MADRID.- Deficientes es la palabra más pronunciada cuando uno le pregunta a expertos musicales por las salas de conciertos de la capital. Curioso dato en un momento en el que la música está más presente y su divulgación es más sencilla que nunca antes en la Historia. Hay grupos para todos los gustos y de todos los estilos; hay público fiel que los sigue y paga -cantidades antes impensables- por verlos; hay movimiento en definitiva. Pero ¿qué está ocurriendo en Madrid?
Borja Prieto, director de Contenidos de Myspace España, Pepo Márquez, miembro de Grande Marlaska y The Secret Society, y Nacho Ruiz, periodista y músico, coinciden en que existe un nutrido circuito de pequeñas salas para directos en Madrid, que permiten la entrada de un público reducido y cuyo sonido es mejorable, pero que el gran fallo de esta ciudad reside en los locales de aforo medio. "La situación es un poco precaria", explica Borja, "hay salas pequeñas, y, además, tenemos el Palacio de los Deportes, pero algo entre esto y la sala Caracol no, a excepción de La Riviera. No hay sitios para grupos medianos. Muchísimas bandas dejan de pasar en sus giras por Madrid y prefieren Barcelona justamente por eso, por la infraestructura".
Es cierto que cada vez son más las formaciones extranjeras que descartan sus actuaciones en la capital porque sus seguidores son mayores en cuantía de los que caben en cualquiera de los locales que se les ofrece. Como ellos mismos dicen, estas salas, que son las que básicamente acogen todos los conciertos de la ciudad, están bien para grupos maqueteros, "son muy necesarias para todos los que empiezan", puntualiza Pepo, pero insuficientes en calidad acústica y tamaño para los veteranos. Las únicas alternativas que todos comentan -no con demasiado agrado- son La Riviera y la Sala Heineken, y ambas tienen el mismo problema: "Cuando vas a un concierto y te acercas a la barra, tienes la sensación de que te están robando", se queja Pepo, en referencia a los desorbitados precios de las bebidas en estos lugares, rondando los 6 euros el vaso de cerveza.
Las soluciones, como casi siempre, pasan por un apoyo institucional: "El Ayuntamiento, o quien corresponda, debería prestar más atención a la música, ya no sólo en directo, sino en general. Sobre todo ahora que están saliendo tantísimos grupos, hay muchísimo movimiento, necesitamos plataformas, que no sea sólo Internet y el boca a boca", propone alguien que sí que hace algo por la difusión de la música en la Red, como es Borja Prieto. Aunque Pepo Márquez va más lejos, al cuestionar que "si de verdad se apuesta tanto por la cultura como se dice, por qué los permisos y papeles para una sala son tan caros y lentos de adquirir. Lo bueno sería que los empresarios dejasen de ver las salas de conciertos únicamente como formas de hacer dinero, y que apostasen, que se arriesgasen. Está claro que todo esto es un negocio, pero necesitamos a gente que le guste la música detrás de esas empresas". Nacho Ruiz propone que los grandes clubes -tipo Elástico o Low- presten sus espacios para directos "como en EEUU y el resto de Europa, donde es normal que en cualquier club haya bandas que toquen, como también ocurre en el Razzmatazz de Barcelona".
Aquéllos que podrían ser el 'atrezo' de los conciertos madrileños, por no perderse ni uno, recomiendan los siguientes locales:
Desde una de esas salas míticas de Madrid, 'el Nasti', hace unos días mandaron un S.O.S a través de cadenas de emails. A los habituales no nos sorprendió: hace tiempo que el Nasti, el Barbarella y el Astoria –la misma sala en diferentes días- cierra a las tres y media de la madrugada, aún teniendo permiso para permanecer abierto hasta las seis.
"A alguien de repente se le ha encendido una lucecita en la cabeza y ha dicho: 'Uy, pero si en Madrid aún quedan salas de conciertos. Vamos a cerrarlas todas. Lo que realmente necesita esta ciudad son cuatrocientos Starbucks más. Y resulta que mi cuñado bla, bla, bla....' La historia de siempre", dice literalmente el comunicado.
Mientras lo solucionan, abogados mediante, han organizado una serie de actividades para ir recuperándose del golpe económico. "La respuesta de nuestro público ha sido apoteósica,", cuenta Carla, encargada de la programación del Nasti, "ni nosotros mismos nos imaginábamos nada igual. Se ha ofrecido gente a hacer de todo gratis: diseñadores gráficos, realizadores, fotógrafos, artistas urbanos y por supuesto los grupos y los djs que empezaron en el Nasti a tocar, y ahora son unas estrellas del panorama indie".
La primera fiesta será el próximo 14 de mayo, y el cartel es de lujo: tres grupos, Grande Marlaska, Los Punsetes y Lidia Damunt, y tres djs, Smart, Psychocandy y Niñato, que seguro que reunirán a los incondicionales, que vagan las últimas semanas por las calles de Madrid a altas horas de la noche sin un sitio donde quedarse.
Si quieres firmar tus comentarios puedes iniciar sesión »
En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.
Lo sentimos, no puedes comentar esta noticia si no eres un usuario registrado y has iniciado sesión.
Si ya lo estás registrado puedes iniciar sesión ahora.