Secciones bajar

Kamikazes del ladrillo

  • Portillo, Martín y Bañuelos han pasado de la gloria al olvido en tan sólo un año
  • Su ambición ha arrasado con inmobiliarias y 'colegas' de profesión
Por GEMA FERNÁNDEZ (SOITU.ES)
Actualizado 15-07-2008 11:59 CET

MADRID.-  "La luz que brilla con el doble de intensidad dura la mitad de tiempo. Y tú has brillado con mucha intensidad, Roy", decía el Dr Eldon Tyrell a uno de sus replicantes en la película Blade Runner. Y esta frase resume perfectamente lo que le ha pasado a un pequeño grupo de empresarios del ladrillo, que pasaron del anonimato a la fama, llegando a engrosar la lista de principales fortunas del país, para luego apagarse de forma fulminante, dejando un enorme agujero en la economía española.

El batacazo más reciente se lo ha dado Fernando Martín, presidente de Martinsa-Fadesa, que acaba de declararse en concurso de acreedores, protagonizando la mayor suspensión de pagos de la historia de España. Conocido por su breve paso por la presidencia del Real Madrid, este vallisoletano está licenciado en Químicas y fue secretario provincial de UCD en su tierra natal.

Fundó Martinsa en 1991, una inmobiliaria de pequeño tamaño que se comió a una de las grandes, Fadesa, en marzo de 2007 con el beneplácito de su propietario y fundador Manuel Jove. Pagó por ella 4.000 millones de euros, y para conseguirlo se endeudó hasta las cejas. Desaparecía del panorama inmobiliario español un histórico del ladrillo que había visto las orejas al lobo y escapaba con los bolsillos llenos. Mientras tanto, un ambicioso y joven empresario, ajeno a la que se le avecinaba, se erigía en cabeza visible de una de las principales inmobiliarias europeas, con presencia en 11 países. Hoy, esa rutilante estrella se ha apagado, y son muchos los que temen al efecto contagio.

Desaparecidos en combate

Le precedió en esta meteórica carrera, y acabó 'desaparecido en combate', Enrique Bañuelos, un hombre que empezó su carrera como vendedor de miel y con 40 años llegó a ocupar el puesto 95 de la lista de "Forbes" de los hombres más ricos. El origen de su fortuna se remonta a 1999, cuando fundó la inmobiliaria Terra Canet para construir una urbanización en la playa de Canet d'en Berenguer (Valencia). Siete años después, y tras haberle sacado el máximo partido al boom inmobiliario, saltaba al parqué con Astroc. La compañía salía a Bolsa valorada en 820 millones de euros y en 9 meses conseguía multiplicar por once el precio de sus acciones.

Nadie se explicaba entonces cómo una empresa que tuvo 93 millones de beneficio en 2006 podía llegar a valer 9.000 millones de euros en Bolsa. El secreto, para muchos, es que Bañuelos era un "encantador de serpientes", que llegó a convencer a Amancio Ortega, el hombre más rico del país, para comprar un 5% de la inmobiliaria que presidía, así como a otros empresarios como Luis Nozaleda (Nozar), Félix Abánades (Rayet), o Carmen Godia (Abertis). Otras demostraciones de este 'encanto personal' se dieron en la presentación de la Fundación Astroc en Nueva York, en la que invitó a los más de 20.000 comensales a una paella gigante, todo un acto de ostentación que le abrió las puertas de la 'Gran Manzana' y le sirvió de trampolín para rozar el cielo neoyorquino con la construcción de cuatro rascacielos en la Isla de Manhattan.

Pero a Bañuelos no le bastaba con codearse con la flor y nata empresarial, y aprovechaba cualquier oportunidad para salir en la foto con lo más granado del mundo político y económico. Por eso, subrayó en su agenda el 6 de octubre de 2006, fecha en la que participó en la recepción que el presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, hizo en la Casa Blanca y a la que acudió como invitado de honor el Príncipe de Asturias, junto a otros conocidos empresarios, como José Ignacio Sánchez Galán, de Iberdrola; Rafael Montes, de FCC; Alfonso Líbano, de Cobega-Coca-Cola; e Isaac Andic, de Mango.

