Nueva York.- La actriz y embajadora de Buena Voluntad de la ONU, Mia Farrow, emprendió una huelga de hambre en apoyo a la población sudanesa de Darfur, un territorio sobre el que reclama una mayor atención de la comunidad internacional.
La activista completó hoy la primera jornada de un ayuno que prevé que dure 21 días, durante los que solo tomará agua para demostrar su "indignación" por la ausencia de una mayor movilización internacional en favor de las víctimas del conflicto que consume la región sudanesa.
"Nunca he emprendido algo remotamente parecido a esto, por lo que no tengo idea de qué esperar, y aunque me he propuesto una meta de tres semanas, no sé cuánto podré aguantar", asegura Farrow en su página web.
En ella, la actriz se declara sorprendida porque han pasado semanas desde que Sudán ordenó la expulsión de 13 organizaciones humanitarias de Darfur, y la comunidad internacional no ha intervenido con determinación para remediar la situación en la que han quedado millones de víctimas del conflicto.
"Las semanas pasan y la información que llega de los campos es que la gente ya está sufriendo; que las bombas de agua se averían porque no hay nadie que les proporcione mantenimiento, que las letrinas se desbordan, se han reducido los abastecimientos de comida y no hay asistencia médica", señaló.
Farrow pide a la opinión pública estadounidense que aproveche que la Administración del presidente Barack Obama cumple sus primeros cien días para aumentar la presión sobre la Casa Blanca en esta materia.
En concreto, pide al Gobierno estadounidense que redoble los esfuerzos por hacer llegar más ayuda humanitaria a la región, complete la revisión de su política hacia Sudán y estudie con otros países la posibilidad de adoptar medidas punitivas contra Jartum.
"A pesar de que el mundo no ha actuado con decisión en los últimos seis años para proteger a la población de Darfur, parecía que la expulsión de las agencias humanitarias, que supone retirar el salvavidas de cuatro millones de personas, provocaría una reacción", agrega la embajadora de buena voluntad de Naciones Unidas.
Jartum decretó la expulsión de las ONG internacionales y anuló el permiso de otras tres entidades nacionales después de que la Corte Penal Internacional (CPI) emitiera una orden de arresto contra el presidente sudanés, Omar al Bachir, por su supuesta implicación en crímenes de guerra y de lesa humanidad en Darfur.
Entre las entidades expulsadas se encuentran Save the Children (las divisiones de Reino Unido y Estados Unidos), Médicos Sin Fronteras (unidades de Francia y Holanda), Care International, Oxfam e International Rescue Committee.
El conflicto en Darfur estalló cuando los grupos rebeldes de esa región se levantaron en armas para protestar contra la pobreza y marginación de la zona, fronteriza con Chad, que se considera discriminada por el Gobierno central.
Desde entonces, cerca de 300.000 personas han muerto y unos dos millones y medio más se han visto forzadas a abandonar sus hogares, según Naciones Unidas.
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