En la primera parte analizábamos las manos y ojos biónicos más desarrollados. En esta nueva entrega veremos lo último y más novedoso sobre los corazones artificiales. La última tecnología en su más íntima relación con el cuerpo humano.
La variedad de dispositivos que se han desarrollado en el campo de la biónica para ayudar al ser humano es muy amplia. Desde marcapasos hasta implantes cocleares, pasando por desfibriladores internos, manos artificiales, ojos biónicos y un largo etcétera. Sin embargo, son dos productos de la biónica los que más atraen la atención del gran público y de gran parte de la comunidad científica: los corazones artificiales y los interfaces cerebro-ordenador.
Dejando a un lado la complejidad inherente de todas estas tecnologías, el corazón artificial completo representa un desafío excepcional. Sustituir un órgano tan complejo y vital para el ser humano como es el corazón es una tarea extremadamente difícil. Se necesita un funcionamiento perfecto y muy refinado, que sea lo más parecido posible a un corazón biológico. Cualquier error en el funcionamiento de un corazón artificial podría resultar mortal. Precisamente por todo lo anterior, el corazón artificial se encuentra en pañales comparado con otros dispositivos biónicos.
La biónica ha logrado grandes hitos en el terreno de la cardiología. Desde que en 1952 el doctor Paul Zoll desarrollara el primer y rudimentario marcapasos, los dispositivos biónicos no han parado de mejorar y ayudar cada vez más a los corazones enfermos. Ahora los marcapasos no sólo "guían" al corazón a que tengan un latido constante y uniforme, también controlan la potencia de la contracción muscular cardiaca, regulan el latido según la actividad que esté realizando la persona y registran y graban la actividad del corazón para que el médico pueda consultarla.
Los más recientes marcapasos son digitales y algunos incluso permiten la transferencia de datos a través de internet para que los médicos los reciban.
Ahora bien, cuando un corazón está demasiado enfermo, un marcapasos o los tratamientos farmacológicos no sirven de mucho. Las dos únicas posibilidades en la actualidad son el trasplante de un corazón o la utilización de un corazón artificial (completo o parcial) cuando las cosas se ponen feas y el trasplante de corazón no llega. Dicho de otra manera, los corazones artificiales son una manera de ganar tiempo hasta que llega el ansiado corazón de un donante.
El corazón artificial parcial es el preferido como solución temporal. No ofrece tantos problemas médicos como el artificial completo pero tiene un gran inconveniente: no sirve para aquellas personas cuyo corazón funcione mal para los dos ventrículos (el corazón artificial parcial sustituye el funcionamiento de un sólo ventrículo). Para ellas, cuando el tiempo corre y el corazón de un donante no llega, la única opción es un corazón artificial completo.
Las razones por las que no existen, por el momento, corazones artificiales completos que permitan sustituir sin riesgos el corazón humano son muchas. Hemorragias, infecciones, formación de coágulos, alteraciones renales, rechazo hacia un material extraño... Son enormes problemas que ocurren, con demasiada frecuencia, en la utilización de estos dispositivos. Así pues, no es de extrañar que el corazón artificial completo sea en la actualidad el último y arriesgado recurso para ganar tiempo.
Podría parecer que esta tecnología lleva poco tiempo desarrollándose, pero lo cierto es que desde 1982, cuando se consiguió fabricar el primer corazón artificial completo (el Jarvik-7), ha ido mejorando muy poco a poco. La complejidad del corazón humano tiene mucho que ver con que estas mejoras sean tan espaciadas en el tiempo.
A pesar del júbilo que desató el primer corazón artificial, lo cierto es que la FDA terminó prohibiéndolo años más tarde. El dispositivo no era lo suficientemente bueno y los pacientes no llegaban a sobrevivir más allá de unos pocos meses por los problemas anteriormente comentados.
Más de 20 años han tenido que pasar para que se desarrollara un corazón artificial lo suficientemente bueno como para que la FDA lo aprobara para su uso en humanos: el abiocor.
Este dispositivo ha mejorado mucho con respecto a su antecesor (el Jarvik 7) pero aún sigue teniendo muchas limitaciones, tanto en su funcionamiento como en su uso. Sólo los pacientes terminales con enfermedades tales como el cáncer y que además posean un corazón en muy mal estado, pueden aprovecharse de esta tecnología. ¿La razón? Debido a la presencia de una enfermedad terminal, las posibilidades de que accedan a un trasplante de corazón son muy remotas (tienen preferencia aquellos que sólo padecen del corazón y no tienen enfermedades adicionales). En estos momentos el abiocor es un sustituto para aquellos que tienen una esperanza de vida muy corta y/o sin posibilidad de trasplante.
En estos momentos, están desarrollando el Abiocor 2. Un corazón artificial que poseerá una vida media más larga y que más personas podrán utilizar.
Hoy por hoy, un corazón artificial completo sigue siendo un sueño... o podría dejar de serlo para el 2011. Para esa fecha está previsto que se termine de desarrollar el corazón artificial más avanzado del mundo:
El equipo francés del doctor Alain Carpentier lleva más de 20 años desarrollando este corazón artificial. Estiman que en torno al 2011 podría probarse mediante ensayos clínicos en humanos.
El aparato ya ha sido utilizado en animales y afirman que ha superado algunos de los problemas de los anteriores corazones artificiales. Entre ellos, el rechazo del sistema inmune a materiales extraños y la formación de coágulos. Problemas que dicen haber solventado gracias a la utilización de tejidos animales tratados químicamente y a una estructura idónea de las paredes internas del corazón. También presumen de que se trata de un corazón artificial muy similar al corazón biológico, tanto en su estructura como en su funcionamiento.
¿Será este corazón artificial el primer sustituto serio a un corazón de verdad? Tendremos que esperar a los ensayos clínicos en humanos para conocer la respuesta. Lo que está claro es que en una población cada vez más necesitada de donantes de corazón, la posibilidad de una alternativa al trasplante sin graves riesgos asociados es algo cada vez más necesario.
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