El cine vive tiempos revueltos y una de las consecuencias más claras de está época dominada por el terror de la crisis ha sido el aumento de las cifras de la taquilla. Tanto en Estados Unidos como en España ven como las recaudaciones suben un 9-10% respecto al mismo periodo de hace un año y los éxitos se amontonan semana tras semana. Pero como en todo, hay una cara amarga. Los perdedores en este tiempo son las películas para adultos o cine con tramas de suspense, acción y conspiraciones político-terroristas. La caída de interés hacia estos filmes ha provocando que algunos estudios, como Universal, hayan decidido dar luz roja a proyectos de esta línea para centrarse en los que sí dejan dinero.
El año empezaba con grandes cifras de manera constante. Semana tras semana todo lo que se estrenaba terminaba siendo un éxito, pero el estreno de 'Watchmen' el pasado marzo fue como un jarro de agua fría en la cara de las majors. El primer gran blockbuster de la temporada, una cinta pensada tanto para las masas como para los seguidores de los superhéroes, fracasaba de forma estrepitosa en todo el mundo. En menos de un mes la cinta agonizaba en las carteleras con sólo 182 millones de dólares en las arcas de Warner y Paramount, productoras del evento. Los números eran rojos y ni de lejos se cumplieron las expectativas de este film.
El susto se volvió pánico en el momento que se estrenaron 'Duplicity' y 'La sombra del poder', ambas de Universal y con presupuestos de entre 60 y 80 millones, publicidad aparte. Ninguna de las dos películas obtuvo buenas cifras, apenas 75 millones en todo el mundo, pese a las buenas críticas, los rostros conocidos y el prestigio de quienes firmaban las historias. Otra vez los números eran rojos y el denominador común de todas: tono e historias pensadas para los mayores de 25 años.
El cine de prestigio nominado a los Óscar tampoco se salvaba. 'El lector', 'Mi nombre es Harvey Milk', 'La duda' y 'El desafío: Frost contra Nixon' presentaban cifras que ni tan siquiera cubrían los elevados costes de promoción de cara a las famosas estatuillas. Ninguna de ellas rebasaba los 40 millones y en sus recorridos apenas se notaba la influencia de las candidaturas. Lo tenían todo para triunfar, pero el público le dio la espalda.
En Hollywood empezó a rondar la idea de que este tipo de películas ya no interesaba al público porque ahora tenía demasiadas cosas en la cabeza para ver según que historias, y por ello demandaban cine de entretenimiento puro y duro —'Paul Blart: Poli de centro comercial', 'Madea goes to jail', 'Fast & furious'— y encima de forma desorbitada. El contraste fue el éxito de la película francesa 'Venganza', con Liam Neeson, que durante la temporada febrero-marzo arrasó con más de 140 millones. Fox estaba maravillada al ver como su película descendía semana tras semana menos de un 25%, pero parte del éxito se encontraba en la afluencia de espectadores de 15 a 20 años y señoras de más de 40, y en un montaje en el que se eliminaron algunas escenas fuertes. ¿Dónde estaban los hombres adultos? Nadie lo sabe, seguramente viendo el fútbol o en el bar de Moe, pero también dejándose seducir por comedias como 'Te quiero, tío' o ciencia-ficción al estilo 'Señales del futuro'.
La cinta de Ron Howard empezó su camino americano muy lejos de las cifras de 'El código Da Vinci', 48 millones en su primer fin de semana, versus los 78 de 'Da Vinci'. En este caso, Sony ha visto como 'Ángeles y demonios' recaudaba 350 millones de dólares en la taquilla internacional salvando así los muebles con mucha dignidad. Pero pese a ello la cinta ha recaudado 280 millones menos que su predecesora y ha costado 25 más. Era el segundo blockbuster que caía y también era una opción claramente adulta.
El resto del verano no ha arrojado muchas excepciones, y parece que los adultos que han optado por ir al cine lo han hecho con producciones ociosas como 'Star Trek', 'Up' o 'Resacón en Las Vegas', más que con títulos como 'Asalto al tren Pelham 1 2 3', 'The Soloist', 'Terminator: Salvation' o 'Bruno'. El principal problema de estos títulos está en los elevados costes que han tenido y lo poco que pueden hacer con las cifras obtenidas. Los 65 millones de 'Pelham' y 'Bruno' o los 125 de 'Terminator' son datos correctos, pero no darán beneficios. En este punto, Hollywood debería reflexionar sobre cuánto dinero debe invertir en producir cine y decidir si los elevados sueldos de sus actores están justificados. De momento, las empresas han optado por cerrar el grifo a este tipo de filmes, y esperar a tiempos mejores.
La conclusión es triste: el dinero manda. Como estas película no funcionan en el principal mercado —el americano—, las majors piensan que hacer títulos similares es tirar el dinero. La parte positiva es que aún existe una serie de compañías independientes, basadas en la coproducción europea y en la venta internacional, que nos seguirán mostrando excelentes filmes de suspense, intriga y algo de acción. Buena muestra de ello será 'Shutter Island', la nueva de Martin Scorsese que ya empieza a calentar motores. El porqué se encuentra en el buen funcionamiento de estas películas en los mercados europeos y asiáticos. Si no fuera por ellos, nos tocaría aguantar demasiados superhéroes, naves espaciales, niños magos o, aún peor, demasiadas Hannahs Montanas.
*Pau Brunet es editor y director de la web Boxoffice.es
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