MADRID.- El mercado y la tecnología están haciendo cambiar a los dos grandes de la informática y la red. Por un lado, Google se convierte en un proveedor de software en internet, mientras intenta ampliar su gestión comercial más allá de la web. Y por el otro lado, Microsoft se abre por fin a los estándares y la compatibilidad de sus sistemas y programas al tiempo que intenta fortalecerse en la Red.
¿Evolución natural o revolución impuesta por el negocio?
2008 es el año de la primera recesión económica después del estallido de la burbuja de las puntocom. Sergey Brin, uno de los creadores de Google, reconocía hace unos días que no sabían cómo hacer frente a una recesión económica porque nunca habían sufrido una.
La publicidad contextual comienza a caer después de años de continuas subidas y de convertirse en los anuncios con mayor porcentaje de crecimiento.
Pero en enero la publicidad contextual de Google cayó un 7% y por primera vez los clics en anuncios bajaron respecto al año anterior (un -0,3% de enero a enero), según un estudio de comsScore.
Alerta en los mercados. Mala noticia para Google después de dos anteriores que habían lanzado señales de alarma: una caída en bolsa de un tercio de su valor desde noviembre de 2007 y las dudas sobre la posibilidad de rentabilizar los anuncios en las redes sociales. Un mercado acechado por Microsoft.
Pero Google tiene respuestas.
La primera, crecer a nuevos mercados publicitarios. Internet, con un 8% de la inversión publicitaria mundial, no es un mercado suficientemente grande para el Gran Ciberleviatán.
Otra es mejorar el servicio: reducir el área de los anuncios contextuales y saturar menos a los internautas. Menos enlaces en cada página del buscador para evitar clics accidentales y aumentar el retorno de los anuncios.
Su gran apuesta es la publicidad audiovisual. Ahí es donde está el dinero. La publicidad en televisión supone el 38% del mercado mundial. A por ese pedazo de tarta va Google. Y lo hace aprovechándose del crecimiento de los vídeos en la Red (el presente), preparándose para los servicios en móviles (en breve) y con la vista puesta en la convergencia con la televisión gracias al apagón analógico, entre 2010 y 2011 en casi todos los países desarrollados.
Su otra gran estrategia son los servicios y los programas en internet. El software como un commodity en la era open source. Una materia prima a través de la cual se comercializan otros elementos de valor añadido: contenidos y datos de los usuarios que permiten mejorar la publicidad y el marketing.
Por esa grieta cruje Microsoft. La Comisión Europea acaba de imponer a la compañía de Bill Gates la mayor multa a una empresa de la historia por abusar de su posición de dominio, no eliminar las barreras a la competencia e impedir la compatibilidad de sus sistemas con los de otras compañías.
La multa llega pocos días después de que Microsoft anunciara su conversión a la interoperabilidad y su voluntad de aceptar los estándares de la industria y de no seguir persiguiendo el software libre.
Rosa García, presidenta de Microsoft Ibérica, plañe proclamando la sinceridad de su compañía frente a la desconfianza del ejecutivo europeo.
Ayer se lanzaron en todo el mundo tres productos, Windows Server 2008, SQL Server 2008 y Visual Studio 2008, que están entre los que Microsoft promete abrir y facilitar la información necesaria para la compatibilidad.
Pero las promesas futuras no eximen de la culpa de los años pasados. La Comisión Europea envía un claro mensaje: no vale cambiar la estrategia cuando la tecnología y el mercado obligan.
Microsoft se convierte a la compatibilidad, los estándares abiertos y la interoperabilidad porque se queda sola pese a su terrible dominio del mercado del software.
La compañía que Gates dejará este año se reconvierte para conseguir una posición de liderazgo en el mercado de la convergencia digital, la movilidad e internet: en servicios, publicidad y contenido.
Google ofrece cada día más software en internet para fidelizar a más clientes y expande sus servicios comerciales fuera de la Red.
Microsoft quiere crecer en la red y los móviles para no quedar atrapado en los PC, cada vez menos importantes porque el mercado, los programas y los contenidos se mueven a las redes gracias a la ubicuidad de los procesadores y los dispositivos capaces de conectarse e interactual con internet.
Lo que hace un tiempo se llamó ubiquitous computing y ahora es la web 3.0.
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