Trípoli.- El líder libio, Muamar el Gadafi, ha propuesto a su hijo Seif el Islam para ocupar el puesto de "coordinador de los comités populares y sociales", el segundo en importancia en el país y casi equivalente al de jefe del Estado, informó hoy el diario libio Oya.
Gadafi realizó esta propuesta en una reunión con los "comités populares libios" en la localidad de Sebha, en el sur del país y señaló que su hijo estaría encargado de "la edificación de las estructuras administrativas y de la modernización del desarrollo futuro" del país.
Además, explicó que con ese nuevo puesto dejaría a su hijo la gestión de los asuntos nacionales, mientras que él se ocuparía de "solucionar los problemas de África".
Según el diario, la propuesta de Gadafi goza de una amplia adhesión entre los comités populares -la más alta instancia ejecutiva en el sistema libio-, los sindicatos y las organizaciones juveniles, que han comenzado a debatirla y a buscar "la mejor forma de concretarla".
En una reunión de esos órganos ayer, martes, en Trípoli los participantes reconocieron la "honestidad y el espíritu nacionalista" de Seif el Islam y defendieron que se le encarguen amplias competencias en el poder ejecutivo, entre ellas la supervisión de los programas de desarrollo y la lucha contra la corrupción en la administración.
Desde su nuevo puesto, el hijo de Gadafi tendría amplias competencias para dirigir los órganos legislativos, de gobierno y de seguridad libios.
Seif el Islam ("la espada del Islam" en árabe) preside la fundación humanitaria que lleve el nombre de su padre y está considerado como el más firme candidato a suceder a Gadafi, que lleva 40 años al frente del país.
En los últimos años ha sido el principal encargado del proceso de reformas libio y, aunque no desempeñaba ningún cargo oficial, intervino en varios departamentos gubernamentales con el objetivo de modernizar la administración y el sistema político del país.
Sin embargo, en agosto de 2008 aseguró ante cientos de jóvenes seguidores en la ciudad de Sebha que se retiraba de la vida política y explicó que ya no era necesaria su intervención, algo que muchos observadores consideraron como solamente un movimiento estratégico.
Se ha mostrado en varias ocasiones partidario de amplias reformas políticas y económicas y de la elaboración de una Constitución para el país, aunque sin cuestionar la figura del líder y los principales fundamentos del régimen libio.
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