Valencia.- El novillero José Arévalo salió a hombros tras cortar sendas orejas en la final del certamen "Camino a Matador", de la que se alzó como triunfador, mientras que José María Arenas dio una vuelta al ruedo y a Manuel Sarrión, con poco oficio, le echaron un novillo al corral.
Se lidiaron novillos de Santos Alcalde, bien presentados, nobles y de buen juego. Primero y quinto, ovacionados en el arrastre.
José María Arenas: pinchazo y estocada trasera (silencio tras aviso); y estocada caída y dos descabellos (vuelta tras aviso).
Manuel Sarrión: tres pinchazos, otro hondo, suena el tercer aviso y el novillo al corral (silencio tras tres avisos); y estocada casi entera desprendida (silencio).
José Arévalo: estocada corta y caída, y dos descabellos (oreja tras aviso); y estocada caída (oreja).
La plaza tuvo un tercio de entrada en tarde muy calurosa.
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ARÉVALO, POR EL BUEN CAMINO
Arenas anduvo lucido con el capote frente a su primero, al que toreó con elegancia a la verónica. La faena de muleta, sin embargo, de lo más anodina. Intercaló las dos manos, pero en ningún momento llegó a interesar.
En el cuarto salió más decidido. De nuevo, buen toreo de capa. Y al igual que en su anterior oponente, banderilleó con facilidad. La faena de muleta tuvo los mejores pasajes en el toreo al natural. Su mal hacer con la espada le privó de trofeo, dando finalmente una vuelta al ruedo.
Sarrión dejó entrever muchas carencias en sus dos oponentes, fruto del escaso oficio que aún atesora. En su primero, segundo de la tarde, no llegó a acoplarse en ningún momento, dejándose tropezar mucho los engaños. Y con la espada, muy fallón, hasta tal punto de llegar a escuchar los tres avisos.
En el quinto tampoco se centró, en una faena anodina en la que fue volteado sin consecuencias.
Arévalo recibió a su primero a portagayola, enjaretando a continuación otras dos largas de rodillas y, ya de pie, verónicas de buen aire. Banderilleó con acierto. La faena de muleta tuvo el denominador común del temple, con muletazos de impecable trazo por los dos pitones. Terminó con manoletilas de rodillas, y aunque no hubo rúbrica oportuna con la espada, paseó un trofeo.
En el sexto volvió a lucirse con los rehiletes. Brindó su faena a los profesores de la Escuela Taurina de Valencia. Tras unos doblones muy toreros por bajo en el inicio de faena, los momentos de mayor trascendencia surgieron al natural. Paseó otro trofeo, saliendo así por la Puerta Grande.
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