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El espíritu de Ayrton Senna sigue entre nosotros

Por CRISTIAN MESTRES (SOITU.ES)
Actualizado 19-04-2009 12:36 CET

El responsable de su invocación se llama Sebastian Vettel, y hoy ha vuelto a darnos una lección magistral en conducción sobre lluvia. El piloto de Red Bull ha logrado en Shanghái, bajo un tremendo aguacero, la segunda victoria de su carrera deportiva y la primera de su equipo. Su compañero, Mark Webber, y el líder del campeonato, Jenson Button, han acompañado al alemán en el tercer podio atípico de la temporada. Ferrari ha encadenado su tercer GP sin puntuar, y el campeón de 2008, Lewis Hamilton, sólo ha podido ser 6º. Fernando Alonso ha aparcado toda opción de puntuar en una salida de pista en la vuelta 37.

Dieter Mateschitz, fundador de Red Bull, se enamoró de Sebastian Vettel en una carrera de karts. Lo suyo fue un amor verdadero y a primera vista. De hecho, el fin de semana siguiente, se convirtió en su mentor. Juntos llegaron a la F-1 con mucha discreción (a diferencia de su competencia directa, Vettel no ganó ni la Fórmula 3, ni las World Series y ni siquiera la GP2, pero destacó en todas las especialidades por las que pasó). Debutó en la categoría reina como cedido en BMW Sauber, y muchos no entendieron por qué prefirió quedarse al abrigo de Mateschitz en la escudería heredera de Minardi, Toro Rosso, a presionar a su jefe para quedarse junto a Nick Heidfeld. Unas carreras después, en Monza, Sebastian acalló toda crítica con una pole y un triunfo, del semáforo a la bandera, bajo un fortísimo aguacero. En esa prueba, los que no estuvieron en Montmeló en septiembre de 2007 viendo la primera carrera de las F-3 Euroseries descubrieron que es el mejor piloto sobre agua desde Ayrton Senna. Hoy ha vuelto a demostrarlo.

El agua decidió apuntarse a la fiesta de Shanghái esta misma mañana. Se acabó, pues, la discusión sobre estrategias con superblandos y disquisiciones acerca de la superioridad de los dobles difusores en carrera. Este domingo, todos con gomas de lluvia extrema del principio hasta el final. Las difíciles condiciones bajo las que se iba a dar la salida beneficiaban especialmente a aquellos equipos con los monoplazas más cargados (Hamilton y los dos Brawn GP) y Sebastian Vettel, el único que podría aparcar los problemas de visibilidad como consecuencia de su privilegiada posición en parrilla.

El director de carrera decidió dar la salida detrás del coche de seguridad, que se mantuvo en el asfalto durante ocho giros. En este intervalo se registraron numerosos aquaplannings, excursiones por la grava e importantes cambios de estrategia, el más destacado de ellos el de Fernando Alonso. El asturiano, que salía segundo, decidió rectificar su táctica de inicio (pensada para tomar la salida con los superblandos en tiempo seco) para pasar por el pit lane y añadir más carburante a su monoplaza. Por delante, los Red Bull, casi tan ligeros como el español, optaron por mantenerse sobre el asfalto y confiar sus opciones en un primer stint velocísimo. En el primer giro de la prueba (octavo real), todos, salvo Hamilton, que adelantó a Räikkönen para auparse hasta el sexto puesto, mantuvieron sus posiciones. El inglés rodaba lanzadísimo hacia Rubens Barrichello hasta protagonizar, en el undécimo paso por meta, su primer error en forma de trompo.

Kimi Räikkönen y Jarno Trulli fueron los primeros protagonistas en negativo del GP. Ambos perdían ritmo y posiciones a medida que pasaban las vueltas. ¿Problemas técnicos? ¿Incapacidad rodando bajo la lluvia? Nunca lo sabremos. En el lado opuesto de la balanza, los dos Red Bull, que empezaban a descubrir alguno de los secretos mejor guardados del diseño de Adrian Newey: su excepcional tracción. En estas condiciones, todos habían tenido que improvisar, y los primeros los ingenieros, que debieron modificar los reglajes de los coches a ciegas, sin datos acumulados en los entrenamientos. En otras palabras, en este escenario un doble difusor no marcaría la diferencia (aunque seguiría siendo mejor llevarlo, claro), y lo que es mejor, los espectadores podríamos descubrir qué piloto es bueno y quién se sale de lo normal.

