La Universidad sigue levantada contra Bolonia, el plan de la Unión Europea para que los países se adecuen al llamado Espacio Europeo de Educación Superior. Tras un verano de cierta calma, los alumnos de algunas de las principales universidades del país han vuelto a desenterrar el hacha de guerra para enfrentarse a una reforma universitaria con una fuerte campaña contra lo que consideran una "mercantilización" de la educación superior.
Ya la semana pasada miles de personas se manifestaron en más de 50 ciudades de toda España para decir "no" al modelo común europeo. Como el año pasado, los estudiantes han adoptado como fórmula de oposición los encierros en los centros universitarios. Barcelona lleva la delantera en las protestas. También el pasado jueves hubo palos en la segunda gran manifestación contra el plan educativo. Además, esta mañana alrededor de 150 estudiantes han ocupado la Facultad de Letras de la Universidad Autónoma (UAB), más espaciosa que la de Ciencias políticas en la que se encontraban encerrados hasta ahora.
También en Valencia, una de las ciudades donde la comunidad universitaria se está mostrando más beligerante, se han multiplicado los encierros. Allí, los estudiantes han denunciado que, aprovechando su ausencia durante el fin de semana, el rectorado ha retirado todas sus pertenencias y ha tirado a la basura todas las pancartas y carteles informativos.
Esta misma noche, en Madrid, comienza también otro encierro indefinido en la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense. A éste se suman otro que durará toda la semana en la facultad de Medicina y los que todos los martes y los jueves se llevan a cabo en las facultades de Filosofía y Bellas Artes respectivamente. Para mañana está prevista una reunión entre las distintas organizaciones de cada facultad para organizar nuevas movilizaciones en un otoño que promete venir caliente.
El objetivo de estos encierros sigue siendo la mismo que el curso pasado: imitar las llamadas huelgas 'a la japonesa' donde los trabajadores se dedican a sobreproducir y a dedicar mayor tiempo y esfuerzo a su tarea diaria. Esto, en la práctica, se traduce en la constitución de grupos de trabajo compuestos por alumnos que estudian minuciosamente las implicaciones de la implantación de Bolonia y elaboran argumentarios de protesta.
Una de las principales reclamaciones de los estudiantes, al margen de las consecuencias que tendrá Bolonia en la universidad española, es que no ha existido un debate abierto y público sobre la implantación del nuevo modelo universitario. Aunque el propio presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades de España (CRUE), Ángel Gabilondo, acudió personalmente el pasado curso a discutir con alumnos y profesores sobre Bolonia, este tipo de encuentros no se han traducido en ninguna propuesta real de cambio del proyecto educativo, que debería estar totalmente implantado en 2010.
Pero, ¿por qué existe tanta oposición a Bolonia? Básicamente, gran parte de la comunidad universitaria (el rechazo también ha sido muy fuerte entre amplios sectores del profesorado) cree que supone una mercantilización de la educación universitaria. Aquí puedes leer más acerca de los puntos que más controversia han suscitado, pero hacemos un breve repaso a continuación.
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