Trípoli.- El diplomático libio, Ali Abdessalam Treki, asumirá hoy su cargo como nuevo presidente de la Asamblea General de la ONU, en un nuevo paso en el proceso del fin del aislamiento internacional del país magrebí, hasta hace poco sometido a sanciones por parte de la propia organización de Naciones Unidas.
La asunción del cargo por parte de Treki se produce además ocho días antes de que el líder libio, Muamar el Gadafi, intervenga ante esa misma Asamblea General, durante la histórica y polémica visita que realizará a EEUU, un viaje impensable hace pocos años.
Treki, antiguo ministro de Exteriores libio, embajador ante la ONU y encargado de las relaciones de su país con la Unión Africana (UA) fue elegido presidente el pasado 10 de junio por los 192 países miembros de Asamblea General.
Su elección llega en el año en que Gadafi ejerce además la presidencia de la UA y cuando su país ocupa uno de los puestos no permanentes en el Consejo de Seguridad de la ONU.
El influyente hijo del líder libio, Seif el Islam, ya visitó el pasado febrero EEUU, la nación que hace cinco años incluía a Libia todavía en la lista de países que apoyaban el terrorismo, y declaró que Trípoli quería abrir un nuevo capítulo en sus relaciones con Washington.
Pocos meses antes la ex secretaria de Estado norteamericana, Condolezza Rice, realizó una histórica visita a Libia, la primera de un responsable de la diplomacia de EEUU en los últimos 55 años, después de que los dos países alcanzasen un acuerdo sobre las indemnizaciones a las víctimas de los ataques entre ambos, el último escollo para la plena normalización de sus relaciones.
Cuando acaba de cumplir 40 años en el poder el pasado 1 de septiembre, Gadafi ve como se le abren las puertas de la comunidad internacional que se le mantenían cerradas hasta que hace cinco años renunciara a proveerse de armas de destrucción masiva.
Su visita a EEUU no estará, sin embargo, exenta de polémica después de que el Gobierno libio dispensase un caluroso recibimiento en Trípoli a su ciudadano Abdelbaset Ali Mohamed Al Megrahi, condenado en Escocia a cadena perpetua por el atentado de Lockerbie y excarcelado por razones humanitarias al padecer un cáncer terminal.
Gadafi pretendía además instalar la gran tienda beduina con la que suele desplazarse en sus viajes en Central Park o en Nueva Jersey, aunque las protestas originadas harán que finalmente se aloje junto a su amplia comitiva en un lujoso hotel de Nueva York.
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