Por qué la suspensión de pagos de Nozar no es como las otras

MADRID.-  La historia que subyace tras la posible suspensión de pagos de Nozar tiene muchas notas discordantes respecto a la melodía que hasta ahora han interpretado las grandes inmobiliarias que la han precedido como insolventes. La familia Nozaleda ha compuesto su propia sinfonía —basada en la diversificación de las inversiones y en el apoyo a otras iniciativas empresariales del sector—, y ha hecho su propia puesta en escena —la solicitud de insolvencia llega de parte de un acreedor, y no de forma voluntaria, como ha ocurrido con sus competidores—, pero el resultado final es el mismo: su deuda es insostenible, y no tiene el beneplácito de la audiencia.

A nivel inmobiliario, la familia Nozaleda se había labrado un prestigio entre sus competidores por la "gran calidad con la que terminaba las obras y por la consolidación de una de las carteras de suelo más envidiadas". Pero las inversiones realizadas en el último año han puesto en riesgo la credibilidad y el saber hacer de sus gestores: los hermanos Luis y Juan Carlos Nozaleda.

De origen mexicano, llegaron a nuestro país hace 25 años como herederos de una empresa familiar que comenzó haciendo pan. Una vez aquí, se dejaron seducir por el ladrillo y crearon la inmobiliaria Nozar, pero no olvidaron sus orígenes y siguieron apostando por otros sectores, principalmente los relacionados con la 'buena mesa'. Así, se hicieron un nombre en el mundo del vino —son dueños de las Bodegas Enate, con Denominación de Origen Somontano, y tienen participaciones en la Bodega Aalto (Denominación de Origen Ribera del Duero)—. Y como el jamón y el queso hacen buen maridaje con el vino, el grupo inmobiliario es el propietario de la compañía de productos ibéricos Marcos Salamanca y de la fábrica de lácteos de Ciudad Real, Quesos El Valle.

Malas compañías

Con esta carta de presentación, en el mercado no entienden cómo el grupo ha podido endeudarse hasta límites insospechados por hacerse un hueco en otras empresas cotizadas del sector. Su pecado ha sido, confesado por el propio Luis Nozaleda, presidente de la compañía, el exceso de confianza en aquéllos que consideraba amigos, y que le animaron a invertir en "negocios seguros", que valen tres veces menos de lo que en su momento pagaron por ellos. Además, la paralización de las ventas de vivienda y el endurecimiento de los créditos le han pillado con el pie cambiado.

Luis Nozaleda ha pasado de ser una de las mayores fortunas de España a tener que garantizar su deuda con Colonial con la estación de esquí Boí Taull. Su gesto afable esconde un hombre celoso de su intimidad y agresivo en los negocios, que saltó a la fama mediática tras invertir más de 400 millones en la adquisición en Bolsa de paquetes de acciones de dos inmobiliarias cotizadas: Inmocaral y Astroc; y de una biotecnológica, Natraceutical. Entonces, su objetivo era "diversificar", pero erró el tiro al fiarse de Enrique Bañuelos (ex presidente de Astroc, actualmente Afirma), y Luis Portillo (ex presidente de Colonial), hoy por hoy devaluados empresarios del ladrillo.

Aunque muchos expertos han especulado con que las compras de estas participaciones respondían a un plan para integrar alrededor de Nozar un gran grupo inmobiliario, como en su momento hizo Martinsa con Fadesa; Habitat con Ferrovial Inmobiliaria; o Reyal con Urbis, Nozaleda siempre ha negado la mayor. De hecho, bajo su dirección el grupo ha invertido en otros sectores, como el ocio, el vino, la alimentación, la energía solar o la distribución. Así, la compañía ha tenido participaciones en Solaria, el fabricante de colchones Flex o la empresa de distribución aragonesa Galerías Primero. Aunque nada queda ya de eso, ni de su participación en Natraceutical.

Salvando los 'muebles'

Y es que para salvar a Nozar del hundimiento han tenido que echar lastre, o "adelgazar", como ha dicho Nozaleda en alguna entrevista.

Nozar lleva varios meses renegociando con sus principales entidades acreedoras una deuda de 4.000 millones de euros. La idea de la inmobiliaria es aplazar el pago del préstamo principal y abonar sólo los intereses de los créditos. Mientras tanto, sus ejecutivos buscan liquidez poniendo a la venta la mayoría de las propiedades del grupo. Por ejemplo, en abril del año pasado traspasó a la Caja de Ahorros de la Inmaculada unos terrenos en el barrio del AVE de Zaragoza por 43 millones de euros, cuando en su momento había pagado por ellos 82 millones. Y se ha deshecho de su filial Aguas de Panticosa, propietaria del balneario del mismo nombre ubicado en Huesca. De momento, mantiene la propiedad de la estación de esquí Boí Taüll, en Lleida, aunque ésta corre peligro, ya que podría emplearse como moneda de cambio para saldar una parte de la deuda.

La compañía que ha presentado la solicitud de concurso de acreedores, Avalantransa, le reclama 312.621 euros. La inmobiliaria de la familia Nozaleda tiene ahora cinco días para oponerse a ello. Si presenta alegaciones y demuestra que puede pagar a sus acreedores, el caso será archivado; de lo contrario, el juez decretará el concurso de acreedores y Nozar pasará a la historia económica española como la segunda compañía con una mayor suspensión de pagos tras Martinsa-Fadesa.