MADRID.- El premio al editor de prensa del año está desierto. 2008 ha sido el año del fin de la era de la prensa y los editores no se libran del desastre. Periodistas y directores de medios acusan a los editores de acudir con demasiada rapidez a los recortes de gastos y plantillas sin acordarse de los años de bonanza. Y los editores piden ayudas al Gobierno para un sector en crisis.
Adolph Ochs, el patriarca de la dinastía de The New York Times, compró el diario en 1896 por 250.000 dólares de la época. Pero sólo pago 25.000. El resto lo consiguió refinanciando su deuda, una práctica que se mantiene hoy con distinta suerte. Pero cuando adquirió el Times en 1896 tomó varias decisiones inmediatas: retirar los anuncios de primera página para publicar noticias, reforzar la información económica y política, huir del sensacionalismo de sus competidores y apostar por una marca de calidad que materializaría en el lema "todas las noticias que merecen publicarse".
Quizá algo de esa pasión, apuesta por la innovación y confianza en el negocio falta hoy a muchos editores. En 2008 los diarios españoles han entrado en barrena con una pérdida de facturación superior al 8% respecto a 2007 y una caída de los beneficios operativos del 90%, según cifras de los propios editores. Muchos diarios están en pérdidas y entre todos no ganarán más de 35 millones de euros, según las estimaciones del sector.
Es el primer año de caída de la facturación desde 2003. Pero la respuesta de muchos editores no se ha hecho esperar y las reducciones de personal acechan a los periodistas. Las asociaciones de la prensa calculan que 3.500 periodistas están en paro, más de 400 despedidos en los últimos meses. Y la cifra sigue aumentando. Fernando González Urbaneja, presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid, ha alertado contra una "catástrofe" que puede dejar 3.000 pérdidas de puestos de trabajo como coste de la crisis.
Los directores, los máximos responsables de la información y las redacciones, también se quejan de las decisiones de editores y gerentes. Seis de cada diez directores confiesan que despedirán periodistas en los próximos tiempos mientras piensan que contratar a más periodistas e invertir en formación, además de renovar las plantillas con jóvenes son las mejores formas de aumentar la calidad editorial.
Directores y editores viven en mundos paralelos y estancos, como señalaba hace poco Roy Greenslade, reputado columnista británico al criticar el comportamiento de los dueños de los diarios en la última asamblea de la World Association of Newspapers mientras los responsables de las redacciones discutían el futuro de sus medios.
David Halberstam, uno de los mejores periodistas norteamericanos de todos los tiempos, se quejó ya hace tiempo de la falta de pasión de editores más preocupados de "ajustar el periodismo a las necesidades económicas en lugar de ajustar la economía a las necesidades periodísticas".
Ese es uno de los males del periodismo denunciado por expertos y público en un mercado donde la gratuidad, internet, la falta de información diferencial de calidad, la conversión de la información en un commodity, una materia prima de bajo coste, la falta de independencia y de innovación se ceba con muchos medios.
Pero, ¿son los datos tan malos como para que los editores estén tan preocupados y hasta en grandes medios, todavía rentables como El País se llegue a la huelga? ¿Pueden sobrevivir los editores un año de pérdidas o de descenso de los beneficios?
Los diarios pertenecientes a la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE), el 98% del total, ganaron en 2002 más de 146 millones de euros después de impuestos. En 2006 lograron 277 millones y un resultado operativo (ebitda) de más de 504 millones. En 2007 comenzó la desaceleración con 251,3 millones de beneficios y un ebitda de 432 millones de euros, sobre todo por el aumento del coste del papel y el descenso de la publicidad. La caída fue de un 19% en los grandes diarios (más de cien mil ejemplares), de un 5% en los de hasta esa difusión y en cambio aumentó más de un 14% en los de menos de 30 mil ejemplares.
Los peores castigados fueron los económicos, con un descenso del 156% que ha llevado a la ruina a La Gaceta, agobia a El Economista y no permite despegar a Expansión como a los grandes económicos internacionales. Le siguieron los deportivos, con una caída en los resultados operativos del 25%.
