Secciones bajar

La batalla de Patxi López contra ETA, a través de sus símbolos

  • El cambio más evidente se encuentra en el endurecimiento del lenguaje del 'lehendakari'
  • La televisión autonómica vasca y la página del Gobierno lucieron sendos crespones negros
Por ÁLVARO LLORCA (SOITU.ES)
Actualizado 21-06-2009 18:16 CET

Desde la ceremonia misma de investidura, Patxi López demostró que para él iba a ser muy importante la simbología. Así, en su acto de proclamación como 'lehendakari' decidió eliminar las referencias religiosas y abandonar el imaginario nacionalista. Sin embargo, al fin y al cabo, tan sólo se trataba de una puesta en escena y muchos se preguntaban qué pasaría cuando el primer presidente de Gobierno vasco no nacionalista tuviera que enfrentarse al complicado día a día de la política. Y, sobre todo, qué pasaría cuando ETA pusiera al primer muerto sobre la mesa.

Ahora, tras el asesinato de Eduardo Puelles, Patxi López ha redoblado su apuesta por la batalla policial y la deslegitimación social de los terroristas. Y como instrumento ha vuelto a echar mano de un potente arsenal simbólico, sobre todo a sabiendas de que en el País Vasco cada actitud, cada gesto y cada palabra cobran un dimensión diferente y son auscultados con especial vigor.

El tono del discurso

Quizás el cambio más evidente con respecto a sus predecesores se encuentra en el endurecimiento del lenguaje. Y es que Patxi López ha elevado el tono de la condena al terrorismo etarra adoptando un tono sin ambages, directo y combativo. "No vamos a dar ni un minuto de respiro a los violentos. Ellos nos han enseñado el camino del dolor, nosotros les vamos a enseñar el camino de la cárcel", dijo en su primera comparecencia tras el asesinato de Eduardo Puelles.

El sábado López volvió a emplear el mismo tono en su discurso en Bilbao ante miles de ciudadanos y en presencia de la mujer y los hijos de la última víctima de ETA: "Estamos dispuestos a derrotar al terrorismo (...) No les vamos a ceder ni un solo milímetro".

Tras su parlamento, el propio 'lehendakari' nos regaló las ocho cuartillas de su discurso, y éste se encontraba plagado de anotaciones manuscritas. Precisamente, en esas notas al pie es donde se percibe cuál es el mensaje sobre el que Patxi López quiere llamar la atención (se puede ver al final de esta noticia).

La sociedad entera

El dirigente ha querido integrar en la lucha contra el terrorismo a todos los estamentos de la sociedad vasca. "Que todas las víctimas del terrorismo, los políticos amenazados, los jueces amenazados, los empresarios amenazados, los periodistas amenazados, los profesores amenazados... son de los nuestros, porque somos nosotros", dijo en su discurso del sábado.

Precisamente, ese énfasis en el término "nosotros" (se repite hasta la saciedad en las primeras páginas del discurso) es otra de las características del tono que ha adoptado Patxi López, estableciendo así una clara división, sin matices, entre quienes están del lado de la violencia y de quienes están del lado de la democracia. Por eso ha calificado a Eduardo Puelles como "uno de los nuestros". Por eso en su discurso ante miles de bilbaínos dijo: "Nosotros, los que queremos vivir en Paz y en Libertad. Nosotros, los que queremos una Euskadi sin ETA y sin violencia". Se acabaron las distinciones entre nacionalistas y no nacionalistas.

Con las fuerzas de seguridad

Otro de los puntos que más ha cuidado Patxi López es el de ofrecer un respaldo sin titubeos a las fuerzas de seguridad, a quienes el 'lehendakari' está dispuesto a dar "los medios que necesiten para luchar contra ETA". Además, ha querido zanjar cualquier atisbo de fisuras al ensalzar y meter en el mismo saco las actividades de la Ertzaintza, de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, cerrando la puerta al argumento de una posible relajación de la policía autonómica en la lucha antiterrorista o las acusaciones de "servilismo histórico" a los intereses del PNV. La mejor prueba de esta disposición es el compromiso asumido por Rodolfo Ares, consejero vasco del Interior, de crear una división especializada en la lucha antiterrorista dentro mismo de la Ertzaintza.

Y en el terreno de los gestos esta voluntad se vio refrendada el sábado. Y es que miembros de los tres cuerpos, Policía Nacional, Guardia Civil y policía autonómica, cargaron juntos durante su funeral con el ataúd de Eduardo Puelles, que además era miembro de la Policía Nacional y uno de sus hermanos es ertzaina.

