"Sarkozy, no eres bienvenido"

"Sarkozy n'est pas le bienvenu à Pékin". Eso le dicen a monsieur le Président el 89% de los internautas chinos de acuerdo a un muestreo llevado a cabo por un popular portal de Internet. La encuesta de sina.com, que fue respondida por 173.527 personas, venía a colación de las últimas declaraciones de Nicolás Sarkozy, que todavía no ha decidido si acepta o no la invitación de asistir a la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos.

El mandatario galo ha señalado que anunciará la decisión de si honra con su presencia a los pekineses la semana que viene, y que ésta dependerá de los resultados de las secretísimas conversaciones que Pekín ha reanudado estos días con los emisarios del Dalai Lama.

Mientras se lo piensa, Sarkozy prolonga la saga del desencanto francés de China. Los índices de popularidad del país galo en estas tierras se han desplomado ante la mirada impertérrita de los empresarios galos, que tiemblan por la salud de las ventas de sus vinos cada vez que al presidente le da por abrir la boca para referirse a China.

La cronología de los hechos viene a ser algo parecido a lo siguiente:

• Febrero. Francia seguía siendo, con mucha diferencia, el país europeo favorito de los chinos.
• Marzo. Arde Lhasa de violencia y Sarkozy pide a China que dialogue con el Dalai Lama mientras él se piensa si acudirá o no a Pekín durante los Juegos Olímpicos.




• Abril. La antorcha olímpica llega a París y una turba de activistas (un grupo relativamente pequeño, pero muy ruidoso) empañan su paseo triunfal por los Campos Elíseos. Por la red circula la fotografía de Jin Jing, una atleta paralímpica que defendió la llama de las garras de un manifestante pro-tibetano. La imagen enfurece a los chinos y encumbra a Jin Jing a categoría de heroína nacional.
• Abril, todavía. El dueño de la firma de lujo LVMH es acusado por los internautas de financiar a grupos cercanos al Dalai Lama. Carrefour, donde el presidente de Louis Vuitton también tiene acciones, muerde el polvo cuando los foros se llenan de llamadas al boicot, aunque el paso del tiempo fue erosionando su ímpetu.
• Mayo. Francia deja de ser el país más amado por los chinos (junto a su madre patria, claro está) y su popularidad se desploma. El número de turistas chinos a Francia ha descendido un 70% en apenas dos meses, anuncia el embajador galo en Pekín.
• Junio. Sarkozy vuelve a declarar. Decidirá "pronto" si acudir o no a la ceremonia de apertura de Pekín 2008. Depende, dice, del diálogo entre el Gobierno chino y el Dalai Lama.
• Julio. "¿Que aún te lo vas a pensar? Ya no es una cuestión de si quieres o no quieres venir. Básicamente, no eres bienvenido", le dicen los internautas.

Sarkozy había tachado de "inaceptable" la represión a las manifestaciones violentas de mediados de marzo en Tíbet, pero ha renunciado a enfurecer a una potencia del tamaño de China. "De ninguna manera debemos empujar a una población de 1.300 millones de habitantes hacia un nacionalismo herido", decía. A tenor de lo que dicen los internautas, sin embargo, parece que lo ha conseguido. ¡Touché, Sarkozy!