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Gadafi celebra hoy los 40 años de su Revolución con el apoyo expreso de los líderes europeos

EUROPA PRESS
Actualizado 01-09-2009 09:17 CET

MADRID.-  Hoy se celebra el 40 aniversario del golpe de Estado incruento del coronel Muamar Gadafi. El régimen islámico-socialista de Gadafi exhibe ahora sus logros en el ámbito de las relaciones exteriores, logrados a base de contratos de gas y petróleo, con la participación en el aniversario de personalidades como el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, y jefes de Estado como Hugo Chávez (Venezuela) o Gloria Macapagal Arroyo (Filipinas).

La estrecha relación con Italia --el Estado libio posee acciones de Fiat y de la Juventus de Turín-- ha provocado una agria polémica en la sociedad italiana, que compara el seguidismo de Berlusconi con la reciente medida de gracia de la justicia escocesa para con Abdelbaset Alí al Megrahi, ex agente secreto libio y único condenado por el atentado de Lockerbie de 1988 en el que murieron 270 personas. También se especula con la presencia de otros representantes de países extranjeros, como la del ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Miguel Ángel Moratinos, o incluso con la de algún miembro de la Casa Real española.

Para darle más pompa a la ocasión, el líder es en estos momentos el presidente de turno de la Unión Africana, reflejo de una vocación panafricanista mostrada por Gadafi en los últimos años tras los sucesivos fracasos de sus iniciativas panarabistas.

La ceremonia en sí contará con la actuación de 3.500 bailarines y con la participación de uno de los escuadrones acrobáticos más prestigiosos del mundo, las Flecce Tricolori (Flechas Tricolor) de la Fuerza Aérea italiana. Unas 750.000 personas podrán disfrutar de estos festejos oficiales por la llegada al poder de Gadafi, conocida en Libia como Gran Revolución Al Fatá (Victoria) del 1 de septiembre de 1969.

"Fundamentalmente, el espectáculo pretende mostrar a Libia y a su pueblo dando su bienvenida al mundo", explicó Martin Arnaud, director del evento, en declaraciones al diario 'The Tripoli Post'. Las cuatro partes del espectáculo pretenden reflejar la historia y el presente de Libia, especialmente los logros de la Gran Revolución Al Fatá y la actual orientación proafricana del régimen de Gadafi.

ENFRENTAMIENTO CON OCCIDENTE

El coronel Gadafi, con sólo 27 años y un puñado de seguidores, logró desbancar del poder al rey Idris de Libia, cabeza visible de un régimen prooccidental que estaba enriqueciendo rápidamente a las élites cercanas a la monarquía gracias al hallazgo de reservas de hidrocarburos tras la descolonización italiana.

Tras un comienzo dubitativo basado únicamente en el panarabismo y cierto nasserismo socialista, Gadafi se erigió en el Hermano Líder y Guía de la Revolución, un jefe de Estado 'de facto', cargo que aún conserva. En 1975 publicó su Libro Verde, una amalgama de democracia directa, Islam y socialismo que propició la creación de la Gran Yamahiriya (Estado de las masas) Popular Socialista Árabe Libia, nombre oficial del país.

Una vez consolidado el régimen interno, formalmente democrático, aunque con un férreo control de la élite revolucionaria, Gadafi se lanzó a una política exterior agresiva que buscaba países aliados árabes en su lucha antiimperialista. Tampoco desdeñó alianzas con grupos antisistema en el África Subsahariana e incluso en Europa, con demostrados contactos con el Ejército Republicano Irlandés (IRA) de Irlanda del Norte.

Pronto se le vinculó con los sectores más radicales de la resistencia palestina, con el secuestro del crucero italiano 'Achille Lauro' en 1985. Al año siguiente, Libia disparó dos misiles Scud contra el puerto militar de la isla italiana de Lampedusa, donde tenían su base varios buques de la Marina estadounidense, aunque el ataque no causó víctimas. En represalia, el presidente estadounidense Ronald Reagan ordenó el bombardeo de Trípoli.

ALIANZA CON OCCIDENTE

La espiral de acción-reacción tuvo su punto álgido con el atentado de Lockerbie, localidad escocesa sobre la que explosionó en pleno vuelo un avión de la Pan Am a los 38 minutos de despegar con destino a Nueva York. Murieron las 259 personas que viajaban a bordo y otras once personas en tierra.

Sin embargo, todo esto pertenece al pasado. Hace apenas unos años, Gadafi asumió su responsabilidad en el atentado de Lockerbie y aceptó pagar compensaciones a las víctimas, la mayoría estadounidenses, como parte de un giro político que incluía la renuncia a las armas de destrucción masiva. Al Megrahi y Al Amin Jalifa Fhimah fueron juzgados en mayo de 2000 en una base holandesa pero bajo jurisdicción escocesa en virtud de un acuerdo alcanzado con las autoridades libias.

El tribunal exculpó a Fhimah, pero condenó en enero de 2001 a Al Megrahi a cadena perpetua por el atentado. Sin embargo, la semana pasada fue puesto en libertad y trasladado a Libia por razones humanitarias, ya que padece un cáncer terminal.

Ahora los importantes contratos para la explotación de los hidrocarburos libios por parte de empresas italianas y británicas parecen haber apaciguado las iras de Occidente y proporcionado importantes recursos económicos a Libia, un país con una gran extensión pero poblado por apenas seis millones de personas. Italia también ha logrado un acuerdo para reducir la inmigración ilegal a través del Mediterráneo y Gadafi visitó en junio Roma, algo impensable hasta hace una década.

El principal partido opositor italiano, el Partido Democrático, también ha criticado las relaciones con Libia. "¿Cuánto nos cuesta a los italianos lavar la imagen del dictador libio?", se preguntaba el senador Marco Perduca.

"Es muy triste ver cómo nuestros dirigentes persiguen los intereses económicos a cualquier precio, incluso a costa de la dignidad de nuestro propio país. Es el mismo error que han cometido los británicos al liberar al terrorista de Lockerbie", afirmó la presidenta de la asociación de italianos expulsados de Libia, Giovanna Ortu, en declaraciones al 'Christian Science Monitor'. Unos 20.000 italianos fueron expulsados de Libia tras la llegada al poder de Gadafi. Sus bienes fueron incautados en compensación por la colonización italiana de Libia.

Precisamente el día en el que fue puesto en libertad Al Megrahi, el presidente suizo, Hans Rudolf Merz, viajó a Trípoli para presentar sus disculpas por la detención "injustificada" de Aníbal Gadafi en julio de 2008. El hijo de Gadafi fue arrestado dos días por haber golpeado a sus sirvientas en un hotel suizo.

Libia respondió cortando el suministro de gas a Suiza (el 20 por ciento del gas que consume Suiza es libio) y deteniendo a dos empresarios suizos. Uno de ellos ha tenido que pasar un año entero bajo custodia en la Embajada suiza, ya que el régimen libio anunció que no le permitiría marchar a menos que Suiza se disculpara adecuadamente, algo que finalmente hizo Merz.

"No puedo comprender por qué tantos países europeos permiten a Gadafi humillarles de este modo. Sé que la energía es importante, pero Gadafi parece un dictador intocable, tal como era Sadam Husein hace treinta años", afirmó Ortu, nacida en Trípoli durante la época colonial.

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