Un año de hundimiento en los medios

MADRID.-  Vuelven a verse en los telediarios y en los periódicos las imágenes de los ejecutivos de Lehman Brothers saliendo de sus despachos con las cajas de los detritus del peor capitalismo. Una ojeada a la crisis en los medios muestra la aceleración de tendencias anunciadas antes de la llegada del "hundimiento". Pero también lo poco que se ha avanzado en una reinvención necesaria, con la excepción de los despidos de periodistas y la caída de algunas cabeceras.

Hace un año la codicia desplomaba Lehman Brothers y en España los medios llevaban varios meses sufriendo una crisis que había comenzado en el último semestre de 2007 después de años de bonanza.

Mediapro se afanaba por encontrar plataformas para sus disputados derechos del fútbol televisado como ahora lo hace por conseguir descodificadores para su canal Gol TV en la TDT de pago. El Gobierno ya sabía que acabaría aprobando la TDT de pago. Pero esperó hasta este verano.

Un año a cara de perro entre Mediapro y Prisa para acabar la guerra del fútbol con derrota del primer grupo español de medios. La compañía dirigida por Juan Luis Cebrián es una de las principales víctimas de una crisis anterior que se ha cebado con algunos grupos por las cargas de una deuda contraída con ilusiones de expansión.

El enojo de la empresa editora de El País ha llevado a otro de los grandes perjudicados por la crisis, The New York Times, a sorprenderse de sus desavenencias con un ejecutivo socialista. Digital Plus continúa en una venta retrasada por el acelerón del "encendido digital", como gusta de decir el presidente Zapatero, y las nuevas TDT gratuitas amplían las horas de tertulias y las ganancias de los tertulianos, prácticamente el único trabajo periodístico que se ha salvado de una enorme reducción de plantillas, con despidos en muchas redacciones, de los grandes diarios a los gratuitos, en televisiones y radios, y en prácticamente la mayoría de los medios locales.

El beneficio de los medios sigue cayendo hasta dejar a muchos en pérdidas. La inversión publicitaria no se recupera y ni siquiera la publicidad en internet se considera ya una salvación. La difusión de los diarios de pago baja y los brotes verdes en los ingresos por difusión sólo se ven con el aumento del precio de los diarios.

Las televisiones viven el despliegue de la nueva TDT, los beneficios de las grandes cadenas siguen cayendo y todos esperan hacerse con una parte del pastel publicitario de TVE, que ya no contrata más publicidad y empezará 2010 sin anuncios.

Cuando los ejecutivos de Lehman huían con sus cajas de basura financiera los diarios se rebelaban contra Google y su control del mercado publicitario en internet. Ahora exploran modelos de negocio de pago con una nueva visualización de la información. Se anuncia el fin de la gratuidad en internet, impulsada por los anuncios del todopoderoso Rupert Murdoch, dueño de News Corporation, pero la mayoría de los editores no se atreven todavía a dar ese paso. Una tentación cíclica, según lo que ya puede llamarse la ley del pago por contenidos: "El número de iniciativas para implantar contenidos de pago en medios digitales es inversamente proporcional a la evolución del PIB en los países occidentales".

Tampoco han sido muchos los convencidos de una conversión digital como la del periódico The Christian Science Monitor. Ni tampoco han aparecido nuevos modelos de referencia como Politico a pesar de la insistencia en el valor de los contenidos de calidad.

¿Y la Bolsa? Todos los grupos de comunicación pagaron la crisis en 2008 con un hundimiento de sus cotizaciones hasta un precio tan bajo que este año el rebote ha permitido recuperar algo. Pero los informes de los analistas siguen desaconsejando la inversión en medios. En España, pocos están en venta, un proceso abierto en países como Estados Unidos o Gran Bretaña con una especial maldición para los medios locales.

Las ayudas reclamadas por los diarios sólo han llegado por ahora en Francia. En España los editores no han conseguido hacer estatales las subvenciones otorgadas por muchas autonomías.

Un año de males repetidos y muchos cambios. La credibilidad está por los suelos, pero los medios confían —sueñan, al menos— en el efecto revitalizador de un iTunes de los diarios capaz de hacer posible el cobro por contenidos en internet. Justo ahora que Apple intenta reinventar el LP para que no decaiga el efecto iPod.

Sin embargo, la prensa y los medios no se han reinventado. Más alerta parecen las televisiones, apoyadas en el atractivo del entretenimiento, el poder del directo y la participación para convertirse en auténticos medios multiplataforma y sociales el año en el que el fútbol volvió a ser de pago. Y la pasión de los aficionados da la razón a la tendencia en las audiencias: sube internet y los digitales y bajan los medios convencionales.

El negocio, por ahora, sigue maltrecho.