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Fernández desvincula al Gobierno de la derrota y aboga por el consenso

EFE
Actualizado 30-06-2009 01:43 CET

Buenos Aires.-  La presidenta argentina, Cristina Fernández, desvinculó hoy al Gobierno de la derrota del oficialismo, descartó una remodelación de Gabinete y abogó por el consenso para garantizar la gobernabilidad, tras una agitada jornada en la que su esposo, Néstor Kirchner, renunció al liderazgo del peronismo.

Fernández, que había mantenido silencio sobre el varapalo electoral sufrido por el oficialismo en los comicios del domingo, convocó hoy una rueda de prensa, la segunda desde que inició su mandato en diciembre de 2007, para calmar los insistentes rumores sobre renuncias en el Gobierno, animados por la dimisión de Kirchner como presidente del Partido Justicialista (PJ, peronista).

"No veo que por el resultado de las elecciones tenga que hacer algún cambio de Gabinete, no lo veo escrito en ninguna parte ni veo que haya habido ninguna actitud por parte de algún ministro ni alguna política que haya sido causante de perder en la provincia de Buenos Aires", afirmó la presidenta.

La única dimisión que se ha producido en el Gabinete, y no como consecuencia de los resultados electorales, ha sido la de la ministra de Sanidad, Graciela Ocaña, quien renunció hoy por el mal manejo de la epidemia de dengue que sacudió el país hace unos meses y el avance de la gripe A, que se ha cobrado 28 vidas.

En su comparecencia ante los medios, Fernández, como hizo anoche Kirchner, su esposo y antecesor en el cargo, minimizó el impacto de la derrota oficialista y admitió que la nueva composición del Parlamento exigirá un ejercicio de consenso para garantizar la gobernabilidad.

La presidenta atribuyó la caída de los apoyos del oficialismo al desgaste de seis años de gestión, desde el triunfo de Kirchner en 2003, y a "errores que serán analizados", pero no dio ninguna pista sobre un posible cambio de estrategia en su Gobierno para recuperar la confianza del electorado.

El nuevo mapa político, con la pérdida de la mayoría parlamentaria del oficialismo, "va a exigir, por parte de todos, de oficialistas y opositores, un ejercicio de consenso, de acuerdo, para lograr la gobernabilidad", afirmó, aunque advirtió también que "negociación no es renuncia a los principios".

Según los últimos datos, el oficialismo obtuvo 5,9 millones de votos (31 por ciento de los emitidos); la Coalición Cívica, con la Unión Cívica Radical y los socialistas, 5,5 millones (29 por ciento), y la conservadora Propuesta Republicana (PRO), liderada por el jefe del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, 3,5 millones (18,5 por ciento).

"Cuando un resultado no es el que uno pensó en su momento debe tener las actitudes que le corresponden", dijo Néstor Kirchner en una declaración exclusiva a la agencia oficial Télam para anunciar su renuncia "indeclinable" a la presidencia del PJ, cargo que ejercía desde mayo de 2008.

Kirchner perdió por 2,5 puntos en la provincia de Buenos Aires, tradicional bastión peronista, frente a su más directo rival, el empresario Francisco de Narváez, peronista disidente aliado con la derecha.

Su sustituto en la dirección del PJ, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, hasta hoy vicepresidente primero del partido, afronta la difícil tarea de reunificar el peronismo y fortalecer su liderazgo si, como todo parece indicar, aspira a competir por la Presidencia en 2011.

De momento, ha anunciado su intención de convocar a los gobernadores oficialistas y reunirse con el gran ganador de la jornada, el empresario De Narváez, quien hoy se apresuró a pedir cambios en el Gobierno y confió en que la presidenta "lea bien el resultado de la elección".

Para Elisa Carrió, dirigente de la Coalición Cívica, consolidada como segunda fuerza del país, Argentina entró en una nueva etapa porque "Néstor Kirchner no existe más, acaba de morir políticamente".

Más allá de los personalismos y de la lucha por la carrera presidencial, los resultados del domingo complican, y mucho, el mapa político argentino porque, como recordó hoy el analista Rosendo Fraga, las experiencias anteriores de Gobiernos en minoría fueron traumáticas: Ricardo Alfonsín, en el final de su mandato, y Fernando De la Rúa, en sus dos años de Gobierno.

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