Caamaño rompe con Bermejo y proclama sus siete mandamientos

El nuevo ministro de Justicia, Francisco Caamaño, ha mantenido su primera reunión de trabajo con las asociaciones judiciales y su primera comparecencia ante los medios de comunicación. Y, aunque breve, ha sido suficiente para conocer las nuevas maneras que van a imperar, al menos en un principio, en el Ministerio.

Uno de los motivos que pueden llevar a pensar que estamos ante un nuevo cambio de era es el lenguaje que ha utilizado el nuevo ministro. Si hubiera que realizar una clasificación con los términos más utilizados por Caamaño, ocuparían un lugar preeminente expresiones como "diálogo", "cordialidad", "voluntad de colaboración" o "talante". Muy lejos del vocabulario que solía emplear Bermejo en sus comparecencias. "Ponemos el contador a cero", ha llegado a reiterar en un par de ocasiones el nuevo titular de Justicia.

También parece que, a pesar de su parecido con Bud Spencer, Caamaño no va a tener que liarse a tortazos con sus interlocutores, como hacía el actor napolitano en sus películas. "Es la primera vez que se ofrecen propuestas concretas y que el Ministerio ha llegado a la reunión con los deberes hechos", ha dicho Marcelino Sexmero, portavoz de la Asociación Francisco de Vitoria. De hecho, los representantes de los jueces han comparecido relajados, como si en lugar de haber estado en una reunión de trabajo hubieran salido de una sesión de yoga.

La razón de este relajamiento es que el ministro haya llegado con un plan de actuación bajo el brazo y haya aceptado algunas de las reivindicaciones de los jueces que más se enquistaron durante el mandato del archipolémico Bermejo. Caamaño ha plasmado sus propuestas en siete puntos bien delimitados.

• El primero, "poner el contador a cero".
• El segundo, ampliar el número de plazas de jueces que se convocan, desde 150 a 220. Además, la oposición será el único camino para llegar a ser juez, frente a las propuestas de Bermejo.
• El tercero, que los jueces mantengan la competencia en los señalamientos de juicios.
• El cuarto, crear un grupo de trabajo específico para la conciliación de la vida familiar y la laboral.
• El quinto, aumentar el número de jueces titulares y reducir el de sustitutos.
• El sexto, elaborar un plan urgente de informatización de la justicia.
• Y el séptimo, elaborar una nueva ley de planta y demarcación judicial.

Tras exponer este listado, que podría leerse como los siete mandamientos o la hoja de ruta de Caamaño, el ministro ha respondido a las preguntas de los periodistas, aunque con una condición: "Ceñirse al asunto que hoy nos ocupa". Evidentemente, ha llegado la consabida pregunta relativa al juez Garzón, y el nuevo ministro se ha fajado con una declaración de principios: "Nunca formularé declaraciones sobre cuestiones cuyas competencias correspondan al CGPJ".

Esta es un afirmación que, de mantenerse en el tiempo, marcaría aún más diferencias con Bermejo, pues aún se recuerdan sus comentarios sobre la posible sanción al juez Tirado cuando el asunto todavía se encontraba en manos del órgano de gobierno de los jueces.

Sin embargo, no todo son flores para el nuevo ministro desde de las asociaciones judiciales. De momento, la huelga de jueces que hay prevista para el próximo 26 de junio sigue en pie, si bien los representantes de los jueces no han ocultado sus esperanzas de que, tras el nuevo proceso negociador recién abierto, pueda evitarse la extrema medida de repetir la huelga del pasado 20 de febrero.