Secciones bajar

Fernández no se deshace de la sombra de Kirchner, en un primer año de desgaste y polémica

EFE
Actualizado 08-12-2008 14:56 CET

Buenos Aires.-  La presidenta argentina, Cristina Fernández, cumple su primer año de gestión en medio de un fuerte desgaste por polémicas decisiones en las que analistas locales ven la sombra del ex presidente y esposo de la mandataria, Néstor Kirchner, que no parece resignado a distanciarse del poder.

Fernández, la primera mujer elegida en las urnas para ocupar la Presidencia argentina, logró el 45 por ciento de los votos en los comicios de octubre del pasado año.

El 10 de diciembre, tomó el bastón de mando de manos de su esposo en una ceremonia que muchos interpretaron como un trámite en el marco de una política continuista que permitiría a Fernández profundizar en la estrategia de Kirchner y mantener al país con crecimientos sostenidos del 8 por ciento.

Sin embargo, su gestión ha estado marcada por la mayor crisis política de los últimos cinco años, la crispación y la ausencia de planificación para afrontar los vaivenes de la economía, los altos niveles de inflación -hasta el 20 por ciento según expertos independientes- y ganar la confianza de los inversores.

Apenas tres meses después de iniciar su mandato, se enfrentó a la primera gran crisis de su Gobierno y vio desplomarse los índices de popularidad del 60 por ciento con los que se estrenó en el cargo por una subida de impuestos que desató un conflicto con las patronales agrarias.

Los cuatro meses de enfrentamiento con el campo causaron pérdidas millonarias y una crisis política sin precedentes en la "era Kirchner" que precipitó las renuncias del ministro de Economía, Martín Lousteau, y de Alberto Fernández, considerado el hombre fuerte del Gobierno tras cinco años como jefe de Gabinete.

Por primera vez en un lustro, los ecos de los cacerolazos volvieron a las calles en protesta por la política gubernamental.

La derrota del Gobierno se materializó en el rechazo de la subida de impuestos en el Senado, donde parte de la mayoría peronista se volvió contra el matrimonio Kirchner, con el voto decisivo del vicepresidente Julio Cobos.

Cuando las aguas parecían volver a su cauce, su imagen quedó salpicada por el juicio celebrado en Miami contra Guido Antonini Wilson, un empresario venezolano que declaró que en 2007 ingresó ilegalmente a Argentina maletines con unos 5 millones de dólares destinados a financiar la campaña electoral de Fernández.

En medio de la tempestad, la presidenta lanzó en septiembre un rosario de anuncios que pretendían recuperar la confianza interna y externa y que contribuyeron a mejorar su imagen, como el pago de la deuda al Club de París y un plan para reabrir el canje de deuda con acreedores privados pendiente desde 2005.

Pero el enfriamiento de la economía local tras la crisis del campo y las repercusiones del crack financiero internacional obligaron al Gobierno a plegar velas y de nuevo quedó en evidencia la falta de planificación del Ejecutivo.

Paralelamente, Fernández se embarcó en la expropiación de Aerolíneas Argentinas al grupo español Marsans, lo que derivó en un conflicto que no ha contribuido precisamente a aumentar la confianza de los inversores extranjeros en el mercado argentino.

Por si no fueran suficientes frentes abiertos, en un contexto de incertidumbre y volatilidad internacional, el Gobierno nacionalizó los fondos privados de pensiones.

Frente al argumento oficial sobre la necesidad de garantizar las jubilaciones de los argentinos, algunos analistas privados vieron en la decisión una alternativa para solventar, al menos de momento, sus problemas de liquidez.

Además, en este año, Cristina Fernández no ha logrado quitarse de encima a cuestionados funcionarios heredados del mandato de su esposo -como el ministro de Planificación, Julio de Vido, o el secretario de Comercio, Guillermo Moreno-, ni ha convencido a los argentinos de que ella, y no Néstor Kirchner, conduce las riendas del país.

Las insistentes conjeturas sobre la intervención de Kirchner en decisiones clave obligaron al ex presidente, tras su derrota en el pulso contra las organizaciones agrarias, a desaparecer durante una temporada de la escena pública y mantenerse en la sombra tratando de consolidar su liderazgo en el Partido Justicialista (peronista).

La influencia de Kirchner en el Gobierno es tal que analistas y medios locales hablan habitualmente de "la pareja presidencial" y no de la jefa de Estado.

Di lo que quieras

Aceptar

Si quieres firmar tus comentarios puedes iniciar sesión »

En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.

Di lo que quieras

Lo sentimos, no puedes comentar esta noticia si no eres un usuario registrado y has iniciado sesión.
Si ya lo estás registrado puedes iniciar sesión ahora.

Volver a actualidad Volver a portada
subir Subir al principio de la página