GUATEMALA.- En el Centro de Recuperación Nutricional de Jocotán, su responsable, el Doctor Luís Antonio Velarde, busca respuestas a los problemas del hambre en Guatemala analizando la situación del departamento de Chiquimula, al noreste del país, que junto a Jalapa, Santa Rosa, Jutiapa, Alta Verapaz, Zacapa y El Progreso, forma el corredor seco. La falta de agua y la crisis financiera internacional ha hecho que la economía de subsistencia de estas regiones se haya visto fuertemente afectada.
La muerte de más de 20 niños hizo saltar las alarmas en el Gobierno de Álvaro Colom. El programa 'Bolsa Solidaria', coordinado por la primera dama guatemalteca, Sandra Torres, y el proyecto 'Mi Familia Progresa', que atiende mensualmente diferentes poblaciones entregando dinero a las familias a condición de que cuiden a sus hijos y sigan los programas de salud, corren serio riesgo de quedarse sin fondos. "Aprovéchenlo, puede que el próximo mes no tengamos", grita una de las enfermeras de Velarde en una escuela que sirve de consultorio improvisado para seguir la evolución de los niños, además de realizar campañas de vacunación e información.
"El primero de los problemas es cultural", reconoce el médico. Son familias que viven bastante aisladas, tienen miedo a lo que venga de fuera y el desconocimiento les hace desconfiar. En algunos casos esconden a los niños o se niegan a llevarlos a los centros de salud o a la revisión mensual. En otros, "como tienen que quedarse con sus hijos en el Centro (de Recuperación Nutricional) pero tienen más en la casa y no quieren dejarlos solos, prefieren volver a la aldea con el niño enfermo".
Pero la situación no es nueva, ya en el año 2000 ocurrió algo parecido cuando el huracán Mitch arrasó los cultivos dos años antes. Después, una fuerte sequía unida a la caída de los precios del café vino a hundir más la débil economía de estas regiones, explica el médico. De hecho, siguiendo los datos recogidos por el Centro de Recuperación Nutricional de Jocotán, en otras ocasiones se han contabilizado más casos que éste. Por ejemplo, en 2004 fueron 232 las personas atendidas hasta el mes de septiembre en este centro, frente a los 127 registrados en las mismas fechas de este año. "Aquella vez un grupo de médicos cubanos se metió en las aldeas. Fue sacando a los que presentaban problemas y trayéndolos al centro", comenta Juan Manuel Mejía, doctor encargado de atender a los residentes.
"Si ya han pesado a su hijo, por favor, pase a recoger el Vitacereal", recomienda a una madre una enfermera del programa 'Mi familia progresa' , mientras las mujeres de la aldea se van congregando en la escuela esperando su turno para ser atendidas. "Y no lo comparta con sus hermanos. Esto es para él", advierte al tiempo que le entrega un par de bolsas del compuesto de maíz enriquecido con vitaminas que algunas madres acuden a recoger rigurosamente una vez al mes. Pero todo es a cambio de velar por la salud de los pequeños. Si su salud empeora, el castigo podría acabar con la retirada de la ayuda.
"No podemos enseñar las bolsas porque cuando llegamos a casa las quemamos", dice un matrimonio en su casa un rato después de haber recibido la ayuda, sin acertar a decir si almacenan el contenido en algún sitio o lo desprecian. "¿Viene usted a comprobar qué hacemos con las ayudas?", preguntan con desconfianza en la cocina donde un pollo picotea maíz de un barreño. En algunos casos los animales de la casa pueden ser los destinatarios del polvo compuesto por maíz y soya. En otros, se vende a un vecino que esté dispuesto a aprovecharlo.
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