MADRID.- No hay caso. Un juez norteamericano exculpa a la web de vídeos Veoh por difundir contenido con derechos de autor que sus usuarios publican. La guerra de las televisiones y las productoras contra el vídeo en internet pierde una batalla. Y Google tiene un arma mucho más poderosa contra la verdadera causa del enfrentamiento: dinero.
La sentencia del juez de California Howard Lloyd exculpa a Veoh de infringir el copyright de los vídeos porno de IO Group porque lo único que hace esa web es transcodificar los vídeos de los usuarios y prestar el servicio de almacenamiento.
"Veoh simplemente ha establecido un sistema donde el software automáticamente procesa el contenido de los usuarios… Veoh no participa activamente ni supervisa los archivos subidos. Ni previsualiza o selecciona los archivos antes de subirlos", dice la sentencia. Y concluye que se trata de un "proceso automático que es iniciado completamente a la voluntad de los usuarios".
No hay violación del copyright. La razón del juez es clara: si no hay edición, no hay responsabilidad. Las máquinas no tienen responsabilidad legal, los responsables son sus usuarios. Las funcionalidades de un sistema tampoco son criminales, el delito lo cometen quienes las emplean para actos ilícitos.
En definitiva, la tecnología es neutral y sólo los humanos somos responsables. A pesar de quienes ya pregonan una presunta responsabilidad de los robots que usamos.
El caso es un precedente claro de la demanda de Telecinco contra YouTube. La sentencia del juez californiano sigue el mismo razonamiento que la legislación española. "Los prestadores de un servicio de intermediación consistente en albergar datos proporcionados por el destinatario de este servicio no serán responsables por la información almacenada a petición del destinatario", dice el artículo 16.1 de la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información (LSSI).
Por eso la demanda de Telecinco contra YouTube tiene poco futuro. La única arma de la cadena es demostrar que la web propiedad de Google era consciente de las violaciones del copyright y no hizo nada para evitarlo, a lo que obliga la ley. Y lo mismo sucederá contra la millonaria demanda de Viacom contra la mayor web de vídeos del mundo.
Pero Google quiere acabar definitivamente su enfrentamiento contra las televisiones y las productoras para demostrarles que puede ser su mejor aliado. Y para eso ha creado Video ID, un sistema que permite a los dueños de los derechos de los vídeos identificarlos entre los que suben a internet los usuarios y decidir si los bloquean o los utilizan para el marketing viral y la publicidad distribuida. El 90% de las veces los dueños de los vídeos han aceptado comercializar la publicidad en YouTube.
Haga dinero con su contenido aprovechando la distribución y el marketing de los usuarios. Es el mensaje de Google. El Gran Ciberleviatán necesita contenidos y con el vídeo en internet quiere ser el dueño de la publicidad audiovisual en la era de la convergencia.
Con más de un 80% del mercado mundial de vídeos en internet y creciendo más que sus competidores, YouTube será la mayor plataforma de distribución de contenidos audiovisuales global. Las televisiones sabrán si les interesa o no.
Google promete dinero y parte de la tarta publicitaria a cambio de ampliar su dominio de internet. Las televisiones de la era de la convergencia no tienen demasiado margen para elegir. Pueden optar por difundir directamente sus contenidos sólo en plataformas propias o aprovechar también el marketing y la publicidad viral. La respuesta está en la cuenta de resultados.
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