Moratinos come con Simon Peres y cena con Abbas. Es parte de la agenda de su viaje relámpago a Oriente Medio para intentar conseguir un alto el fuego en Gaza. Después de pedir a las dos partes que paren los ataques, el ministro de Exteriores se ha plantado en la zona para intentar mediar en el conflicto. Pero, mientras Moratinos es recibido casi como un gurú, en España la postura del Gobierno no acaba de convencer en la región: demasiado ambigua para unos, abiertamente propalestina para otros.
El Gobierno de Zapatero es "el más antiisraelí de Europa" y, a la vez, mantiene una postura "tibia" respecto a la invasión de Gaza. Eso depende de quién lo diga. Lo primero son palabras de Giaco Ventura, presidente de la Cámara de Comercio España-Israel. Lo segundo es la opinión de muchos colectivos propalestinos que acusan al equipo del presidente español de no condenar con la rotundidad suficiente la ofensiva israelí.
"Desde la amistad con el Gobierno de Israel, tengo que decir a sus responsables que éste no será el camino que lleve a la paz y a la seguridad de su pueblo", aseguró el presidente el lunes de la semana pasada. Con su declaración, Zapatero marcaba la postura oficial de España en el conflicto y ya despertó algunas críticas en ese momento, sobre todo por parte de los colectivos judíos. Luego llegó la manifestación del domingo, con el PSOE a la cabeza, algo que no gustó a la Embajada de Israel, como hizo público un comunicado, que después matizó el propio embajador.
"La relación con el Gobierno es buena, pero no tanto con el Partido Socialista. El Ejecutivo está teniendo una postura correcta, no es equidistante, pero sí correcta. Creo que la manifestación fue una medida un tanto electoralista, pensando en los comicios de marzo", explica Fernando Álvarez, de la Asociación de Solidaridad España-Israel (ASEI). La idea de que el actual Ejecutivo se muestra más cercano al pueblo palestino está más que asumida entre la comunidad judía en España y las asociaciones proisraelíes. "No nos sorprende, todos recordamos la foto de Zapatero con el pañuelo [kufiya]", dice Álvarez.
Sin embargo, a excepción de algunas críticas altisonantes como la de Giaco Ventura, los reproches públicos no son muchos. La Federación de Comunidades Judías de España ha preferido no marcar una postura oficial y remiten a las palabras del embajador.
"España está muy bien considerada por ambas partes, está presente en la zona y tiene un peso específico", cuenta Isaac Siboni, presidente del Centro Peres para la Paz en España y del Instituto de Estudios Sefardíes y Andalusíes. Siboni es uno de los grandes representantes de la comunidad judía en España. "Este conflicto no es nuevo, son muchos años de peleas y batallas y muchos no ven el problema con toda su complejidad, sólo que Israel ataca a los palestinos. De todos modos, no hay que exagerar respecto a la postura del Gobierno; no se puede decir que esté en contra de Israel. Y la opinión pública... todos hemos visto las manifestaciones pero tampoco son un indicador fiable. Tradicionalmente se ha mostrado más cercano a las posturas palestinas", admite.
Pero si entre los colectivos proisraelíes se tiene más que asumido que la postura española está más cerca de los palestinos, éstos reclaman un apoyo más explícito. "No se puede poner al mismo nivel el lanzamiento de misiles con la invasión israelí", argumenta Bárbara Demurtas, coordinadora del grupo de ONG's por Palestina. Sus palabras hacen referencia al discurso de Zapatero en el que expresaba su "enérgico rechazo a las provocadoras e irresponsables" actitudes de los extremistas de Hamás.
Para muchos, el Gobierno español no acaba de mojarse en el asunto. "Es cierto que el PSOE acudió a la manifestación pero mucho más debería hacer el Ejecutivo para que se le pueda tachar de propalestino. Al fin y al cabo, está teniendo la misma postura que Ban Ki Moon —secretario general de Naciones Unidas— y sólo pide lo que indica la resolución de la ONU y el Derecho Internacional Humanitario; no se puede decir que eso sea plantarle cara a Israel", defiende Demurtas.
En lo que sí que parece haber unanimidad en la importancia del viaje del ministro Moratinos a la zona, del que ha regresado esta misma mañana. "Probablemente sea una de las personas más idóneas de la Unión Europea para este asunto debido a su experiencia. Personalmente lo conozco desde hace quince años y hemos trabajado juntos en varias ocasiones. Conoce perfectamente a los protagonistas de ambas partes y con muchos le une una relación de amistad", cuenta Isaac Siboni.
Su currículo habla por sí solo: director del Instituto para la Cooperación con el Mundo Árabe, embajador en Israel y Enviado Especial de la Unión Europea para Oriente Medio. Todos son halagos por cualquiera de las dos partes del conflictos para el ministro y su viaje se ve como una gran aportación para el proceso, pese a que también haya despertado alguna polémica. ¿Debería haberse reunido Moratinos con representantes de Hamás?
"Nos guste o no, Hamás es el Gobierno elegido y es fundamental considerarlo como un actor político, reunirse con él. Al fin y al cabo, cuenta con mayor apoyo democrático que Al Fatah", cuenta Bárbara Demurtas. La agenda del ministro incluía reuniones con su homóloga israelí, Tzipi Livni; el presidente egipcio, Hosni Mubarak; el presidente de Israel, Simón Peres; el primer ministro hebreo, Ehud Olmert; y el líder de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas; pero ninguna con representantes de Hamás. "No hay que olvidar que la UE la considera una organización terrorista", recuerda Fernando Álvarez.
"Pese a ser elegido democráticamente, Hamás ha demostrado que lo que busca es la desaparición del Estado de Israel. En este momento, no creo que entrevistarse con ellos sea lo más adecuado hasta que pare esta pelea de locos. Y hago hincapié: de locos, en plural", enfatiza Isaac Siboni.
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