Las últimas noticias sobre las emisiones de CO2 en España no son muy esperanzadoras. En este artículo te proponemos 20 sencillos consejos para ayudarte a reducir en casa los gases causantes del cambio climático.
Las emisiones en nuestro país se incrementaron en 2007 un 1,8% respecto al año anterior. Aunque el sector con más potencial para reducir las emisiones es el sector energético, cada uno de nosotros podemos aportar mucho, con un simple gesto sin esperar que otros decidan por ti.
La energía que consumen las familias españolas supone un 30% del consumo total en nuestro país: un 18% de gasto destinado a la vivienda y un 12% al coche (las emisiones en el transporte por carretera se han duplicado desde 1990: en 17 años han crecido un 97%). El consumo de energía en los hogares españoles entre 1990 y 2004 creció un 77,5%, lo que supone el triple que en otros países de la UE-25.
Aquí te proponemos 20 consejos para ayudar a reducir las emisiones de CO2 (y ahorrarte además un dinero):
Apaga la luz cuando no sea necesaria. Aprovecha la luz natural, pinta de colores claros las paredes y los techos, reduce al mínimo la iluminación ornamental y limpia el polvo de las pantallas de las lámparas para aprovechar al máximo la luz..
Una bombilla de bajo consumo comparada con una normal (emitiendo la misma luz) ahorra en un año casi 60 euros. Si sustituyéramos cinco bombillas normales (con un uso de unas cinco horas diarias) por otras de bajo consumo evitaríamos unos 250 kg de CO2 al año. Basta con comprar lámparas y bombillas clase energética 'A' para lograr una mayor eficiencia y un ahorro a medio-largo plazo. Cambia primero las bombillas que están más tiempo encendidas en casa por LED’s, claro ejemplo de tecnología aún algo cara pero con claras ventajas como su larga vida útil, su menor fragilidad y su menor disipación de energía (el 90% de la corriente que les llega se transforma en luz).
Un recorrido de 15 segundos en ascensor equivale a mantener encendida una bombilla de 60 vatios durante 1 hora. Sube andando en lugar de tomar el ascensor, es bueno para el medio ambiente y para ponerte en forma.
Llenar la lavadora y el lavavajillas ahorra el consumo de energía: lavas más cosas de una sola vez. La temperatura de 30°C puede ser suficiente para la ropa muy sucia y permite ahorrar tres cuartas partes del consumo del ciclo más caliente. Si lavas con agua fría, el ahorro es del 80% de la energía.
Los aparatos como televisores, ordenadores o vídeos en estado de espera consumen el 15% de su consumo total. En algunas viviendas, el consumo de estos aparatos en 'stand-by' puede llegar a sumar el 10% del consumo del hogar. Si colocamos una regleta con interruptor para cortar totalmente la corriente que les llega podemos reducir 39 kg de CO2 al año.
El cargador consume aunque no esté conectado al teléfono. Desenchufa el cargador del móvil cuando no lo uses. Si dejamos el cargador siempre enchufado estaremos desperdiciando el 95% de la energía necesaria para cargar el teléfono.
Como ya vimos en anteriores artículos, escoger un electrodoméstico eficiente es sinónimo de ahorro. Después de diez años, periodo que equivale al tiempo de vida de cualquier electrodoméstico, habremos ahorrado un 74,7% del consumo eléctrico total con respecto al consumo de un electrodoméstico no eficiente lo que puede suponer más de 800 euros en algunos casos.
Podemos mejorar la eficiencia de nuestros electrodomésticos con un uso que aumente su rendimiento. Por ejemplo, si colocamos el frigorífico en un lugar fresco se ahorra hasta 150 kg CO2 al año. No abrir la nevera más de lo necesario o no introducir alimentos calientes son otros consejos para reducir el consumo eléctrico.
Tender la ropa al aire libre en lugar de usar una secadora eléctrica permite ahorrar unos 50 kg de CO2 cada año, además de evitar los 318 kg de CO2 emitidos en su fabricación.
Reducir la temperatura sólo un grado basta para recortar un 5 %-10 % la factura de energía del hogar y evitar 300 kg de CO2 por casa y año. Ajustar el termostato a 20°C o bajarlo varios grados por la noche son medidas fáciles que sumadas a un correcto aislamiento con doble acristalamiento, burletes en puertas y ventanas, cortinas o aislando las cajas donde se enrollan las persianas (por donde se escapa calor y penetra el frío) nos ahorrarán hasta un 40% en el consumo de la calefacción.