El peligro de los halagos

Animado por su éxito, y deslumbrado por la ambición, Bañuelos intentó nuevas aventuras. Así, compró al Sabadell su filial Landscape y la división inmobiliaria de Grupo Rayet, y se convirtió en el principal accionista individual de la entidad catalana, pero estas intentonas fracasaron estrepitosamente y le sumieron en las deudas. Obligado por las circunstancias, y ante la caída en picado de las acciones de Astroc, vendió a sus socios la inmobiliaria poco a poco, y se apartó del mundanal ruido. Hace tiempo que no se oye nada sobre él y sus socios han querido borrar todo rastro de su presencia, hasta el punto de cambiar el nombre a la compañía, que hoy se llama Afirma.

En el limbo del olvido también parece estar Luis Portillo, el que fuera presidente de Colonial, otra de las inmobiliarias en la cuerda floja. Dimitió de su cargo en diciembre del año pasado, después de ser cuestionado por sus socios y tras el derrumbe bursátil de la compañía. Desde entonces, ni palabra; quizá se deba a esa discreción que siempre se le ha atribuido en los círculos económicos.

Sin embargo, sólo un año antes este empresario sevillano ocupaba las portadas de numerosos periódicos y revistas, y encabezaba las listas de ponentes de las principales escuelas de negocio. Era todo un fenómeno que recibía 'piropos' tan halagadores como "último hijo prodigio del sector", "empresario de moda", "con olfato para los negocios", "nuevo Rey Midas del ladrillo", o "experto en pescar en ríos revueltos", entre otros. Su mérito: haber comprado Colonial, líder inmobiliaria europea, tras haberse convertido en socio de Alicia Koplowitz y el ya fallecido Rafael del Pino en Inmocaral. Meses después anunciaba la adquisición de Riofisa y otro de los históricos del ladrillo abandonaba el sector, también con los bolsillos llenos; era el joven Mario Losantos.

En abril de 2008 dejó de ser el principal accionista de Colonial, abandonando su 29,86% del capital en manos de los bancos acreedores. Ni su "capacidad innata para descubrir el rastro del dinero", ni su olfato le sirvieron en esta ocasión para salvarse de la quema.

Daños colaterales

Otros muchos son los que se han visto arrastrados por esta espiral de ambición. Luis Nozaleda, presidente de Nozar, invirtió en los negocios que le proponían dos 'amigos' considerados 'cracks', y precisamente esas inversiones le han llevado al borde de la bancarrota. La inmobiliaria familiar se tambalea por las deudas contraídas en la caída en picado de sus inversiones en Bolsa (Astroc, Aisa y Colonial), y sus otros negocios (es dueño de las Bodegas Enate, los Quesos El Valle, entre otros) no compensan esas pérdidas, aunque se deshaga de sus participaciones en compañías no 'ladrilleras', como Flex o Natraceutical.

También es difícil la posición de Rafael Santamaría, presidente de Reyal Urbis y ex presidente de la patronal de promotores madrileños, Asprima. La cotización de su compañía sigue un proceso descendente y tiene que hacer frente a los más de 6.000 millones de euros que adeuda a la banca en concepto del crédito que solicitó para adquirir Urbis. Antes de que finalice el año deberá haber pagado la cuota de 500 millones que le vence, pero sus ingresos en el primer trimestre fueron de 187 millones. En 2007 pagó religiosamente, pero eran otros tiempos, ¿podrá hacerlo en esta ocasión?

En fin, colosos financieros que han demostrado tener los pies de barro. A unos les pudo la codicia, a otros el poder, y a los menos, las 'amistades peligrosas'. A los que no somos famosos, ni ricos, ni colosos, nos toca esperar a ver qué ocurre porque, pese a que muchos puedan pensar que se lo tienen merecido y "a cada cerdo le llega su San Martín", que dice el refranero español, de lo que pueda ocurrirles a estos empresarios y a sus compañías depende en gran medida el futuro de la economía española. Una economía que, desgraciadamente, depende única y exclusivamente del ladrillo y el turismo, y ambos están en horas bajas. ¿Quién tiene la fórmula mágica para salvar a España?

Temas relacionados

Selección de temas realizada automáticamente por Autonomy

Di lo que quieras

Aceptar

Si quieres firmar tus comentarios puedes iniciar sesión »

En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.

Di lo que quieras

Lo sentimos, no puedes comentar esta noticia si no eres un usuario registrado y has iniciado sesión.
Si ya lo estás registrado puedes iniciar sesión ahora.

Volver a actualidad Volver a portada
subir Subir al principio de la página