Jenson Button y Rubens Barrichello han dominado a placer el Gran Premio de España, una carrera marcada, un año más, por las tácticas de boxes. Mark Webber ha completado el podio, y Fernando Alonso ha concluido en un inesperado quinto puesto después de adelantar a Felipe Massa en la última vuelta. El asturiano ha firmado en casa su mejor carrera del año.
"¡Eo, eo, eo, esto es un chorreo!" Ross Brawn y los suyos podrían gritar a pleno pulmón con todo el merecimiento el sambenito que acompañará para siempre al presidente del Real Madrid, Vicente Boluda. El británico volvió a demostrar su excelente dominio de la táctica de carrera para firmar un impecable doblete con dos apuestas estratégicas diferentes… Beneficiando de paso a su primer espada, Jenson Button, en detrimento de Rubens Barrichello de un modo muy disimulado. Está claro, este hombre no ganó siete títulos junto a Michael Schumacher de casualidad.
El Gran Premio de España se decidió ayer, un año más. Para hoy quedaba el despliegue estratégico, único atractivo real para los entendidos en la materia. En otras palabras, en Montmeló volvimos a ver una carrera "de pantalla de tiempos", con muy poca acción en pista, entendiendo por ello adelantamientos. Ahora bien, se dieron puntuales incidentes en la carrera que, si bien no alteraron el escenario de fondo, sí echaron un poco de pimienta y darán que hablar durante los próximos días…
Jenson Button salió muy mal desde la pole, regalando el primer puesto a su compañero, que arrancaba desde la zona sucia, antes de alcanzar la frenada de la curva Elf. Por detrás, Massa se ayudaba del KERS para adelantar a Vettel, y Alonso llegaba al primer viraje en disposición de discutir el sexto puesto a Nico Rosberg. Y justo aquí llegó el primer y único strike de la carrera. El asturiano arrinconó al de Williams en el interior de la segunda curva, forzándole a recortar la curva por encima del peralte. Esta improvisada vía de escape alteró el equilibrio del coche, que regresó a la trazada justo en el momento en que Jarno Trulli se aproximaba a toda velocidad para tratar de sacar tajada de la acción. Los dos monoplazas se tocaron, aunque fue el italiano quien llevó la peor parte, pues su Toyota quedó cruzado en medio de la pista. Adrian Sutil, que había entrado muy pasado en la primera frenada, chocó con él, y luego lo hicieron los Toro Rosso de Sébastien Buemi y Sébastien Bourdais. ¿Resultado final? Cuatro coches fuera y entrada en pista del coche de seguridad.
Barrichello encabezaba la carrera seguido de Button, Massa, Vettel, Webber, Alonso, Rosberg, Glock, Heidfeld y, ¡diablos!, Kimi Räikkönen. El finlandés se aupó hasta el décimo puesto a pesar de salir en la 16ª casilla de salida… Y eso que no veía el semáforo (¡!), que quedaba oculto tras el alerón del McLaren de Hamilton. El inglés fue otro de los beneficiados de la arrancada, y no precisamente por ganar muchas posiciones (de hecho, perdió una), sino porque se salvó milagrosamente de verse implicado en la melé de la segunda curva.
El director de carrera volvió a dar bandera verde en el sexto paso por meta, una vez las asistencias limpiaron de restos de carbono la zona del incidente. Fernando Alonso fue el protagonista de la segunda arrancada, al colocarse en disposición de adelantar a Mark Webber en plena recta. El R29 del asturiano llegó a meter la rueda delantera fuera del asfalto, pero su rival estuvo más hábil y supo proteger el interior de la primera curva. Para Alonso no había escapatoria, pilotaba uno de los coches más ligeros de la parrilla, y necesitaba apartar a rivales más lentos para seguir aspirando a mantenerse entre los ocho de cabeza tras la primera visita a boxes.
Por delante, los dos Brawn, también muy ligeros de carga de combustible, rodaban con el cuchillo entre los dientes con la intención de poner tierra de por medio respecto a sus rivales. La única atracción del GP en este momento era el duelo por la novena plaza entre Räikkönen y Heidfeld, que acabó de golpe en la vuelta 18, cuando el acelerador del Ferrari se negó a seguir funcionando y dejó a su piloto tirado en la recta opuesta.
Button y Alonso inauguraron los turnos de repostaje al término del 18º giro. Ambos apostaban por la estrategia clásica: dos paradas en los tercios de carrera y dando privilegio a las gomas blandas, las mismas con las que habían tomado la salida. La excepción a la norma la puso Rubens Barrichello, que se detuvo una vuelta después y que, a fin de evitar quedarse enganchado tras el Williams de Rosberg en su regreso al asfalto, cargó seis segundos de gasolina y apostó por una táctica de tres detenciones. Felipe Massa y Sebastian Vettel pararon a la vez en la vuelta 20, cargando la misma cantidad de carburante.
