MADRID.- Las esperanzas de que el drama humanitario en la Franja de Gaza tenga las horas contadas parece lejano. Las tropas terrestres israelíes siguen asediando este territorio palestino, y han logrado dividir en dos la franja, tomando el control de la principal carretera. A pesar de la reunión que hoy mantendrán en El Cairo (Egipto) la delegación de la UE y representantes de la Liga Árabe, no parece que las autoridades israelíes estén por la labor de detener la 'operación Plomo Fundido'.
A la ofensiva terrestre del Tsahal (el Ejército israelí) se unen los bombardeos de la aviación y de barcos de guerra hebreos sobre la Franja de Gaza, cuyos hospitales están colapsados y sin recursos para atender a los cerca de 3.000 heridos que ha provocado el ataque que inició Israel el pasado 27 de diciembre. Más de 40 palestinos, la mayoría civiles, fallecieron durante la jornada del domingo, según fuentes médicas palestinas, que cifran en 507 el número de víctimas que se ha cobrado la ofensiva israelí. Esta noche han sido asesinados los siete miembros de la misma familia —cinco de ellos niños— y se ha producido la primera baja militar entre las filas hebreas.
Y mientras tanto, la respuesta unitaria a la crisis en Gaza sigue sin llegar desde la comunidad internacional. La delegación diplomática de la Unión Europea —que se encuentra desde ayer en El Cairo— ha expresado su "profunda preocupación" por la situación. "Tenemos que hacer algo y no quedarnos en declaraciones", aseguró el ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner, cuyo jefe, Nicolas Sarkozy, viajará en las próximas horas a Jerusalén para intentar arrancar un acuerdo con su homólogo israelí.
También se han escuchado condenas al asedio a Gaza desde los países Latinoamericanos o Australia. Más tibias han sido las reacciones en Canadá, donde se acusa a Hamás de provocar la actual crisis, o desde la Administración Norteamericana. El vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney, aseguró esta pasada noche que Israel no pidió la "autorización o aprobación" de su Gobierno para emprender la invasión terrestre, una operación que comparte. Además, reiteró que la única responsabilidad es de los islamistas palestinos. "Desde el punto de vista de los israelíes los enemigos no son los palestinos sino Hamás", destacó Cheney.
Obama, por su parte, sigue guardando silencio. El presidente electo de EEUU ya se encuentra en Washington, donde se prepara para su toma de posesión, pero todavía no ha dicho absolutamente nada sobre el primer gran conflicto que tendrá que abordar como líder de la principal potencia del mundo. Y mientras, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, sólo puede lamentar que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas no alcance un acuerdo.
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