Lo que trajes y espías han unido que no lo separe el hombre

Tantos esfuerzos por parecer un partido cohesionado y bien avenido y resulta que sólo hacía falta una dosis extra de investigación judicial para obrar el milagro. El equipo de Rajoy ha logrado convencer a los infieles con su indiscriminado apoyo a sus líderes en entredicho, con su capacidad para mirar hacia otro lado y con un optimismo a flor de piel, de que el partido está unido. Esa es la sensación, que a costa de tanto intentar transmitir, hasta se van a acabar creyendo. Con las fotos de familia feliz que se han hecho últimamente se podría rellenar un álbum. La posibilidad de obtener buenos resultados en las europeas, unido el desgaste progresivo de Zapatero les hace albergar grandes esperanzas de instalarse en la Moncloa. ¡Que corra la adrenalina en el PP!

Quién iba a decir a Rajoy que Camps, Aguirre y Correa lograrían un efecto pegamento. Hace tan sólo un mes, un destacado diputado popular comentaba en el bar del Congreso, como si no fuera con él: "La que tiene liada Esperanza Aguirre en la Comunidad, a ver cómo sale de ésta". El tema, que ha acabado salpicando a importantes barones de la formación, ha servido para tapar la boca de los críticos y buscar amparo bajo el ala del partido a los díscolos. El propio Rajoy lo reconocía ayer ante la Junta directiva nacional: "Estas elecciones han puesto de manifiesto una cosa importante para el futuro, la fortaleza del PP, que ha hecho unas campañas que en sí mismas ya eran difíciles. Pero además lo ha hecho en unas circunstancias que ya, casi todo el mundo entiende, eran imposibles".

La presidenta de Madrid ha organizado una comisión exprés que se ha zanjado en una semana y en la que las víctimas no han comparecido, ante la perplejidad de gran parte de la opinión pública, sin despeinarse. Lo que sumado a los trajes de Camps y de Ricardo Costa, supuestamente regalados por Correa, ha resultado tener el efecto unificador que necesitaba el partido. La semana pasada el presidente de la Generalitat Valenciana logró reunir en el Casino de Madrid a la flor y nata popular en un acto a mayor gloria de su honestidad. Ana Botella, supercariñosa con los barones valencianos, Esperanza y sus lugartenientes (Ignacio González y Juan José Güemes), Gallardón y Cobo, uno de los espiados, Rajoy y su gente de confianza... daba gusto verles a todos juntos, compartiendo mesa y acusaciones.

No importa que Soraya Sáenz de Santamaría tratase de pasar desapercibida y que se evaporase antes de finalizar el acto para evitar preguntas molestas, estar estaba. Eso sí, con la misma cara de circunstancias que lució un mes antes, cuando Rita Barberá empujó al comité ejecutivo del PP a posar en bloque durante la habitual rueda de prensa posterior a la reunión en la que Rajoy acusó a Garzón y Bermejo de ir en contra del PP. "Es algo inusual, que no habíamos hecho nunca. La idea fue de Rita y no nos pudimos negar", reconocía uno de los miembros del comité en el acto capitalino de Camps. Evidentemente, no todos se creen la película.

Ayer, una nueva foto de la Directiva servía de apoyo a las palabras del líder: "Nosotros vamos a defender la honorabilidad del PP y de sus militantes, inocentes mientras no se demuestre lo contrario. Aunque si se probara que algún militante ha hecho cosas que no son aceptables, actuaremos en consecuencia". Continuando con su estrategia de la mejor defensa es un buen ataque, en lugar de buscar las facturas que sirvan para demostrar la inocencia de Camps, el PP ha anunciado hoy que pedirá al fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, que emprenda acciones penales contra el sastre José Tomás García, tras su entrevista en El País del pasado domingo, en la que revelaba las llamadas compulsivas que recibió de Camps mientras declaraba ante el juez, por considerarlo revelación del secreto del sumario. La euforia se ha propagado por las filas peperas. No hace falta ser guapo sino creérselo. Y esa es la fase actual, de optimismo generalizado, en la que se encuentra el partido después de comprobar en las urnas que los escándalos no parecen afectar a los votos. "Lo que han demostrado estas elecciones, que por cierto no es la primera vez, es que el PP no se hunde nunca y es el más fuerte de España", y tras pronunciar estas palabras, Rajoy levitó.