Las desgracias se le acumulan a México. En su particular versión de 'Los cuatro jinetes del apocalipsis' la epidemia de la nueva gripe —antes conocida como gripe porcina —ha aterrizado en el país provocando una verdadera psicosis en Ciudad de México y en buena parte de los estados más afectados por el virus. Aparte del contador de víctimas, que en los últimos días parece haberse ralentizado (e incluso restado casos), otra devastadora consecuencia se cierne sobre el país: el golpe que el miedo al contagio está asestando al turismo, la principal fuente de ingresos junto con la exportación de petróleo y las remesas de los inmigrantes.
El secretario de Hacienda de la República, Agustín Carstens, ya lo advirtió el pasado fin de semana, cuando saltaron todas las alarmas: la pérdida de vidas humanas es el más trágico efecto del virus, pero el impacto en la economía podría ser "importante". Sus predicciones se quedan ahora muy por debajo de las palpables consecuencias de este tsunami sanitario cuya dimensión económica es cada día más evidente. Sólo en el Distrito Federal, según su jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, se están registrando pérdidas superiores a los 700 millones de pesos diarios por la contracción del 60 por ciento de la actividad productiva.
El desastre parece ya inevitable. El Gobierno de Quintana Roo —el estado mexicano en el que se ubican las caribeñas playas de Cancún— ha empezado a desalojar a buena parte de los 40.000 turistas extranjeros —3.500 de ellos españoles— que se encontraban en la zona para evitar posibles contagios, a pesar de que no se ha registrado ningún caso en el área. Air Canada, Air Europa, Martin Air, Tui Condor y Thompson son las aerolíneas que se han apuntado a este plan de evacuación y la secretaría de Turismo del estado prevé que hasta el domingo el flujo de viajeros de vuelta a sus países de origen (Estados Unidos, Canadá y Europa mayoritariamente) sea continuo.
Los hoteleros ya han dado la voz de alarma. La Asociación de Hoteles de Tulum calcula que se han cancelado el 40 por ciento de las reservas programadas para el mes de mayo. Y eso en una zona que por el momento no ha sido alcanzada por el virus. En México D.F, uno de los principales focos de infección de la gripe, la agrupación de medianos y pequeños hoteles ha informado de que se encuentran en el nivel más bajo de los últimos 16 años, con una ocupación de entre un 10 y un 15 por ciento.
Pero todavía puede ser peor, porque en los últimos días dos de las operadoras turísticas más importantes de Europa, Thomas Cook y TUI Travel, han cancelado los viajes a Cancún desde Reino Unido. Y, aunque ni la Unión Europea ni la OMS han impuesto restricciones a los viajes a México, muchos países, entre ellos España, sí han recomendado que no se viaje a no ser que sea estrictamente necesario. Otros, como Argentina y Brasil, directamente han suspendido los vuelos con origen a destinos mexicanos.
El golpe porcino parece la estocada final al sector turístico mexicano, clave para el desarrollo del país. Primero fue el terremoto de la crisis económica, que con su epicentro situado en el corazón financiero de Estados Unidos, se dejó notar con fuerza al otro lado del Río Bravo. El año pasado, según datos de la Secretaría de Turismo, México recibió a 22 millones de turistas, lo que supuso un incremento del 14 por ciento. Sin embargo, los ingresos cayeron más de un 7 por ciento por la devaluación del peso frente al dólar.
No obstante, el dinero es un problema menor en comparación con la ola de violencia entre los 'narcos' que existe en los estados del norte del país, donde las bandas de delincuentes se disputan de forma sanguinaria el suculento mercado de la droga norteamericano. La incapacidad del Ejecutivo y el Ejército mexicanos para tomar el mando de la situación ha puesto al país en una compleja situación. El Gobierno de Felipe Calderón se empeña en tratar de desembarazarse de la incómoda etiqueta de 'estado fallido' que le han querido colgar algunas autoridades militares estadounidenses.
La situación de inseguridad ha disuadido a numerosos turistas norteamericanos de viajar a México en vacaciones en los últimos meses. Las playas de Acapulco o Cancún, dos de los destinos hasta ahora preferidos de los universitarios para su clásico descanso de springbreak, pierden tirón. En las universidades americanas se desaconseja a sus estudiantes viajar al sur de la frontera y Estados Unidos aprovecha la debilidad de los destinos mexicanos para relanzar algunos de sus 'resorts' que se encontraban de capa caída. A la imagen de un país demonizado y descompuesto por la 'narcoviolencia' se le suma ahora la psicosis por el contagio del virus: un panorama apocalíptico poco cualquier turista en busca de sol y descanso. ¿Podrán las rutas coloniales, las ruinas mayas y las playas paradisíacas de aguas cristalinas con la maldición?
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