¿Editores asfixiados? El País ganó 74 millones después de impuesto en 2007; El Mundo, 25 millones; El Correo, 22,6; Diario Vasco, casi 19; As, 11 millones, La Nueva España, 10,5; Diario de Navarra, 9,5; La Voz de Galicia, 7,4; Heraldo de Aragón, 7 millones, como Sur o Las Provincias, y El Periódico de Cataluña consiguió más de 5,7 millones de beneficios.
También es cierto que algunos ya perdieron dinero: ABC, más de 12 millones, La Gaceta de los Negocios, 8,4; El Economista, 6,6 o La Razón, 4.
Los grandes problemas de los diarios españoles en los últimos diez años son su incapacidad para aumentar la difusión en un país donde la difusión de prensa ha vuelto a caer por debajo del umbral de desarrollo: 93 ejemplares por cada mil habitantes frente a una media europea de 180 ejemplares. La concentración de una gran parte de la tarta publicitaria en la televisión (más del 43%) y la falta de innovación en los productos.
En España, al contrario que en la mayoría de los países europeos, más allá de la división temática todos los periódicos se dirigen al mismo perfil de lector, sin segmentación de mercados (de calidad, medio, popular) y con una falta de esfuerzo por adecuarse al desafío digital.
Sólo los gratuitos han surgido en este siglo XXI como formato innovador en prensa y antes de la crisis que ahora padecen al hundirse su única fuente de ingresos, la publicidad, han llegado a distribuir más ejemplares que el total de los diarios de pago. Los editores españoles se incorporaron tarde a la tendencia después de pasar muchos años quejándose de la competencia gratuita y lanzando estrategias defensivas cuando una gran parte de los diarios de pago son también semigratuitos.
Las ediciones digitales de los diarios españoles tienen una media de 4,9 redactores cuando casi siete millones de internautas leen prensa digital, un 50% de los lectores de diarios y el 45% del total de internautas. Una proporción similar a los lectores de prensa sobre el total de la población y mayor que el 36% de lectores de prensa digital en Europa. La audiencia de los diarios digitales ha crecido un 144% en los últimos cinco años, por encima del 89% de aumento de los internautas y del 8% de crecimiento de la audiencia total de medios impresos. Sólo en 2007, los lectores de prensa digital crecieron un 30%.
Hay casi tres millones de personas que son lectores de prensa digital y no leen diarios impresos. Y por delante los editores tienen un universo de casi 11 millones más de usuarios de la Red que no leen medios informativos digitales.
Los grandes portales concentran a los usuarios, pero los diarios son líderes en información: Google tiene casi 20 millones de usuarios únicos y Microsoft llega a 18,5, frente a los más de 8 millones de Unidad Editorial (elmundo.es, marca.com), los 7,4 millones de Prisacom (elpaís.com, cadenaser.com, as.com) o los 7,6 millones de Vocento, según datos de Nielsen. Los diarios aún siguen ganando, por poco, a los portales en consumo de información, donde sólo los nuevos medios crecen a buen ritmo.
El otro gran problema es la publicidad, sólo un 6% en 2007 en un medio donde los usuarios pasan casi diez horas por semana, el doble que en periódicos o revistas y cerca de la radio (11,4) y la televisión (13,3 horas).
Tampoco se ha innovado en formatos y comercialización publicitaria y sólo recientemente algunos grupos como Vocento apuestan por los clasificados on line, donde la editora noruega Schibsted (propietaria de 20 Minutos) se ha hecho fuerte.
Prisa (18,5% del mercado en 2007) no es la misma desde la muerte de Jesús Polanco, sustituido por su hijo Ignacio. Acaba de vivir una huelga en El País apoyada mayoritariamente por la redacción y dirigida en gran parte contra la gestión de Juan Luis Cebrián. El grupo sufre la peor caída en bolsa de su historia arrastrado por una deuda de 5.000 millones de euros y la incapacidad para vender Digital Plus tras perder la guerra del fútbol con Mediapro.
Vocento (18%) trabaja en la recuperación de ABC para restañar las heridas de la guerra en la derecha mediática provocada por El Mundo y Federico Jiménez Losantos. Cargas que recaen en los rentables medios regionales del grupo. Tras el proceso de conversión de los diarios regionales en multimedias desde el año 2000 avanza ahora en los clasificados y otros negocios on line. El tradicional poder vasco asentado en las familias accionistas y en la dirección del grupo ha escorado hacia Madrid, donde José Manuel Vargas asienta su estrategia y Bieito Rubido se incorpora para dirigir editorialmente los diarios regionales para cerrar la época de la égida de El Correo.