Crespones negros

Pero aún hubo otros símbolos, pequeños aunque de hondo calado, que apuntan a este giro. Por ejemplo, la cobertura especial de la televisión autonómica vasca, que por primera vez retransmitió en directo una manifestación en repulsa de un atentado etarra. Esto, que quizás no debería ser noticia, lo es en el País Vasco. Además, durante el programa, que duró una hora y media y se emitió en la ETB 2, se podía ver en la esquina superior derecha un crespón negro como homenaje a la víctima. Es un hecho que se produce escasos días después del nombramiento del periodista Alberto Surio como nuevo director general de EITB.

Esos crespones negros florecieron en la jornada de ayer en algunos lugares hasta ahora insospechados. La propia página web del Gobierno vasco ha colocado durante todo el fin de semana un lazo negro en su cabecera, donde también había hueco para un mensaje taxativo: "ETA NO".

Otra señal de duelo sin precedentes en Euskadi es la imagen de las tres banderas oficiales —vasca, española y europea— ondeando a media asta frente al Parlamento vasco. La anterior mesa de la Cámara cumplió con una sentencia del Tribunal Supremo y colocó finalmente las insignias por primera vez en democracia en la institución. El viernes, la Junta de Portavoces acordó, como viene siendo habitual en muchas otras instituciones y ayuntamientos bajar las banderas.

La calle, para los vascos

Este catálogo de símbolos no concluye aquí. Y es que el sábado se produjo otro gesto que sirve para ilustrar la declarada determinación del nuevo 'lehendakari' de devolver la calle a todos los vascos como espacio social en el que expresarse con libertad. Un espacio social que muchas veces se encontraba determinado por la turbadora imaginería de la izquierda 'abertzale' radical. Nos referimos a la escena que se vivió en la concentración contra el atentado celebrada en Arrigorriaga, la localidad en la que se produjo el asesinato y en la que vivía Eduardo Puelles, durante la que tres ertzainas retiraron un cartel de apoyo a un preso etarra.

En ese afán por la recuperación del espacio público se inscribe también la medida ordenada por la Fiscalía de la Audiencia Nacional de retirar los carteles de presos etarras que colgaban de un muro en la localidad de Mondragón, donde hace poco más de un año murió asesinado el ex concejal socialista Isaías Carrasco. Pero esto es sólo un ejemplo, ya que Rodolfo Ares ha emprendido con determinación una campaña contra los símbolos terroristas que ha desembocado incluso en la retirada de fotos de presos y carteles proetarras del interior de las herriko tabernas, los mismísimos santuarios de la izquierda 'abertzale' radical.

La organización terrorista ETA, como "religión política", también posee un sistema de "ritos y creencias" y se ha apoderado de una serie de términos y de tradiciones nacionalistas, como reconoce Jesús Casquete, profesor de la UPV y autor de 'En el nombre de Euskal Herria'. Sin embargo, otra novedad que acaba de germinar en la sociedad es la intención de disputar a los etarras la propiedad de algunos términos, como aparece en las declaraciones de Josu Puelles, el hermano ertzaina del policía asesinado, quien definió a su hermano como un héroe y no como una víctima. Además, calificó a Eduardo Puelles como un 'gudari' (soldado), un término del que se había apropiado el entorno etarra, muestra de una nueva batalla en el terreno de las imágenes.

La política simbólica

Hay quien acusa a Patxi López de ser un hombre sin una excesiva formación intelectual y de pertenecer a una estirpe joven de políticos profesionales, con dificultades para entender y valorar las situaciones complejas más allá del marco que ofrecen los partidos políticos y su refriega diaria. Sin embargo, quizás este hecho, en un tiempo en que la política bebe tanto de los símbolos, le haya permitido dar visibilidad a su proyecto a través del hábil manejo de una serie de gestos y detalles que no han pasado desapercibidos ante nadie.

Y puestos a buscar símbolos, la familia Puelles, en la que convivían un ertzaina y Policia Nacional, tal vez se acabe convirtiendo con el tiempo en la imagen de esa nueva unidad de acción en las fuerzas de seguridad y en la lucha antiterrorista que reclamaba Patxi López.

Para saber más...

Di lo que quieras

Aceptar

Si quieres firmar tus comentarios puedes iniciar sesión »

En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.

Di lo que quieras

Lo sentimos, no puedes comentar esta noticia si no eres un usuario registrado y has iniciado sesión.
Si ya lo estás registrado puedes iniciar sesión ahora.

Volver a actualidad Volver a portada
subir Subir al principio de la página