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¿A quién le importa que cierren el San Francisco Chronicle?

  • El diario necesita un comprador para salvarse. De momento no hay candidatos
  • A algunos ciudadanos les preocupa perder a quien denuncie los problemas de la ciudad
  • Otros ven el cierre sin dramatismo porque la gente ya está en otra 'onda' informativa
Por BEATRIZ GARCÍA (SOITU.ES)
Actualizado 23-06-2009 11:19 CET

SAN FRANCISCO.-  Hace varios meses que se puso sobre la mesa la posible desaparición del San Francisco Chronicle, el periódico más importante de California después de Los Angeles Times. El presidente de Hearst Newspapers, Steven Swartz, se lo explicaba así de claro a los empleados del mítico diario: "Habrá que hacer cambios en toda la organización de la empresa o no tendremos otra opción que buscar un comprador, y si no lo encontramos, cerrar el periódico". Hasta el momento, el comprador no ha aparecido y en el diario guardan silencio sobre el futuro de un medio que lleva en la calle desde 1865. Mientras se decide si hay sitio en la nueva era de la información para el 12° periódico en circulación de Estados Unidos, muchos periodistas han opinado sobre qué pasaría si el Chronicle dejase se existir. ¿Y qué opinan los ciudadanos? ¿Echarán los lectores de menos al histórico diario? Salimos a las calles de San Francisco para saber qué piensan del tema.

Bridget Sullivan tiene 24 años y trabaja en una clínica dental junto a Union Square. En el 'break' del curro, y mientras se come un sándwich vegetal, me explica qué supondría para ella dejar de leer el Chronicle. "He nacido y me he criado en San Francisco. Es muy difícil para mí imaginarme la vida sin este periódico. Lo sentiría mucho. No sólo por la gente que pierde su trabajo sino porque es un símbolo de la ciudad. Además, me asusta la idea de que nadie denuncie los problemas importantes que tenemos, porque The San Francisco Examiner no informa con la misma profundidad que el Chronicle".

El miedo a que no se destapen casos de corrupción o que los políticos trabajen sin sentir la presión de la mirada de los periodistas es una de las cosas que más preocupa a los ciudadanos. También que no puedan utilizar el periódico como plataforma de denuncia. "Quiero escribir una carta al Chronicle para expresar que no estoy de acuerdo con la política que se está siguiendo con los fumadores en esta ciudad. Si el diario desapareciera, no sabría muy bien a quién dirigirme. Creo que todos nos sentiríamos un poco perdidos", sostiene Sullivan.

Sin embargo, aunque esta odontóloga quiere que Hearst Communications encuentre una solución para mantener el periódico, confiesa que sólo lo compra los fines de semana. "Durante la semana no tengo tiempo para leerlo, así que le echo una ojeada a la edición digital y es el fin de semana cuando lo compro y lo leo relajadamente".

Precisamente, en el ritual de comprar la prensa los domingos está, para algunos, la clave de la supervivencia del papel. Benjamín Lana, del grupo Vocento, explica en un reportaje publicado por El País, que una solución a la crisis que viven los periódicos tradicionales sería publicar durante la semana un edición más concisa y orientada a un público muy concreto y "ahorrar energías para invertirlas más a fondo en el fin de semana". Esta idea la comparten también en The New York Times, donde recientemente han lanzado una suscripción sólo para los fines de semana.

Pero no todo el mundo cree que el cierre del periódico fuese algo dramático. A Stephen Unyi, un consultor de 34 años, le preocupa poco. "Siempre me ha dado la impresión de que es un medio muy pretencioso y que está alejado de la realidad de la ciudad. Además, no soporto su crítica musical, por lo que acabo leyendo la de Los Angeles Times". Para Unyi el diario también ha perdido mucho en la sección de Internacional. "Ya no hay buenos corresponsales: casi todo es de agencia".

En el año 2006, después de que el diario sufriera un gran descenso de lectores, la empresa recortó personal y muchas de las noticias nacionales e internacionales pasaron a ser firmadas por Associated Press. El mítico Chronicle —que sólo en 2008 perdió 50 millones de dólares— ya no se podía permitir corresponsales por el mundo, ni escritores que dotaran a los análisis de calidad y encanto. Estos ajustes de personal, en lugar de salvarlo, parecen haber contribuido a su declive, y demuestran que reducir plantilla no es garantía de que un periódico siga a flote. Los gurús apuntan que la única forma de salvarse es con imaginación y ofreciendo un producto de calidad, algo imposible si reduces periodistas y te ves obligado a tirar de teletipos.

El San Francisco Chronicle tiene una tirada de casi 400.000 ejemplares y 9 millones de usuarios únicos al mes en su edición digital. Aun así, Unyi no cree que la ciudad se vaya a quedar desamparada en caso de que el periódico cierre. "La gente ya está en otra 'onda'. Se informa en internet y en muchos otros medios más pequeños y que ofrecen mayor calidad. Yo no lo echaré de menos, aunque reconozco que a nivel simbólico es un poco triste."

Benny Evangelista, periodista de la edición de papel y digital del Chronicle, no se quiere mojar al hablar sobre qué va a pasar con su puesto de trabajo o cómo reaccionarán los ciudadanos en caso de que cierre el diario. Sin embargo, sí que habla sobre el futuro de la profesión. "No sé qué formato va a sobrevivir o con qué herramientas trabajaremos, pero si sé que hay muchas historias que contar ahí fuera. Por eso el periodismo existirá siempre. En este mundo tan complicado en el que vivimos, la labor del periodista es más importante que nunca, así que le diría a los estudiantes de periodismo que estén tranquilos: tendrán trabajo de un modo u otro".

¿Qué ha provocado el declive del Chronicle?

Por si no fueran razones suficientes la crisis económica, la pérdida de calidad de los contenidos y el trasvase de lectores del papel a internet, otro factor ha contribuido a que uno de los medios más prestigiosos de Estados Unidos esté a punto de echar el cierre. Un problema fundamental es que el diario no es espejo de sus lectores. Ha perdido la imaginación para conectar con el público.

Según publica New America Media, el escritor Richard Rodríguez, residente en San Francisco, cree que el diario ya no es un reflejo de lo que ocurre en la ciudad. Para empezar, sus páginas no incluyen información suficiente sobre la población asiática —un tercio de la total— y la latina. ¿Para qué iban un chino o un mexicano a comprar un ejemplar de un periódico que no trata los asuntos que le interesan? "Ya en su época dorada, la era de Scott Newhall, el brillante editor de las décadas de los 50 y los 60, el Chronicle no era un periódico sino una colección de columnas y escritores como Herb Cain. Y ninguno de ellos era chino o escribía sobre los chinos, los filipinos o la población centroamericana. Ésa es la falta de imaginación del Chronicle.", asegura Rodríguez.

Para el escritor, lo que verdaderamente está muriendo es el concepto de San Francisco como ciudad. "Cuando un periódico metropolitano de esa magnitud interrumpe su publicación, indica que lo que ha muerto es la idea de centro metropolitano. Los diarios de América, la mayoría de ellos, los que ahora están desapareciendo, son inventos del siglo XIX y llegaron en un momento en el que América era nueva, cuando nadie tenia ni idea de lo que significaba vivir en Michigan, Denver, Colorado o Seattle. El diario era lo que proporcionaba esa noción de lugar. Y eso es lo que está muriendo."

Para saber más de la crisis de los medios en EEUU:

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