Sábado noche. La Policía Municipal entra en una sala de fiestas de Madrid. Pide permisos y licencias a los responsables que están en ese momento en el local. Tras comprobar que todo está en regla, los municipales irrumpen en la cabina del DJ.
Los hechos que arriba se relatan son un resumen de lo que sucedió este fin de semana en la sala Low, en el centro de la ciudad, mientras pinchaba Dani Rivero Baughman, uno de los asiduos del local. Pero al parecer no fue el único lugar intervenido ese día. Según la Policía Municipal, los controles de este tipo son 'un habitual' en la noche madrileña. Y lo son sobre todo tras el fallecimiento del joven Álvaro Ussía ante la puerta de la discoteca Balcón de Rosales, ahora cerrada al público. El propio alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, anunció sólo cuatro días después del suceso su intención de que los policías municipales pudiesen entrar en las discotecas y locales de ocio para realizar labores de seguridad.
Lo que ya no es tan frecuente es la intervención en la zona de los DJ's. Es más bien algo insólito. En la propia Policía Municipal así lo dicen. "Normalmente cuando se interviene en la cabina de un pinchadiscos es porque hay una denuncia interpuesta" por un supuesto delito contra el artículo 270 del Código Penal. Pero éste no ha sido el caso. Tanto la Sociedad General de Autores (SGAE) , como Promusicae —patronal de la industria discográfica— aseguran que no han tenido nada que ver con estas actuaciones policiales.
Dani Rivero se quedó con todo su material pero le emplazaron a que la "próxima semana" presentase todos los discos originales — CD´s y vinilos— a partir de los cuales había hecho las mezclas que estaba poniendo en ese momento porque, según los municipales, lo que estaba haciendo "era ilegal". Según David Maeztu, del despacho Ruíz de Palacios & Asociados, "si está pagando por los derechos de comunicación pública (normalmente a cargo de la discoteca que en el caso de Low tenía todos los papeles en regla), tiene los originales y utiliza copias no estaría cometiendo ilícito alguno, pero eso está sujeto a interpretaciones". El artículo 31 de la Ley de Propiedad Intelectual, dice que la copia privada es lícita aunque no hace referencia a la copia para usos como éste. Maeztu insiste en que no debería haber problemas ya que existen casos como "la música que se compra en línea" en los que sólo se puede demostrar su legalidad con "las facturas de compra".
La intervención en la cabina del DJ, que como la Policía reconoce "es algo poco frecuente", podría responder a la "caza de brujas" dentro del sector que Vicente Pizcueta, portavoz de la Asociación Madrileña de Empresarios de Calidad del Ocio, denunció hace una semana. De toda la vida "el sector se ha sentido claramente maltratado", aunque esta sensación ha ido creciendo en las últimas semanas.
Algunos promotores de conciertos denuncian que la Administración está jugando una doble partida. Mientras promocionan la capital española como "la ciudad que no duerme", sus actuaciones ponen en peligro la noche madrileña. "A punta de placa policial no vamos a promover un ocio de calidad", asegura Pizcueta. Por lo pronto cada vez menos grupos pasan por Madrid. Y el problema parece que no tiene solución inmediata. Ahora se teme también que casos como el ocurrido en la Sala Low pongan en peligro la actuación de reconocidos DJ's.
La muerte de Ussía supuso el cierre de la mítica Sala La Riviera, abierta desde 1964, y el único recinto de Madrid con capacidad intermedia. La Riviera puede acoger a algo más de 2.000 personas y es perfecta para grupos de popularidad media que no llegan a llenar el Palacio de los Deportes, pero que no caben en salas como Heineken o El Sol.
Pero La Riviera no ha sido la única sala que ha cerrado. El propio Balcón de Rosales, Moma o Macumba —que este fin de semana ha abierto de forma provisional— han echado el cierre. Y también la discoteca But, situada en la Plaza de Barceló, que este fin de semana fue reabierta de forma ilegal y que para el próximo sábado anuncia en Tuenti una fiesta —también ilegal— para celebrar su noveno aniversario.
La situación puede ir a más. Menos de dos semanas después de que Gallardón anunciase su intención de que los municipales pudiesen entrar en las salas de fiestas, el concejal de Seguridad y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, Pedro Calvo, anunció el martes que estas Navidades se incrementará un 10% la inspección en los locales de ocio de Madrid.
Según la delegada del Gobierno en la Comunidad, Soledad Mestre, la Policía Municipal ya podía "entrar en discotecas y en centros de ocio para llevar a cabo operativos para vigilar la seguridad del local y por si se vende droga", igual que la Policía Nacional. Lo que pasa es que antes se hacía mucho menos y no se tocaba el trabajo de los pinchadiscos. Cuando termine 2008, se habrán hecho 25.000 intervenciones —de las que 5.000 corresponderán al distrito Centro de la capital— mientras que hace sólo cuatro años, en 2004, se hicieron 14.518 (alrededor de un 47% menos).
Para los del sector ésta no es la solución. Según Pizcueta, "la intervención policial generalizada está provocando un gran nerviosismo". E insiste en que hay otras muchas cosas que se están haciendo de forma ilegal y que la Policía pasa por alto. Están entrando en las discotecas, tocando a los DJ's, "y mientras tanto hay lateros en la calle y chinos vendiendo bocadillos pero eso pasa totalmente desapercibido", concluye.
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