A través de un cómic enviado oficialmente por descuido la tarde del lunes, nos hemos enterado del lanzamiento del navegador de Google, bautizado Chrome.
Parece concebido para gestionar tanto las aplicaciones como las páginas web, y todo el mundo se pregunta quién va a sufrir más con su aparición.
Empecemos por el cómic. Es obra de Scott McCloud, adepto a las TICs y teórico del género. Nos proporciona cierto número de informaciones técnicas, por ejemplo, el hecho de que las pestañas serán completamente distintas de aquéllas a las que Firefox (imitado enseguida por Internet Explorer) nos tenía acostumbrados.
Básicamente, la característica más notable parece ser (mientras escribo estas líneas, Chrome no se ha presentado aún al público, la primera versión sólo funciona con Windows... que todavía no he instalado en mi Mac) el hecho de que cada pestaña estará aislada del resto. Esto permite que, cuando una colapse, las demás no resulten afectadas. Otra ventaja es que se puede navegar anónimamente desde una de sus pestañas sin tocar las demás. Chrome se ha desarrollado en Open Source.
Los siguientes sitios os darán más detalles:
Este nuevo navegador está manifiestamente concebido para gestionar tanto las aplicaciones como las páginas web, de modo que podría ser una herramienta genial para quienes quieran trabajar en las nubes teniendo acceso a sus documentos al mismo tiempo, incluso cuando no están conectados.
De ahí la pregunta relativa a las víctimas de esta iniciativa del actual gigante de la informática.
Ciñéndonos al navegador, todos los demás pueden sufrir por la aparición de este recién llegado con la maleta llena de recursos. Cabe señalar que el dueño de Mozilla (que depende económicamente de su relación con Google) le ha asegurado a Om Malik que no estaba demasiado preocupado. Quizás está poniendo al mal tiempo buena cara; más vale tomar las cosas con calma por ahora.
Kara Swisher, que trabaja para el Wall Street Journal, piensa que se trata de una ofensiva directa contra Microsoft, y no sólo en lo que respecta al navegador, sino también al sistema de explotación, que Google quiere desplazar. El logotipo, subraya Harry McCracken, se parece muchísimo al de Vista.
La competencia reavivada en este terreno esencial (Matthew Ingram lo celebra) me interesa menos que el tránsito que estamos viviendo a una nueva etapa de la web, como reflejan las características técnicas mencionadas y, sobre todo, el hecho de que Chrome haya sido concebido como una herramienta que permite gestionar tanto las aplicaciones como las páginas de la web.
Y vosotros, ¿qué pensáis?
Actualización – Nicholas Carr da una interpretación bastante convincente de la estrategia de Google partiendo del hecho de que Chrome es el único navegador concebido desde un principio para gestionar aplicaciones. En la evolución hacia la informática en las nubes (computing in the clouds), el navegador es el eslabón más débil, y no se puede contar con los otros actores (por falta de interés o de recursos) para proporcionar rápidamente las herramientas que permitan utilizar, de manera fácil y sencilla, las aplicaciones accesibles en la red. Para Carr, "el navegador es tal vez el medio, pero las aplicaciones son el mensaje".
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