Sebastián promete la TDT de pago

MADRID.-  Después del móvil, la TDT. Las prioridades del ministro de Industria, Miguel Sebastián, están claras. Móviles y televisión son la receta de la convergencia digital del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. No andan descaminados, son los dos medios y plataformas más valorados por la mayoría de los ciudadanos, el pan y circo de la sociedad multimedia. La TDT de pago vendrá por consenso en 2009, dice el ministro. Bastante a tiempo para el cambio de manos de los derechos del fútbol televisado.

Jaume Roures, presidente de Mediapro, estará contento, aunque tenga que esperar algo más de lo que quisiera. Su guerra del fútbol por los derechos televisivos con Prisa está ganada. La oposición del grupo de El País pierde cada día más apoyos en el Ejecutivo. Acuérdense de la vicepresidenta De la Vega negando la nueva televisión de pago.

Y además la Comisión Nacional de la Competencia ha respaldado hoy a Mediapro al aceptar su capacidad para contratar directamente con los clubes de fútbol en contra de lo defendido por Audiovisual Sport, la antigua titular de los derechos controlada por Prisa.

Digital Plus está sentenciada y el resto de las cadenas acabarán saludando a la TDT de pago, hoy no contemplada en la ley, porque les ofrece una alternativa para sostener el negocio de la televisión cuando asistimos a la "quiebra del sistema televisivo", como la ha definido Alejandro Echeverría, presidente de Uteca, la patronal de las televisiones comerciales.

Las cadenas privadas se quejan de que el Gobierno les obligue una cobertura del 95% de la población. Calculan un gasto de 25 millones de euros por cadena para lograrlo y se quejan de que ese dinero penaliza la inversión en contenidos. Y contenidos son lo que se necesita. En la actualidad la TDT llega al 89% de la población, pero su cuota de pantalla es sólo del 16%, según los últimos datos.

Las televisiones privadas llevan años pidiendo al Gobierno y a las autonomías una fuerte reducción de la publicidad en las televisiones públicas. Pero ningún político va a renunciar al telestado autonómico del bienestar, creado año tras año hasta llegar a este paraíso de televisión pública estatal y 13 autonómicas (todas con sus versiones digitales y algunas con varios canales), al que se suman las comarcales y municipales que en su día se prometieron como una mejora de la teledemocracia al llamarlas "televisión de proximidad" (proximidad a los políticos, se entiende).

Telestado del bienestar

En total, 2.500 millones de euros de deuda de las televisiones autonómicas más otros 8.000 millones de la deuda histórica de RTVE y lo que pierden cada día. Unos 2.200 millones de euros son necesarios al año para mantener el telestado del bienestar. A tocateja, contribuyente.

Pero el telestado, como la Constitución, no hay quien lo revise. Así que la promesa del Gobierno es más televisión. Ampliar la videocracia ofreciéndole al teleciudadano más canales, más opciones, aunque sean de pago. Porque nadie cree que el negocio de la tele aguante sólo con publicidad cuando el "encendido digital", como gusta llamar Zapatero al apagón analógico, permita disfrutar de un centenar de canales en las grandes ciudades.

El mercado se fracciona y las audiencias se dividen. A la TDT se sumará mayor oferta por cable y por internet, además de en los móviles. Por eso Uteca le ha pedido también al Gobierno que les permita llevar la TDT al móvil para rentabilizar contenidos y programación.

La televisión de pago es el 35% del negocio total en España. Y Digital Plus controla el 77% de ese negocio. Una tarta que el Gobierno está dispuesto a repartir. Más pluralidad, más canales, más competencia. Otra solución política que acaba con un monopolio de varios años conseguido a fuerza de política y presión mediática.