Sharp. La situación afecta ya a más de 13.700 empleados, así que muy grande deberá ser la lupa que utilice el ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, para examinar cada uno de los casos que llegue a su ministerio.
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