Dos letras y siete dígitos para disuadir a los ladrones de bicis

Coge tu bici, grábale un código único como identificación y pónselo más difícil a los ladrones. Este es el significado de uno de los jeroglíficos que aparecen en los carteles promovidos por el Ayuntamiento de Ámsterdam (Holanda) en su actual campaña contra el robo de bicicletas en la ciudad.

La gran cantidad de bicicletas aparcadas cada día en las barandillas de los canales y aparcamientos públicos de Ámsterdam se presentan como unos trofeos muy golosos para los cacos que van tras las dos ruedas. En 2008, se registraron 50.000 denuncias de bicicletas robadas. Para reducir estos hurtos, la Administración local anima a través de la campaña 'Laat gratis je fiets graveren' (algo así como "deje grabar su bicicleta gratuitamente") a sus ciudadanos para que marquen gratis sus bicis con un código de identidad único. Algo así como un número de bastidor para bicis.

La identificación está formada por un chip y un código de dos letras (AF) y siete dígitos numéricos que, con sólo pasarles un lector, servirán para localizar los vehículos perdidos o robados. Es una manera rápida de detectar bicis que se mueven en el mercado ilegal. El Ayuntamiento de la capital holandesa ha puesto a través de Internet un calendario con los horarios y lugares donde los holandeses pueden llevar sus bicis para grabar este práctico 'número de bastidor'. Una vez registrada la bici, el DNI del ciclista junto con el nuevo código de la bici se envían a la base central de datos de la Administración (AFAC).

Como cuenta Ria Hilhorst, responsable del departamento de la bicicleta del Ayuntamiento de Ámsterdam, "llevamos luchando contra el robo de bicicletas desde 2003, y desde entonces se han registrado 3.000 bicicletas nuevas cada año, unas 18.000 en estos seis años". Parece ser que las campañas están dando sus frutos: en ocho años se ha logrado reducir los robos a la mitad: en 2000 los saqueos suponían el 16% de las bicis de Ámsterdam. En 2008, se registró un 8%. El nuevo objetivo de Hilhorst es llegar al 6% para 2010.

Esta iniciativa cuenta con la colaboración del Ministerio de Justicia y de la policía local. Los agentes pueden hacer auditorías y registros espontáneos en las tiendas que resulten sospechosas e incluso a los ciclistas que pedalean por las calles. Por eso, si vas por Ámsterdam con tu bici, no te extrañes si te para un policía y te pide la documentación mientras comprueba el código de tu bici. Si todo está correcto, podrás seguir pedaleando. Si no, tendrás que dar una buena explicación si no quieres pasarte tres meses en la cárcel acusado de ser un mangante de bicis.

Ya son muchas las bicicletas en Holanda que salen rodando de fábrica con el código ya incrustado en su estructura. Desde 2001, fabricantes, tiendas y otras asociaciones —Fietsersbond (Unión de ciclistas holandeses), Bovag, RAI— llegaron a un acuerdo para utilizar este tipo de identificación en sus productos y diferenciarlos así de las bicis del comercio ilegal.

En España, ciudades como Barcelona, San Sebastián o Sevilla llevan promoviendo desde hace apenas unos años los sistemas de marcaje de bicis, aunque lo cierto es que aún tienen muy poco empuje entre los usuarios de las dos ruedas. Existe una empresa española que se dedica exclusivamente a dar este servicio: Bicitronic. La tecnología que utiliza es muy similar a la holandesa: en los orificios del marco de la bici (por ejemplo, en la zona del portabotellas) se incrusta un identificador metálico (una especie de tornillo con un grabado láser) y unas etiquetas cuya numeración va ligada al usuario en una base de datos que controlan los Ayuntamientos. A diferencia del caso holandés, en España son los ciclistas los que tienen que abonar el coste de este marcaje (unos 20 euros).