Madrid.- El diestro José Ignacio Uceda Leal cortó una oreja en el festejo celebrado hoy en Las Ventas con motivo del Día de La Hispanidad, y en el que también Eugenio de Mora dejó un buen sabor de boca, aunque sin llegar a redondear triunfo.
FICHA DEL FESTEJO.- Cinco toros de Adelaida Rodríguez, bien presentados y de juego variado. Primero muy noble aunque a menos; el segundo, tan noble como flojo; el tercero, manso y sin fuerzas; el quinto tuvo un más que potable pitón derecho; y el sexto, manso y con genio. El cuarto fue un sobrero de Javier Molina, inválido.
José Ignacio Uceda Leal: gran estocada (oreja); y pinchazo y estocada (ovación).
Eugenio de Mora: estocada (aviso y vuelta tras petición insuficiente); y buena estocada (aviso y ovación tras leve petición).
Juan Bautista: estocada (silencio); y pinchazo hondo y descabello (silencio).
La plaza tuvo un tercio de entrada en tarde agradable.
-----------------------------
UCEDA SIGUE BUSCANDO LA LLAVE
Otra vez se repite la historia: Uceda Leal puntúa en Madrid, corta una oreja pero se cierra la Puerta Grande. Por unas cosas o por otras el torero de Usera no acaba de encontrar de nuevo la llave maestra de tan soñada puerta.
Aunque ya conoce lo que es salir a hombros en Madrid -una vez en otoño en una corrida de Victorino Martín, y cuando se encerró con seis toros en un primero de mayo-, su carrera no ha terminado de tomar el vuelo que se le adivina. Le ha pasado varias veces, más recientemente el pasado Domingo de Ramos, cuando una cornada grave le privó del triunfo. Hoy, la culpa fue de su inválido segundo.
El toro que abrió plaza tuvo tanta nobleza y calidad como para que Uceda cuajara una faena repleta de torería, estética y sumo relajo. En el saludo de capote toreó con gusto a la verónica, abriendo el compás y jugando muy bien los brazos. Y un torerísimo comienzo de faena de muleta hizo presagiar una obra grande.
El toro embestía al ralentí, y Uceda inició su labor por el pitón derecho, con dos series de muletazos hondos, de exquisita belleza, a cámara lenta. Pero a la tercera el animal comenzó a perder gas.
Al natural llegaron los mejores muletazos, sobre todo una tanda en la que el madrileño hizo prácticamente el toreo de salón, con la distancia justa, muleta siempre adelantada, embarcando al toro con templanza, girando la cintura y alargando al brazo para dar la mayor profundidad a cada muletazo.
Un final muy a modo, con oportunas "cositas" por abajo, y, sobre todo, el estoconazo que propinó, fueron perfecta rúbrica para cortar una oreja de ley.
El cuarto bis fue un auténtico inválido. Toro de nulas fuerzas, que incluso llegó a echarse en dos ocasiones. Para colmo, a media altura protestaba, sin regalar ni una sola embestida. Ante semejante "regalo" el hombre nada pudo hacer. Pero absolutamente nada.
Otra oreja pudo haber paseado Eugenio de Mora en su primero, toro noble pero justito de fuerzas, lo que condicionó sobremanera el trasteo. Comenzó la faena de rodillas, y ya de pie tuvo que medir mucho la blandura del astado a media altura, provocando que los primeros muletazos, técnicamente correctos, no tuviera eco oportuno.
Sin embargo, a medida que transcurría la labor fue ganando interés, sobre todo al natural, por donde se acopló mejor. En el epílogo el toro sacó todo su temperamento y lo aprovechó bien el torero para enjaretar dos buenas tandas finales a derechas. Mató bien, y aunque le pidieron la oreja, no hubo pañuelos suficientes.
El quinto fue buen toro por el pitón derecho, y De Mora estuvo, aunque con altibajos, muy predispuesto y por momentos haciendo cosas de cierta enjundia.
Bonitos doblones por bajo en la apertura, y algunos derechazos sueltos de buen trazo, sin embargo, en series cortas y de poca trascendencia. Inconveniente también en esta faena, el aire, sucediéndose así los enganchones.
Al natural, el toro fue más intermitente, y a vueltas a derechas cerró la faena con dos tandas en las cercanías de buena factura. Al igual que en su anterior toro con la espada fue un cañón.
Bautista no tuvo su tarde. También le correspondió el lote con menos opciones del envío. Su primero no tuvo clase alguna, moviéndose pero sin humillar ni terminar de pasar, defendiéndose con la cara arriba. El sexto fue un manso con genio, que se desplazó descompuesto, muy incómodo. Con ninguno llegó el galo a apuntar nada.
Si quieres firmar tus comentarios puedes iniciar sesión »
En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.
Lo sentimos, no puedes comentar esta noticia si no eres un usuario registrado y has iniciado sesión.
Si ya lo estás registrado puedes iniciar sesión ahora.