Diferencias entre Caamaño y Bermejo: la primera, la caza

Hoy se ha producido el traspaso de carteras en el Ministerio de Justicia, como si el "torero" Bermejo le diera la alternativa al recién llegado Francisco Caamaño. El nuevo ministro ha ofrecido un discurso conciliador, con la palabra diálogo bien pegada a los labios, aunque, por lo visto, tampoco quiere ser tomado por un 'blandengue', como ha demostrado con sus apelaciones a la "responsabilidad" de los jueces.

Poco se sabe, de momento, acerca de la figura de este ministro recién aterrizado, acostumbrado a moverse en entornos académicos y cargos políticos de aquellos que ocupan la segunda fila en las fotografías (ocupaba el polisilábico cargo de secretario de Estado de Asuntos Constitucionales y Parlamentarios). Pero ese desconocimiento de la figura de Caamaño es ya una cosa que le diferencia de su antecesor, unas diferencias que podrían sintetizarse en los cuatro puntos que siguen.

1. Tu fama te precede. La llegada del ministro Bermejo a Justicia, hace poco más de un par de años, fue acogida con una enorme división de opiniones, ya que su persona era muy conocida en el juego político, sobre todo después de sus polémicos 13 años como fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Entonces, los socialistas optaron por situar al frente del Ministerio a un ariete contra la oposición, mientras que los 'populares' leyeron su nombramiento en clave de provocación. La llegada de Caamaño, por contra, no ha levantado igual polvareda. "Ojalá" lo haga bien, comentó Rajoy tras conocer su nombramiento. Entre los asistentes al acto de hoy se encontraba Marcelino Sexmero, portavoz de la asociación de jueces Francisco de Vitoria, una de las convocantes de la pasada huelga del día 18: "Personalmente no conozco a Caamaño y no sé nada de él más que lo que ha salido en los periódicos", reconocía el rostro de una de las asociaciones que fueron más críticas con Bermejo. "Lo importante es que haya un cambio de rumbo, no sólo de ministro", ha añadido.

2. Perfil político Vs perfil académico. Como se ha dicho, Bermejo ha sido un personaje muy marcado por su trayectoria política, mientras que Caamaño lo es por su trayectoria académica. La prueba del algodón del grado de academicismo de ambos puede hallarse en dialnet, una de las bases de datos de bibliografía por excelencia en España. En ella, el nombre de Mariano Fernández Bermejo arroja un total de nueve publicaciones, mientras que el nombre de Francisco Caamaño devuelve 44 resultados, entre artículos, colaboraciones y libros publicados. El nuevo ministro alcanzó la plaza de catedrático de Derecho Contitucional en la Universidad de Valencia en 2002, donde ejerció durante un año y medio aproximadamente, hasta que fue llamado a filas por Zapatero. A pesar de que su estancia no fue demasiado larga, una compañera de departamento de aquella época, profesora de Constitucional, nos recuerda que se trataba de "una persona muy amable y siempre dispuesta a colaborar. Es muy buen constitucionalista, con gran formación intelectual y sus alumnos le adoraban", recuerda desde Valencia. De esta manera, se recupera un poco el perfil del predecesor de Bermejo, López Aguilar, quien también tenía formación de ámbito académico. "Aunque López Aguilar era un animal más político que Caamaño", puntualizan desde Valencia.

3. Cuestión de discurso. El pasado jueves, el ministro Bermejo planteó el asunto de su dimisión a Zapatero. Esa misma tarde, cuando pocos intuían su renuncia, el ahora ex titular de Justicia se dirigió a un auditorio compuesto por representantes de diversas ramas jurídicas, en un acto llamado 'Caminando juntos hacia la modernización de la Justicia'. En aquel momento, el ministro no dio ninguna pista de cuál iba a ser su destino. Es más, dijo que "desde el Gobierno hay una prioridad que se llama Justicia y estamos dispuestos a llevarla adelante". En aquella comparecencia, que a la postre se convertiría en la última de Bermejo, el ex ministro se mantuvo firme en esa retórica incendiaria que le valió la oposición de los jueces, un discurso en el que mezclaba indistintamente la palabra "diálogo" y las amenazas.

Por su parte, en su discurso de toma de posesión, Francisco Camaño ha reiterado dos palabras constantemente: diálogo e independencia. Y hay otros detalles que invitan a pensar en ese talante consensuador que el nuevo ministro demostró al ocuparse de las delicadas negociaciones para llevar adelante los diferentes Estatutos de Autonomía. Por ejemplo, al haber mencionado en su breve alocución a todos y cada uno de los estamentos jurídicos, desde los jueces hasta los funcionarios, pasando por fiscales, la Abogacía del Estado, abogados, procuradores, notarios y un largo etcétera, con mucho cuidado de no dejar a ninguno fuera. Esta preocupación demuestra el carácter inclusivo del nuevo ministro. En cualquier caso, Caamaño ha querido dejar claro que su mandato no va a convertirse en un cheque en blanco para las demandas de los jueces, al apelar, una vez más y en línea con el discurso de Bermejo, a la responsabilidad de los jueces. "Independencia, sí. Pero también responsabilidad. Ambas cosas van unidas y se complementan", ha dicho hoy Caamaño.

4. Las aficiones. Bien conocidas son las aficiones de Bermejo a raíz de la escandalosa cacería que protagonizó hace tres semanas junto al juez Garzón y que acabó costándole el puesto. Tras el acto institucional de hoy, Caamaño se ha presentado ante los medios de comunicación y ha respondido a tres preguntas. Una de ellas, inevitablemente, se refería a si le gustaba ir de caza: "El arte cinegético no es una de mis actividades", ha respondido, del mismo modo que ha preferido no referirse a la gestión de Bermejo, arguyendo que no iba a hacer valoraciones sobre acontecimientos pasados. Según parece, y nos confirman desde Valencia, una de las grandes aficiones de Caamaño es el mar y la navegación. Pues bien, quizás una de sus primeras acciones como ministro deba ser comprobar si tiene en regla su licencia de patrón de barco, para no ser pillado con el carrito del helado. Después, vendrán muchos de los retos que azotan la Justicia, como la convocatoria de huelga que está prevista para el próximo 26 de junio.