La capa de agua acumulada en el asfalto, lejos de disminuir, mantenía su grosor hacia la vuelta 18, como evidenciaban las tomas de las cámaras a bordo de los monoplazas. Ningún piloto podía pisar a fondo el acelerador en la recta, so pena de aquaplanning o toque imprevisto con un rival más lento. En consecuencia, la FIA volvió a llamar a la pista a Bernd Mäylander y su Mercedes SL 63 AMG. El coche de seguridad volvía a entrar en escena. Este nuevo ingrediente del juego estratégico no alteró los planes de Red Bull y Brawn, que habían convocado a sus pilotos a boxes con anterioridad y lograron mantener posiciones. Los más beneficiados, eso sí, iban a ser los ocupantes del furgón de cola de la carrera, especialmente Alonso, que se había quedado taponado por los Force India a pesar de rodar hasta dos segundos por vuelta más veloz que ellos.

Con la carrera neutralizada, Felipe Massa volvió a sonrojar a media Italia. Su Ferrari volvió a dejarle tirado por tercera carrera consecutiva, lo que desvanece, día a día, su cacareada candidatura al mundial. Kimi Räikkönen, en cambio, rodaba en cuarto puesto, aunque su V8 estaba lejos de la mejor forma. El fantasma de 1992 volvía a la memoria de los aficionados de la ‘Rossa’.

Charlie Whiting relanzó la prueba coincidiendo con el 22º paso por meta, y con Sebastian Vettel en primera plaza, seguido de Button, Webber, Räikkönen, Hamilton, Kovalainen, Barrichello, Buemi y Alonso, noveno clasificado como consecuencia de una parada no programada de Timo Glock. El asturiano tenía campo por delante para atacar a la sorpresa del GP, Sébastien Buemi, cuyo ritmo de carrera y habilidad bajo la lluvia no le pondría las cosas nada fáciles. De hecho, su duelo se prolongaría durante doce vueltas, justo el tiempo en que los estrategas de Renault decidieron llamar a su piloto para efectuar el segundo y definitivo repostaje.

En cabeza de carrera, mientras Vettel ponía tierra de por medio a un ritmo sostenido de más de dos segundos por vuelta más veloz que todos sus rivales, Button y Webber se enzarzaban en el duelo del GP, decidido a favor del australiano en dos ocasiones. Primero falló el inglés, que mostró su primer síntoma de debilidad en lo que va de campeonato saliéndose recto en un viraje; luego Mark que, en su búsqueda por abrir hueco, se salió recto en la curva de entrada a meta. ¿Desenlace final? Esta vez sí; adelantamiento del de Red Bull en la vuelta 26, que se escapó camino del primer doblete de la historia de la escudería. Jenson, en cambio, evidenciaba las dificultades de su BGP001 para calentar las gomas dibujando una serie de eses en la recta trasera. ¿Estaremos ante la primera debilidad del hasta ahora imbatible diseño de Ross Brawn?

La zona de puntos era cosa de los McLaren, Räikkönen, Buemi y Alonso, integrantes del pelotón de desquiciados del GP Chino. El de Ferrari se descartó por motivos estratégicos. Su equipo le convocó a boxes en la vuelta 26, aunque en su regreso a pista se quedó enganchado detrás del Williams de Rosberg, cediendo en ello una sangría de segundos. Alonso dijo adiós a los puntos al abrir gas antes de hora en el larguísimo curvone que da acceso a la recta posterior del trazado. Estos dos errores invitaban a la fiesta al Toyota de Glock y al Force India de Adrian Sutil, que se mantenía en pista con previsión de una sola detención en los boxes. El desenlace final, sin embargo, volvió a ser cruel con el alemán, que acabó embistiendo su monoplaza contra las vallas de protección cuando acariciaba la sexta posición con la punta de los dedos. Previamente, Hamilton volvió a cometer un nuevo error y regaló a su compañero la quinta plaza. Tras el inglés acabaron Timo Glock y Sébastien Buemi, que consiguió mantener a raya al R29 de Alonso hasta la bandera a cuadros.

El trío de cabeza, entre tanto, seguía a lo suyo. Sebastian Vettel efectuó su segunda y definitiva parada en la vuelta 36, reintegrándose a la estela de Jenson Button. El de Brawn GP, con un coche mucho más ligero, buscaba sin éxito aumentar diferencias respecto a Mark Webber, que ya había parado, pero no contento con errar en su objetivo, encima vio como el Red Bull de Vettel le arrancaba las (pocas) pegatinas de su monoplaza en un adelantamiento de órdago. No lo necesitaba, porque Button pararía poco después, pero Vettel decidió "matar" la carrera como los grandes. Detrás de él, su compañero Webber, que cierra el primer doblete de Red Bull en la categoría reina.

La victoria de Vettel es la primera de un coche con difusor "convencional" en lo que llevamos de temporada. Cierto que las condiciones se salían de lo normal, pero estas son las carreras que reconcilian a todo apasionado del automovilismo con la F-1. El espíritu de Senna sigue entre nosotros. El nuevo rey de la lluvia se llama Sebastian Vettel.

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