Al presidente Zapatero le han sentado bien los seis días que se ha paseado por Europa con Obama y el resto de los líderes europeos. Todo gracias al G-20, el 60 Aniversario de la OTAN y la Alianza de Civilizaciones en Estambul.
Hoy, su entrada en el plenario de su grupo parlamentario ha sido la de una estrella. Acompañado por María Teresa Fernández De la Vega y precedido por Elena Salgado, la nueva vicepresidenta económica, un ZP radiante se ha enfrentado a la "segunda fase de la lucha contra la crisis económica", objetivo para el que ha realizado la remodelación de Gobierno.
Ha comenzado por anunciar el nombramiento de Eduardo Madina como sustituto de Ramón Jáuregui en la Secretaría General del Grupo Socialista en el Congreso. Un vasco por otro vasco —por cierto, Jáuregui no ha acudido al acto, como tampoco ha estado el ex vicepresidente Solbes—, de 33 años, muy aplaudido, y que ha dado para bromas a ZP, que recordaba que 33 años no son un problema: "A mí también me decían que era muy joven, aunque ahora no tanto", ha señalado encantado y sonriente.
El presidente ha pasado después a exponer algunas pinceladas —sin fondo concreto— de en qué va a consistir esa segunda etapa de lucha contra la crisis, cuyo objetivo es "acelerar el estímulo económico que ha tomado el Gobierno". (Ojo a esta muletilla, estímulo económico, que va a dar mucho juego en el futuro). Para "situaciones de emergencia, ritmos también de emergencia" ha sido otro eslogan. Se trata de una "estrategia integral" por la que el trabajo de todos los ministerios queda supeditado a la crisis económica y se van a tomar las medidas de impulso que sean necesarias. Tres puntos: recuperación del crédito para las empresas y familias; concertación social para empresarios, sindicatos y fuerzas políticas que estén dispuestas; e instar a todos los cambios y reformas que sirvan para estar preparados cuando acabe la crisis. Hasta aquí el discurso oficial.
Pregunta en susurros de los diputados más osados y de los periodistas económicos: ¿Pero esto no es lo mismo que hace cinco meses? ¿No se había dicho a los bancos que dieran créditos —con fotos en La Moncloa incluidas—, a los agentes sociales que pactaran y que se trabajaba para cambiar la estructura de la economía española no dependiente del ladrillo, por ejemplo?
Preguntados los diputados expertos en economía y sociología por lo que ha querido decir nuevo el presidente, la conclusión es lo siguiente:
El ministro Blanco nos ha dicho también que, si bien se va a actualizar el plan de infraestructuras, aún no está decidido "para nada" dar el sí a los grandes constructores. Ahora piden un gasto extraordinario contra la crisis de 11.000 millones de euros anuales en 2009 y 2010, lo que equivale al 1% del PIB. Lo solicitan a través de SEOPAN, la patronal de las grandes constructoras que preside David Taguas, el ex director de la oficina económica de ZP. "No está decidido ese asunto y aún no hemos fijado fecha para ese encuentro", ha dicho Blanco. Ese plan que ahora quiere sacar adelante Taguas ha dormido en los despachos, sabiendo que ni con Pedro Solbes ni con Magdalena Álvarez iba a salir adelante.
De hecho el presidente español se ha tomado los cinco puntos del G-20 como 'mandatos' auténticos. En resumen, que, sin Solbes, guardián de la ortodoxia presupuestaria y del déficit público, y con el gobernador Fernández Ordóñez clamando en el desierto, lo importante ahora son las políticas de estímulo.
El más expeditivo con esta web en ese sentido ha sido el ex ministro de Trabajo Jesús Caldera, quien ha dejado claro que no son tiempos para andarse con ortodoxias como el déficit. "No hay más que mirar a nuestros vecinos europeos. ¿Qué es eso de la sostenibilidad económica en estos momentos? Ahora se trata de la sosteniblidad social. A largo plazo, con el déficit, ya veremos qué se hace y eso que yo sigo creyendo en los ciclos. Ahora, lo importante son las coberturas sociales", ha señalado.
Y de eso ha presumido Zapatero en su intervención durante toda la mañana. De que en España no se sacrificarán las políticas sociales, ni las coberturas de desempleo, ni las pensiones, ni las políticas de apoyo a los más desfavorecidos, aunque haya que tomar más medidas.
Como ha concretado con humor otro diputado socialista "¡El déficit ha muerto! ¡Viva el gasto! Que ya lo pagarán las próximas generaciones".Sin bromas, después se ha mostrado de acuerdo en que no es momento para andar con remilgos, sino para lanzarse y evitar que esas futuras generaciones se queden hoy sin formación por la crisis económica, el paro de sus padres, etcétera.
En Estados Unidos, el déficit público está ahora en un 13%, en España se situará alrededor del 7%, según pronostican varios servicios de estudios, lejos ya de aquel mítico 3% de Maastricht. Y en la UE, el déficit medio acabará entre el 7 y el 8% del PIB. España tiene aún una ventaja, según los expertos consultados, y es que tenemos una deuda pública viva del 40%, muy lejos aún de lo que permite el Pacto de Estabilidad de la UE, del 60%.
Por último, Zapatero, jaleado por sus huestes en la sala de columnas del Congreso de los Diputados —conste que los jaleos no han sido unánimes—, ha dejado la explicación de la crisis de Gobierno para el pleno del Congreso y algunas medidas que anunciará. Una parte ya se conocen, tales como la ampliación en un año de los subsidios de desempleo, una forma de mitigar la situación del casi un millón de parados que se han quedado sin nada.
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