VENECIA.— Oliver Stone le ha cogido gustillo a los líderes controvertidos de la escena política mundial. De hecho, parece haberse sacado un abono: en 2003 rodó 'Comandante', una indulgente entrevista mantenida con Fidel Castro; en 2004 se sacó de la manga 'Looking for Fidel', que matizó algunos de los temas tratados en el primer acercamiento; ahora está preparando un documental sobre Ahmadineyad y, según anunció esta mañana a la prensa, ya están en marcha los trámites para encontrar al presidente iraní.
Mientras tanto, se presenta en Venecia con 'South of the Border', amplio (y clementísimo) retrato de Hugo Chávez. La película-entrevista vuelve al lugar del crimen y hurga en los asuntos de aquel jardín trasero que Estados Unidos habría gestionado a su antojo política y económicamente durante décadas. El gran imputado del último Stone es el FMI y así el presidente venezolano queda retratado como gran héroe. "Un líder fuerte, querido, que mueve y apasiona a la gran parte de su pueblo y sabe que Sudamérica tiene que levantarse con una sola voz contra las injerencias del vecino del Norte", ha comentado el director de 'Platoon'.
¿Y las protestas en su contra? "Son pocos individuos los que se manifiestan. De todos modos, es normal que en democracia exista la oposición. Por otro lado, Chávez sigue ganando elecciones y tiene 12 comicios a sus espaldas". Cuestión zanjada. ¿El cierre sistemático de medios de comunicación críticos con su política? Mutis por el foro. Ni un segundo de los 75 minutos de 'South of the Border' es empleado para documentar estos efectos colaterales del "gran fenómeno chavista". No está allí por lo que parece el meollo de la cuestión para Stone: "Lo que importa es que el Presidente haya mejorado las condiciones de vida de los venezolanos".
Con estas premisas y vista su preferencia para jefes de Estado que interpretan de manera original el concepto de libertad de expresión y que, sin embargo, siguen en el poder (más o menos queridos), es natural preguntarle por Silvio Berlusconi, que ostenta su tercer mandato en el país anfitrión. El director no se moja y pasa la pelota caliente a su fiel colaborador y co-guionista, Tariq Ali. "No podemos hacer un documental sobre todos los jefes de estado del mundo. Pero una cosa la voy a decir. Berlusconi es dueño de gran parte de los canales de información del país, un hecho que en Venezuela sería impensable".
La adoración del estadounidense hacia Chávez es palpable. Tanto que lo ha invitado cual huésped de honor al estreno de la película y parece ser que su amigo sudamericano ha aceptado. Todo un milagro nunca visto por aquí: un jefe de Estado que llega como si fuera un actor, estrella y protagonista de una cinta. Y sin pasar por Roma, por supuesto. Ninguna cumbre oficial está en el programa. El presidente sudamericano no debe de ser una presencia muy grata en las salas del poder italiano.
Recibido en la alfombra roja entre gritos de "¡Presidente, Presidente!", el venezolano —que ha preferido desplazarse hasta el Lido en helicóptero antes que en el acostumbrado vaporetto debido a que padece de mareos—, se ha mostrado obsequioso con la concurrencia y ha tenido también palabras amables para el director: "Oliver Stone es un gran trabajador y un gran narrador de historias verdaderas. Tengo Italia en el corazón. ¡Viva italia!". Cincuenta guardaespaldas han velado por su seguridad y sin percances ha asistido al pase de su película sobre las 17:30 horas.
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