Existen otras opciones al aire acondicionado. Utiliza sistemas pasivos para refrigerar tu casa, como aprovechar las corrientes. También puedes instalar ventiladores de techo. Si no puedes pasarte sin aire acondicionado, proteger del sol directo la unidad exterior del aparato permite ahorrar hasta un 10% en el consumo … y en la factura de electricidad. En verano, si ajustas el acondicionador a 25°C o más, reducirás el gasto de energía entre un 10% y un 20%.
Los cristales dobles evitan hasta 350 kg de CO2 al año. Las ventanas más eficientes reducen los gastos de calefacción y refrigeración hasta un 15%. Esta medida exige una inversión inicial, pero a la larga se recupera. Si utilizas materiales de mayor calidad, como ventanas de madera con doble acristalamiento de baja emisividad con relleno de gas argón, puede evitar hasta un 70% de pérdida energética por las ventanas.
Si procuras vestirte en casa según la temperatura, evitarás tener que encender el aire acondicionado o la calefacción cuando no es realmente necesario. Ponte ropa de abrigo en invierno en lugar de subir la calefacción.
El botijo cuanto más calor hace más refresca el agua que contiene. Mucho mejor que enfriar el agua en la nevera. La campaña 'Botijos contra el cambio climático' te habla de este sencillo consejo.
Ducharse en lugar de bañarse divide el consumo de energía por cuatro. También puedes instalar una alcachofa de ducha y grifos de bajo caudal para ahorrar unos 230 kg de CO2 al año y reducir los costes de calentamiento de agua en un 10%-16%. Bajar el termostato del agua caliente también ahorra.
Con un gesto tan sencillo como hervir sólo el agua que necesitamos al cocinar contribuye a ahorrar unos 25 kg de CO2 al año. Si usas un hervidor eléctrico, cubre por completo las resistencias. También puedes utilizar una olla exprés: disminuirás los tiempos de cocción, y por tanto, energía.
Una hora de plancha equivale a 20 horas de televisión o a siete de ordenador. Intenta planchar grandes cantidades de ropa y apágala si no la estás utilizando.
Hacer la compra en el barrio tiene sus ventajas: evita coger el coche para desplazarte a las grandes superficies. Puedes sustituir fácilmente las bolsas de plástico por el carro o una mochila. Consumir productos locales de temporada y apostar por las verduras también ayuda: el transporte de productos en avión de un lado a otro del mundo genera unas 1.700 veces más emisiones de CO2 que si son transportados en camión a 50 km. Además, la producción de carne genera abundantes emisiones de CO2 y metano y consume grandes cantidades de agua.
Un autobús lleva tanta gente como diez coches completamente llenos, ocupa tres veces menos espacio en la carretera y emite la mitad de CO2 por kilómetro y pasajero. Una persona que viaja sola en coche produce tres veces más emisiones de CO2 por kilómetro que si va en tren.
No uses el coche en pequeños trayectos en los que puedes ir caminando. Con la bicicleta ahorras hasta 240 kg de CO2 al año. Si no puedes pasarte sin automóvil, intenta al menos que vayan ocupados el mayor número de asientos en los desplazamientos. También resulta importante el modo de conducir y el mantenimiento del vehículo: Por cada 0,5 bar (7 psi) de presión de los neumáticos por debajo del valor correcto, el consumo puede aumentar un 5%.
Los datos de emisiones de CO2 reflejados en este artículo puedes recibirlos directamente en tu teléfono móvil. La Comisión Europea ha desarrollado la aplicación "MobGas" que informa de las emisiones diarias que producen las rutinas cotidianas. La descarga del programa es gratuita, está traducido a 21 idiomas y ha sido desarrollado, según sus responsables, para servir en todos los países de la Unión Europea.
¿Conoces algún otro consejo que podamos añadir a la lista?
* Amanda del Río es ambientóloga y trabaja en la Fundación Global Nature(Las conclusiones y puntos de vista reflejados en este artículo son responsabilidad únicamente de su autor y no representan, comprometen, ni obligan a las instituciones a las que pertenece).
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