Unidad Editorial ( 17,7% de cuota) no acaba de digerir la integración de Recoletos y acomete un relanzamiento integral para recuperar los beneficios de los dos grupos por separado y prepararse para el futuro digital bajo una sola gran marca: El Mundo.
Zeta (8,3%) vive pendiente de una posible compra vista ahora como improbable tras su fracaso antes de que estallara la crisis. La Caixa ha acudido al rescate del grupo de Antonio Asensio hijo, que ha emprendido reducciones de plantilla y ajustes en todos sus medios.
El Grupo Godó (7,8) intenta asentar La Vanguardia y mejorar su rentabilidad después de un fuerte cambio de modelo en el diario y una apuesta más decidida por internet. Godó se hace fuerte en Cataluña con las radios concedidas en las últimas licitaciones y sus televisiones locales, todavía en pérdidas como el resto de una apuesta de los editores de diarios superada por el cambio tecnológico y el advenimiento de la TDT y su nuevo mapa audiovisual. Fortalece además su alianza con Planeta, con quien comparte propiedad en el diario Avui y en varias revistas.
Prensa Ibérica (7,3%), también conocido como grupo Moll, continúa su estrategia de prensa local con resultados diferentes en sus grandes cabeceras (La Nueva España, Levante o Faro de Vigo) y problemas en los diarios más jóvenes.
El Grupo Voz (3%) vive el renacimiento de la proyección pública y editorial de su editor, Santiago Rey, tras el fracaso de la transmisión a sus hijos. Mantiene el liderazgo en Galicia y lo proyecta en internet.
Y entre el gremio de editores destaca la irrupción de Jaume Roures, presidente de Mediapro y cabeza de Imagina, que con Público ha irrumpido en la batalla de los diarios mientras ha convertido la guerra del fútbol en el gran problema de Prisa. Un ataque por todos los flancos con consecuencias políticas, empresariales y periodísticas.
La respuesta de la AEDE a la crisis ha sido solicitar ayudas estatales al Gobierno. Un recurso que alarma a muchos y del que ya se han desmarcado grupos como Prisa o Unidad Editorial. La experiencia de las ayudas autonómicas, como en Cataluña, Galicia y País Vasco, unida a la concesión política de las licencias de radio y televisión en casi todas las comunidades es perversa: las ganancias son insuficientes económicamente y se pierde mucho en credibilidad e independencia.
Donde unen sus voces todos los editores es en exigir el cierre o la emisión sin publicidad de la miríada de televisiones y radios públicas del telestado del bienestar. Pero los políticos quieren mantener su poder sobre una máquina de propaganda poderosa.
Antes se han quejado de los gratuitos, de los grandes portales de internet, de los enlaces del hipertexto, de la publicidad en la Red controlada por Google, de los blogs, etc.
Pero no parece que los 27.000 periodistas empleados en España y los casi 67.000 periodistas licenciados, unidos al resto de los trabajadores de los medios, puedan esperar un rescate desinteresado.
El futuro está en manos de los periodistas y los editores. Entre ambos necesitan recuperar el espacio y el papel del periodismo en la sociedad, fortalecer e innovar en los medios y adaptarse a una sociedad de la información donde los datos y el conocimiento se distribuye y comparte como nunca.
Ambos se necesitan. No se puede hacer un gran medio informativo sin buenos profesionales, pero tampoco sin editores. Por eso vuelve a resonar en los oídos de muchos la famosa proclama de Max Frankel, ex director de The New York Times, a favor de la monarquía de los buenos editores frente a la plutocracia de los accionistas, que mantiene al diario de los Sulzberger pese a las presiones de la bolsa o a otros como The Guardian, propiedad de una fundación con el único propósito de mantener sus medios. Y aparece de nuevo la vocación de medios sin más ánimo de lucro que hacer buen periodismo y pagar a sus profesionales.
Hacen falta nuevos editores para los nuevos medios.
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