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Derribando las fronteras de la medicina (II)

Por ESTHER SAMPER (SHORA)
Actualizado 02-04-2009 12:21 CET

En la primera parte analizábamos la terapia génica como una futura herramienta al servicio de la medicina. En esta continuación la biónica será la protagonista. Sus avances están mucho más presentes en nuestra sociedad de lo que podría parecer en un primer momento.

Retomamos el ejemplo del niño que posee una enfermedad cardíaca de origen genético desde el nacimiento. Esta enfermedad le predispone a padecer múltiples problemas al corazón cuando alcance la madurez. En el artículo anterior, analizábamos cómo podríamos enfrentarnos a este problema mediante la terapia génica. Ahora comprobaremos lo que la biónica es capaz de ofrecernos en la actualidad y lo que podría ser capaz de ofrecernos en el futuro.

Biónica

A diferencia de las ramas de tratamiento más novedosas como la terapia génica o la medicina regenerativa, la biónica se encuentra en una fase mucho más desarrollada y menos experimental. De hecho, se están utilizando múltiples implantes biónicos de forma cotidiana en todo el mundo.

La principal razón por la que esta rama de la medicina se encuentra más avanzada que el resto es que nos ahorramos tener que conocer los complejos mecanismos celulares y moleculares del cuerpo humano. No nos hacen falta, pues lo que utilizamos son componentes artificiales y no biológicos. Lo que nos interesa es única y exclusivamente simular la función de un determinado órgano o miembro.

Manos y ojos biónicos, implantes cocleares, corazones artificiales, marcapasos, interfaz ordenador-cerebro... Son sólo algunas de las posibilidades que ofrece la biónica.

Ahora bien, no todo son ventajas en la biónica. El hecho de que utilicemos componentes artificiales y no biológicos tiene una serie de inconvenientes:

  • Limitación a la hora de simular funciones biológicas. Un tejido biológico es muy diferente de un material artificial. Cuando queremos simular una función biológica con componentes totalmente distintos de los iniciales, nos encontramos con que es muy difícil (en determinados casos, imposible) simular perfectamente la función de un determinado órgano o miembro. Por ejemplo, existen manos biónicas que permiten gran cantidad de movimientos pero no son capaces de igualarse a la enorme variedad de movimientos que permite la mano humana ni tampoco de detectar sensibilidad.
  • No existe autorreparación. Gran cantidad de tejidos producen constantemente células que renuevan y sustituyen a otras más viejas o que han muerto. De esta forma, la mayoría de tejidos van renovándose a lo largo de la vida del individuo (con peores resultados a lo largo de la vejez) incrementando su vida útil. Los componentes artificiales que se emplean en biónica no tienen esa importante función biológica, por lo que el desgaste por el funcionamiento a lo largo de los años supone que tienen un periodo limitado de vida útil. Esto supone que hay que estar pendiente del implante biónico y su funcionamiento para sustituirlo más tarde o más temprano por otro nuevo.
  • Son agentes extraños. El sistema inmunitario puede detectar como extraño un determinado implante y producir una reacción inmune con consecuencias desastrosas. Además, según el tipo de implante, también se pueden favorecer las infecciones.
  • Necesidad de una fuente de energía externa. Los implantes con componentes electrónicos necesitan baterías para poder funcionar. La colocación en un lugar "oculto" y la accesibilidad para su sustitución o recarga son a veces dos posturas enfrentadas. Además, hay que estar pendientes de que jamás se queden sin energía.

Volvemos al niño con una enfermedad cardiaca de origen genético. ¿Qué podría hacer la biónica? Lo que haríamos sería hacer un seguimiento del funcionamiento de su corazón. Cuando comenzásemos a ver que éste va empeorando cada vez más, nos plantearíamos la sustitución del corazón enfermo. En la actualidad, si el corazón funciona de pena eso significaría en la amplía mayoría de los casos un trasplante de corazón. Pero hay determinados casos en los que esta opción no es viable y la alternativa es el corazón artificial.

Seguramente, conforme más vaya mejorando la tecnología de los corazones artificiales, más se irá ampliando su utilización. Tienen una gran ventaja con respecto a los corazones de los trasplantes: Al utilizar materiales inertes (no provocan reacción inmunitaria) el receptor no necesita tomar fármacos inmunosupresores a lo largo de toda su vida. Además, la necesidad de un donante compatible ya no existiría. ¿El principal obstáculo para que se apliquen de forma preferente a los trasplantes cardíacos? Que pueden favorecer la formación de coágulos sanguíneos y la producción de infecciones. Lo que obliga a muchos pacientes a tomar medicamentos para prevenirlos.

El procedimiento sería parecido al trasplante de corazón. Extraeríamos el corazón enfermo mediante cirugía y le colocaríamos uno artificial. Y esto no es ciencia ficción. Ya son muchas las personas que poseen corazones artificiales.

Otra opción menos drástica que la extracción del corazón enfermo por uno mecánico sería conservar este corazón enfermo pero con la instalación de unos dispositivos de asistencia al corazón. Es decir, una serie de componentes mecánicos y electrónicos que ayudaran al corazón enfermo a funcionar correctamente. Esto es posible en determinados casos, cuando la alteración en la función del corazón no es excesiva y basta un implante asociado a él para "guiarle" en su correcto funcionamiento. ¿Ciencia ficción? De nuevo, no. Marcapasos y desfibriladores internos llevan utilizándose ya muchos años.

La otra posibilidad de la biónica, sólo en el caso concreto de que las válvulas cardíacas fueran lo único que funcionase mal en el corazón, sería la utilización de válvulas artificiales que simulasen el funcionamiento de las válvulas naturales. Duran mucho más tiempo que las válvulas biológicas implantadas (varias décadas), pero favorecen la formación de coágulos (obligando al consumo de anticoagulantes). Debido a estas propiedades, son las que se prefieren para los pacientes más jóvenes para evitar los riegos de nuevas cirugías con el fin de sustituir válvulas deterioradas por el tiempo.

Como ves, la biónica está mucho más presente de lo que parece en un primer momento. Conforme esta disciplina vaya perfeccionándose no será raro encontrar cada vez más seres humanos con componentes mecánicos y electrónicos en su interior. Organismos biológicos fruto de millones de años de evolución funcionando junto a maravillas de la tecnología en perfecta armonía

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