Nada es igual desde que Lehman Brothers cayera hace un año. El chaparrón de la crisis se convirtió en diluvio universal y se fraguó en el horizonte un escenario similar al de los apocalipsis de Roland Emmerich o Michael Bay. Nadie mejor que Oliver Stone había indagado en los intríngulis de los grandes tiburones financieros, pero un tipo de drama y política como él ya no vale para retratar el panorama de declive que vivimos desde el pasado 15-S —aunque, entre hagiografía y hagiografía de líder político, presente 'Wall Street 2' el año que viene—. Necesitamos a un especialista en catástrofes naturales para ficcionar todo esto. ¿Qué os parece John Hillcoat, que acaba de consagrarse en Venecia con 'The Road'?
También en Venecia se pudo ver cómo el oportuno (-ista) y alborotador Michael Moore retrataba en 'Capitalism: A Love Story' al monstruo capitalista como al mismísimo demonio en lo que algunos llegaron a calificar como lecciones de economía para niños.
Pero el orondo documentalista no está solo en la recreación de la descomunal marejada que vivimos, pues la BBC ya está produciendo un telefilme que llevará por título 'The Last Days' (apocalíptico, ya lo decíamos) y dramatizará las decisiones que se tomaron en el derrocado banco de inversiones hace exactamente un año. Según los pronósticos lanzados por fuentes fiables de la industria del entretenimiento, no tendremos que esperar ni siquiera hasta el invierno para ver al entonces secretario del Tesoro estadounidense (Henry M. Paulson Jr.) encarnado por James Cromwell o al presidente ejecutivo de Lehman Bros. (Richard S. Fuld Jr.) con el rostro de Corey Johnson. Dirige el televisivo Michael Samuels.
De cualquier modo, al margen de lo que podremos sintonizar con nuestra parabólica en un futuro nada lejano, y a la espera de que Fernando León de Aranoa dé su particular visión de los acontecimientos en lo que podría titularse 'Los lunes al sol 2.0: Aún más descacharrado', desde este observatorio lanzamos una mirada a la realidad de la industria del cine, que ha revelado datos sorprendentes —aunque muy entendibles desde un punto de vista antropológico— durante este verano que ya muere. No negaremos que el sector se ha visto tocado como todos los demás, ni que muchas grandes, medias y pequeñas empresas están encontrando problemas para financiar sus películas y proyectos, pero nos ha llamado poderosamente la atención el dinero que sigue entrando a raudales en la taquilla. El cine como desconexión de la tragedia cotidiana.
El titular es que el verano de 2009 ha terminado siendo el más taquillero de la historia del cine en los Estados Unidos. Se han recaudado más de 4.350 millones de dólares, superando el anterior récord del pasado año por casi 200 millones, lo que supone un incremento del 5,1%. Desde principios de este curso, el público norteamericano ha mostrando un hambre voraz hacia casi todas las películas estrenadas. A diferencia de otros años, los fracasos se han contado con los dedos de las manos y en ningún caso han sido sorpresas.
La crisis parece haber dado opción de éxito a gran parte de los títulos familiares y comedias, especialmente por su tono light. La audiencia americana ha visto en el cine una alternativa de ocio más barata que los tradicionales viajes y eso ha sido motivado en gran parte porque al otro lado del charco el precio de la entrada es bastante más bajo que en España (3,75€ frente a los 5,8€ de aquí), un factor nada desdeñable, especialmente fuera de las grandes ciudades. En tales geografías, las películas suponen el gran ocio por excelencia y, ante la dificultad económica de poder hacer otras cosas, se viven como la válvula de escape más asequible e inmediata. Por ello, las propuestas satisfactorias (el terror, la comedia, las aventuras, la animación, romanticismo, etc.) han tenido muy buena respuesta.
La televisión ha sido otra de las grandes beneficiadas por la crisis (al menos en lo referente a audiencias). En EE.UU. se ha incrementado el tiempo de consumo televisivo por espectador, lo que ha tenido como consecuencia, entre otras cosas, que muchos programas veteranos hayan funcionado mejor que en anteriores ediciones ('Perdidos', 'Mujeres desesperadas', 'American Idol', 'True Blood' o 'Dancing With Star' —el ¡'Mira quién baila!' yanqui—) y que haya habido novatos con audiencias estimables ('Fringe'). También la suscripción a televisiones de pago ha crecido, lo que ha fortalecido a compañías como HBO o Comcast. Sin embargo, no todo es jauja: en el reverso tenebroso de la ecuación nos encontramos un marcado déficit de anunciantes, que han decidido reducir sus impactos un 14% desde el desplome de Lehman Brothers.
Destacable ha sido también el tema del DVD, pues en EE.UU. el consumo de cine en este soporte se ha disparado beneficiando mucho a compañías como NetFlix o RedBox, quienes han visto subidas de más del 30% en alquileres y subscripciones. Estos videoclubs online funcionan de forma física, de tal modo que el cliente pide una película que le llega por correo y luego la devuelve del mismo modo.