El liderazgo ficticio de Barrichello no inquietaba a Jenson Button, a pesar del teatro protagonizado por los ingenieros de uno y otro por la radio. Comentaristas y aficionados pensaban en una lucha libre (estratégicamente hablando) entre los dos Brawn por la victoria, pero en el equipo británico se seguían muy de cerca los movimientos de Vettel, Massa y, especialmente, Mark Webber, cuyo ingeniero de pista fue el más listo de todos. El australiano optó por alargar unas vueltas más su segundo stint, táctica que, combinada con el tapón que suponía Felipe Massa para Vettel, podría regalarle un podio inesperado en el segundo turno de repostajes.
Por detrás, Fernando Alonso se mantenía en la órbita de lo ocho primeros, hazaña que hay que atribuir tanto a la excelente regularidad en carrera del asturiano como al trabajo involuntario realizado por Nick Heidfeld en el primer tercio de GP. El BMW, muy cargado de combustible, se ocupó de frenar, desde la novena posición, a todos aquellos que tanto inquietaban al español en la jornada de ayer. La sangría de segundos que se iban dejando por el camino se tornaba en oxígeno en casa Renault, que asistía con esperanzas a la fase decisiva de la prueba.
Hacia el ecuador del GP, valía más la pena atender a la pantalla de tiempos que al monitor de la realización de TV, un clásico en las carreras celebradas en el circuito de Montmeló. Apenas la tensión derivada del amplio abanico estratégico animaba un poco el cotarro. En este sentido, dos opciones antagónicas coincidieron en los boxes en la vuelta 31. Rubens Barrichello efectuaba la segunda de sus tres paradas programadas, regresando al asfalto tras Jenson Button que, ahora sí, ya se sentía ganador. Paralelamente, Lewis Hamilton efectuaba su primer repostaje con las ruedas traseras en las lonas, después de un larguísimo primer stint. El campeón del mundo luchaba a brazo partido con Heidfeld por el puntito de la octava plaza, y ni siquiera un objetivo tan pobre disminuía su motivación. Así son los pilotos grandes.
En el box de Ferrari respiraban aliviados al verse en la órbita del podio por primera vez en todo el año. Sin embargo, el calvario técnico de Felipe Massa empezó cuando, en el giro 38, el tapacubos de la rueda delantera izquierda empezó a amenazar con soltarse. Esta pieza se usa para reducir la resistencia al aire de los neumáticos, pero especialmente para auxiliar la evacuación de aire caliente de los frenos, lo que desequilibró un tanto el coche. En el 43º paso por meta, Vettel y Massa entraron juntos a repostar, aunque la parada del Ferrari fue anormalmente rápida. Los mecánicos de Red Bull completaron la maniobra en 8,7 segundos, mientras que sus homólogos de la Rossa invirtieron 7'7. En este momento, nada parecía inquietarles, pero las indagaciones sobre el combustible remanente en la máquina de abastecimiento en los minutos siguientes devolvieron el temor a Maranello.
Fernando Alonso cubrió el segundo trámite de boxes en el giro 44, regresando en octavo lugar por delante de Lewis Hamilton, al que consiguió resistir en la pista como en los viejos tiempos. Cinco vueltas más tarde, Button efectuó su parada, calzando los neumáticos medios con los que debía llegar hasta el banderazo. Su compañero lo hizo coincidiendo con el 50º paso por meta, al mismo tiempo que Mark Webber, cuyo extra de siete vueltas respecto a Massa y Vettel le despejó el camino hacia el escalón pequeño del podio.
Las últimas vueltas del GP tuvieron al único Ferrari superviviente como único protagonista. Esos 12 litros de menos que el equipo no consiguió cargar en su depósito le obligaron a aminorar la marcha so pena de quedarse seco en el último giro. En consecuencia, después de mucho jugar con el KERS para defender posición en las rectas (cuánto daño está haciendo este dispositivo a los adelantamientos), Massa recibió la orden de dejar pasar al Red Bull a menos de 8 kilómetros del final. Luego fue Alonso quien adelantó al renqueante F60 en la última vuelta para llevarse a casa una quinta plaza de regalo. Chapeau para el asturiano, que firmó en casa la mejor carrera del año.
Al final, doblete para Brawn GP, que aumenta la distancia respecto a sus rivales tanto en el campeonato de pilotos como en el de constructores. Hoy por hoy, los monoplazas británicos no encuentran rival entre las marcas oficiales, aunque tienen a los Red Bull peligrosamente cerca.
La próxima cita del mundial tendrá lugar en el principado de Mónaco los próximos 23 y 24 de mayo. Cuatro días después de esta mítica carrera se decidirá el futuro de la F-1, pues será la fecha en que la FIA cierre el plazo de inscripción de equipos para el mundial 2010. Se avecina una intensa tormenta política con fortísimos chubascos en la Plaza de la Concordia de París…
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