Quien haya jugado al Risk sabrá la importancia de un puñado de números —ya sea de soldaditos de plástico, chinchetas o de granos de arroz— repartidos por un mapamundi dibujado en un tablero. Sabrá también que el país más valioso y el hueso más duro de roer es Estados Unidos. Quien lo conquista, no gana inmediatamente la partida, pero las tiene todas consigo. No es de extrañar que en estos días los dos hombres que quieren convertir el Despacho Oval en su oficina durante los próximos cuatro años —el republicano John McCain y el demócrata Barack Obama— se rasquen la cabeza delante del mapa de su país analizando sus posibilidades, como si de un juego de mesa se tratase, en el que la clave es la estrategia.
Todos los sistemas electorales tienen sus pros y sus contras. El de Estados Unidos no va a ser menos. Si en el país norteamericano el proceso de elección de candidato es más abierto, más participativo y, en apariencia, más transparente, el problema llega a la hora del recuento.
Primera sorpresa (que no es tan sorpresa pero de un año para otro se olvida): no todos los votos valen igual. Eso me suena. En España, el sistema de circunscripción provincial tiene un efecto parecido. Sin embargo, la diferencia en Estados Unidos es tal, que un candidato puede salir elegido como presidente sin haber sido votado por la mayoría de los ciudadanos. Para entender cómo se produce esta situación, hay que conocer las tres reglas de oro de los comicios que más expectación levantan del mundo por su alcance internacional:
Empieza el juego ¿o en realidad termina? Nada está sujeto al azar y, aunque todas las encuestas dan por hecho que Obama será el vencedor, los dos contrincantes saben bien cuáles son los estados clave y cuando está decidida la partida. Suponiendo que Obama logra el triunfo en los estados en los que lo logró Kerry, la última palabra, como siempre, está en los indecisos. Para añadirle tensión al asunto, Estados Unidos tiene seis husos horarios distintos, por lo que el recuento es tan escalonado como emocionante.
00:00. La primera parada es Indiana, clave por ser un feudo histórico de los republicanos en el pasado y uno de los indecisos en estas elecciones. Si gana Obama será una señal de que algo ha calado entre los republicanos estadounidenses, un indicador del 'cambio' pregonado a los cuatro vientos por el afroamericano. Si ocurre lo contrario, cabrían resultados similares en otros estados como Misuri y Carolina del Norte.
1:00. A esta hora comenzarán a saberse los primeros resultados de las votaciones en Virginia y Florida. Perder este último sería un duro golpe para los de McCain, ya que aporta 27 electores al recuento final. Es un estado tradicionalmente republicano que ha estado gobernado hasta hace pocos años por Jeb, hermano de George Bush. Es inevitable mirar después a Virginia. Si los resultados son favorables a Obama, McCain tendrá ya muy pocas posibilidades.
1:30. Ohio, con 20 electores, y un grueso de la población formado por blancos de clase trabajadora, es otra región muy codiciada por los aspirantes a la Casa Blanca. No hay que olvidar que los resultados de las pasadas elecciones se deben en parte al voto de las zonas rurales de este estado, que se inclinaron por Bush.
2:00. La victoria de Obama está cantada en Pensilvania y New Hampshire. Menos fácil lo tendrá en Misuri, donde Bush se hizo con la victoria en los comicios de 2004 gracias a los votos de los habitantes del Condado de Green. Precisamente allí pasó su última noche electoral Obama, en un intento de hacerse con los bastiones republicanos.
3:00. En Nuevo México y Colorado, que aportan cinco y nueve electores respectivamente, la balanza se inclina ligeramente en favor de Obama. Sin embargo, si Florida, Virigina y Ohio se quedan con McCain, el demócrata tendrá que estar especialmente atento al voto rural y al voto femenino para asegurarse de la victoria.
4:00. A estas horas, y conociendo los primeros resultados de Iowa y Nevada, sabremos con bastante seguridad quién es el ganador del juego que, como premio, gobernará la primera potencia mundial durante los próximos cuatro años.
En una república presidencialista puede ocurrir que el poder ejecutivo (Gobierno) y el legislativo (Cortes) estén en manos de diferentes partidos. En Estados Unidos, donde el Parlamento también es bicameral, como en España, pero con algunas diferencias, lleva ocurriendo varios años. Mientras republicanos y demócratas están igualados en el Senado —51 demócratas (dos son independientes) y 49 republicanos—, en la Cámara de Representantes tienen más ventaja los correligionarios de Obama. Pues bien, el futuro de los senadores y los representantes, que también tienen voz y voto en esas decisiones que podrían condicionar nuestras vidas, se decide también este martes. Se renovará por completo la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. Los demócratas tienen todas las de ganar en las elecciones de la Cámara Alta, ya que la mayor parte de los senadores que se juegan su puesto son del Partido Republicano.
Menos decisivos, pero interesantes igualmente, serán los distintos procesos electorales que se celebrarán para elegir gobernador en once estados, y cientos de pequeñas consultas de carácter local sobre todo tipo de asuntos, la mayoría sociales, que se producen siempre y cuando los promotores de las iniciativas hayan logrado un determinado número de firmas necesarias marcadas por la ley. Aunque no suele llegar la sangre al río y la mayor parte de las propuestas, aprobadas o no, quedan eclipsadas por la elección del jefe del Ejecutivo estadounidense, no falta la polémica. Por ejemplo en California, uno de los estados más progresistas del país —aún presumiendo de gobernador republicano—, se estudiará la prohibición del matrimonio homosexual, aprobado hace pocos meses. De igual modo, en Massachusetts se realizará una consulta sobre la posesión de marihuana. Por supuesto, el aborto y la eutanasia estarán presentes en la votación.
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