Las ventas han sido también positivas, y distribuidoras como Lionsgate, han visto cómo sus fracasos en cine —'Crank 2', 'Transporter 3' o 'Punisher: War Zone'— presentaban cifras excelentes en el DVD, caso similar al que ha visto Sony con 'Underworld 3'. La clave apuntada por estas compañías ha sido el esfuerzo y ruido del lanzamiento en cine, que les ha dado mucha publicidad residual para llegar a la explotación del DVD con garantías, donde han encontrado el beneficio. También los lanzamientos directos a DVD han sido muy importantes en lo que llevamos de año, tanto para el producto infantil como el adulto, especialmente el de género.
A diferencia del pasado año, durante el verano se han estrenado más películas y de menor coste que en 2008. Por los 39 estrenos mayores del anterior ejercicio, éste ha habido 43, con un coste medio de 6 millones de dólares menos (70 por 76). Con la excepción de Universal, el resto de estudios han contado con entre dos y tres películas que han funcionado muy por encima de lo esperado. La más taquillera ha sido 'Transformers 2: La venganza de los caídos', con 400 millones de dólares en el mercado americano y otros 440 millones en el resto del mundo. Costó 200 millones, además de otros 110-120 empleados en promoción, pero Dreamworks y Paramount han rentabilizado la jugada de lejos.
Las franquicias —y esto no es una sorpresa— han sido verdaderas minas de oro, desde 'Lobezno' y 'Star Trek', spin-off y reboot de largas sagas respectivamente, hasta 'Harry Potter 6' o 'Ice Age 3'. Éstas, además, han mostrado un gran éxito en su explotación internacional, donde los dinosaurios de Fox han sido reyes absolutos con más de 630 millones a escala mundial.
Así pues, el acumulado total del 2009 es ya de un 8,1% por encima de hace un año —más de 570 millones más— y la venta de tickets ha mostrado un crecimiento del 4% —29 millones de entradas—.
En España, que en esto de la crisis parece ir al revés que todo el mundo —ayer mismo supimos que nuestra economía será la única entre las grandes potencias europeas que seguirá en recesión al final del año— la cosa no ha ido igual de bien. Las cifras de agosto han sido bastante escasas, con sólo 62 millones recaudados, un 15% menos que el pasado año. De esta cifra, más de 25 millones han ido a parar a 'Up' y 'Ice Age 3', y el resto se ha repartido entre 'Enemigos públicos' y 'Resacón en Las Vegas', las únicas cintas que podrían calificarse de éxitos. (Nótese que son dos cintas animadas y una comedia de cuatro, puro entretenimiento). Lo demás, lo cierto es que no ha funcionado como se esperaba, con muy malos datos para el cine pequeño o de minorías.
Es extraño, pues no parecía que la cosa fuera a acabar de esta manera si tenemos en cuenta que durante el primer semestre se vivieron aquí comportamientos muy similares a los acaecidos en EE.UU., con cifras mucho más espectaculares que en años anteriores y con la singularidad de cómo ha funcionado el cine adulto. Mientras que en Norteamérica se dio la espalda a títulos como 'La sombra del poder', 'Asalto al tren Pelham 123' o a títulos más antiguos como 'Siete almas' o 'El curioso caso de Benjamin Button', en España estas cintas dieron muy buenos ingresos hasta abril.
En muchos casos el cine adulto no ha arrasado en su semana de estreno (menos en el caso de 'Siete almas', que sí lo hizo, y mucho), pero, en cambio, ha presentado descensos muy discretos, basándose siempre en el poder del boca-oído. En nuestro país, al tener las entradas un precio más elevado que en Estados Unidos, la necesidad de muchos espectadores de estar seguros de lo que van a ver es muy acusada. El valor de una recomendación de alguien cercano y en el que se confía vale oro en estos tiempos de "apretarse el cinturón".
El verano ha roto la buena trayectoria prevista, y es más que probable que se deba, más que a nada, a la falta de gran producto. A diferencia de en EE.UU., en España el cine estilo 'Transformers' o 'G.I. Joe' no funciona y esto ha pasado factura a una cartelera carente de grandes propuestas más allá de 'Up'.
Ahora llega el otoño y con él los filmes menores en la cartelera americana. Esta época del año suele ser discreta, y las cifras se alejan mucho de las vistas durante el verano, pero el mencionado apetito cinematográfico debería alumbrar mejores datos que los de años anteriores. Además, las distribuidoras están empezando a mover productos de prestigio confiando en que la falta de grandes blockbusters deje algo de camino libre.
En España, y Europa en general, el otoño y el invierno son las dos épocas más fuertes y taquilleras del año. Será por eso del frío, pero también porque es cuando el calendario de estrenos se aprieta más con muchos y grandes estrenos —'Ágora', 'Malditos Bastardos', '[REC]2'—.
Veremos qué pasa, pero eso ya lo reportaremos el próximo 15-S.
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