Barack Obama sigue en su empeño de dejar atrás la política de su antecesor, George W. Bush. Primero anunció el cierre de Guantánamo; después, la retirada de tropas de Irak y ahora, ha levantado el veto a la investigación con células embrionarias. Obama ha firmado hoy una orden ejecutiva que anula la prohibición impuesta por Bush en 2001 de destinar dinero público a estas labores. "Apoyaremos vigorosamente a los científicos que persigan esta investigación", ha dicho el nuevo presidente, que ha insistido en que su Administración tomará "decisiones científicas basadas en hechos, no en ideologías". De esta forma, Obama cumple con otra de sus promesas electorales, a la vez que hace resurgir el polémico debate sobre las células madre. Te reproducimos aquí una guía útil para resolver todas las dudas sobre esta materia.
Las células madre son aquellas células que poseen la capacidad, en mayor o menor grado, de multiplicarse y diferenciarse en tipos de células concretas, como por ejemplo una neurona, una célula de la piel o una célula del hígado, pudiendo llegar a formar tejidos u órganos completos. A pesar de que son muy diferentes, todas estas células tienen la misma información genética y tienen un origen común en las células madre.
Cuando una célula se diferencia a un tipo concreto, suele perder su capacidad para diferenciarse a otro tipo celular y también se resiente su capacidad para multiplicarse. Por ejemplo, la neurona, una célula especialmente diferenciada, no puede volver a convertirse en otro tipo de célula naturalmente. Y su capacidad para multiplicarse es exageradamente limitada.
Las células madre son células indiferenciadas, por lo que conservan sus propiedades para convertirse en otras células.
La capacidad de estas células para convertirse en cualquier tipo celular las convierten en una futura poderosa herramienta para la medicina. En la actualidad, los principales tratamientos médicos son farmacológicos y quirúrgicos. Muchos de ellos no corrigen de raíz la enfermedad, sino que la controlan de forma crónica o palian los síntomas. Con las células madre, en cambio, se podría conseguir la curación de muchas enfermedades que no es posible con fármacos o cirugía. Ése es el fin de la medicina regenerativa: la regeneración de tejidos, órganos o sistemas empleando la capacidad de las células madre para formarlos.
Si comparáramos una máquina con el ser humano. La medicina convencional trataría la enfermedad tratando de arreglar las piezas dañadas con mayor o menor fortuna mientras que la medicina regenerativa aportaría unas piezas totalmente nuevas.
Si pudiéramos contestar a esa pregunta con pelos y señales, estaríamos de enhorabuena. Pero lo cierto es que no se conoce con profundidad el complejo mecanismo que lleva a que las células madre se diferencien a ciertos tipos celulares.
La clave está en lo que llamamos epigenética, es decir, los cambios que sufre la expresión de los genes (que lleva a la síntesis de proteínas) como consecuencia de la influencia del medio. Cuando una célula madre se diferencia a un tipo particular de célula, lo que se produce es el silenciamiento de unos genes concretos y el funcionamiento de otros. El ADN sigue siendo el mismo, pero la expresión de los genes es ya distinta.
Este proceso de silenciamiento y funcionamiento de genes se produce principalmente gracias a la metilación selectiva de regiones del ADN. De esta forma, se consiguen células de tipos diferentes con el mismo ADN.
A grandes rasgos, pueden dividirse en:
Si lo que se desea es obtener células madre embrionarias, se necesita un cigoto (óvulo fecundado) de alrededor de 5 días y de su zona interna se extraen las mencionadas células.
Recientemente, también se pueden obtener células madre embrionarias procedentes de un óvulo no fecundado. Lo que se hace es "engañar" a este óvulo para que crea que ha sido fecundado y empiece a multiplicarse celularmente en un proceso llamado partenogénesis.
Si lo que se quiere son células madre adultas, las principales y más útiles fuentes son la médula ósea y el cordón umbilical. Pero hay muchas otras fuentes (más otras que se irán descubriendo en el futuro) donde se encuentran células madre pero en mucha menor cantidad y más limitadas en su capacidad de multiplicación y diferenciación: en grasa, sangre, piel, hígado, cerebro...
Hay una regla básica en el terreno de la ciencia: los medios de comunicación siempre irán décadas por delante de la realidad del laboratorio en cuanto a expectativas y tratamientos. La mayoría de las veces ocurre porque se anuncian los descubrimientos y el gran potencial de algunos tratamientos experimentales pero se ignoran los inconvenientes y obstáculos que los investigadores se encuentran en el difícil camino que hay entre el cultivo celular de un laboratorio experimental y el ser humano en un centro de salud/hospital.
Por ejemplo, cuando se secuenció el genoma humano, se anunció a bombo y platillo el potencial que tendríamos al conocer el genoma y poder modificarlo, además de lo que ello supondría para la curación de enfermedades con una causa genética. Un furor que desapareció con los años tras comprobar que esos acontecimientos adelantados por los mass media no aparecían (ni aparecerán a corto plazo).
Con la aplicación terapéutica de las células madre nos encontramos dos grandes inconvenientes que retrasan su aplicación no experimental a humanos:
Así pues, las células madre seguirán teniendo un papel exclusivamente experimental hasta que se conozcan con más profundidad sus procesos de diferenciación y multiplicación.
El papel polémico de las células madre no reside en ellas mismas, sino en su obtención. Para obtener células madre embrionarias era estrictamente necesaria (hasta hace poco) la muerte del embrión del que se obtenían dichas células. Eso entra en conflicto con determinadas posturas religiosas y éticas. Sin embargo, recientes descubrimientos como que es posible obtener células madre embrionarias sin matar al embrión o a través de óvulos no fecundados abren dos vías de utilización de células madre embrionarias libres de polémicas. Además, hace poco que se conoce la existencia células madre en un estado intermedio entre las adultas y las embrionarias que están presentes en el líquido amniótico y que podrían sustituir a las embrionarias en algunas aplicaciones.
Para la Iglesia, en el momento en que un espermatozoide fecunda a un óvulo ya existe un ser humano. Por ello, se muestra en contra de la muerte del cigoto para la obtención de células madre.
Claro que si la medicina se guiara por los estrictos designios de la Iglesia los preservativos, la píldora del día después, la epidural y la fertilización in vitro estarían proscritos y los homosexuales serían considerados unos enfermos mentales. Aunque podría ser peor, como hace siglos, donde la disección de un "sagrado" cadáver humano estaba prohibida por la Iglesia lo que supuso un "entrañable" retraso de siglos de la ciencia médica que hemos ido arrastrando.
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