Un frigorífico BOSH con etiqueta de eficiencia de la clase A+. Su precio en el mercado es de 654 euros. Uno similar ineficiente cuesta bastante menos: 480. Ahora bien, ¿Cuál es el coste de cada uno en 15 años de vida útil? El primero sale 809 euros más barato.
Este es un ejemplo real extraído de la nueva web del 'top ten' de los electrodomésticos más respetuosos con el medio ambiente, creada por la organización ecologista WWF/Adena, en colaboración con el IDAE y CajaMadrid. Una iniciativa integrada dentro de la red europea 'top ten', que se ha convertido en una referencia en otros países.
A los consumidores, que teníamos que hacer un máster para enterarnos de cómo funciona cada aparato en cuestión, con esta herramienta se nos facilita ya digerida la información necesaria para realizar la mejor compra en términos de dinero e impacto ambiental. Véase: coste del aparato y eficiencia energética, traducida en gasto en facturas de electricidad durante la vida útil del electrodoméstico, estimada en unos 15 años.
La selección se ha realizado tomando como referencia las bases de datos de electrodomésticos publicadas y actualizadas periódicamente por el IDAE . Según WWF/Adena, se trata de una clasificación neutral, transparente y rigurosa "en la elección de los productos más eficientes del mercado". (Criterios)
Los productos elegidos se caracterizan por consumir poca energía y poca agua, ser respetuosos con el medio ambiente, pero también por una elevada calidad y una buena relación coste-precio. Estos aparatos muestran siempre una letra A o superior (A+, A++) en su etiqueta energética, una etiqueta orientativa para el consumidor con una clasificación que va de la letra G, los aparatos menos eficientes, a la A.
Estos electrodomésticos con letra A son más caros en la tienda, pero ¿qué ocurre cuando se instalan en casa y se enchufan a la red? Pues según esta herramienta online, en el caso de un frigorífico, que representa el 18% de la factura eléctrica de los hogares españolas, el aparato de la clase más eficiente A++ ahorrará hasta 1.311 euros y evitará la emisión de 3.155 kg de CO2. Aunque al comprarlo nos duele más el bolsillo, el gasto se amortiza entre tres y cinco años.
Además, esta iniciativa ofrece también consejos prácticos, y a veces sorprendentes, para la elección del aparato y efectuar luego un uso más eficiente. Por ejemplo, para una familia de dos miembros el modelo que se ajusta más a nuestras necesidades es un frigorífico combinado, con motores independientes para regular la temperatura de cada compartimento por separado. El consumo de energía del frigorífico aumenta un 5% por cada grado que bajamos, una capa de 3 milímetros en el congelador incrementa el consumo un 30%...
Junto a las tablas que comparan el coste total y principales características de lavadoras, frigoríficos, congeladores y lavavajillas, se nos ofrece una calculadora de nuestra factura ambiental por consumo de electricidad: introduce periodo de facturación y consumo eléctrico reflejado en una o varias facturas de tu compañía eléctrica, y averiguarás para dicho periodo el origen de la electricidad consumida así como su impacto.
Esta iniciativa para comparar electrodomésticos viene de Europa, en Suiza se lanzó en 2000 y luego le siguieron 12 países más. El 'top ten' Suiza se ha convertido en un portal de referencia en su país y ofrece comparaciones de más de 1.200 productos. Este nuevo 'top ten' España (que está dando problemas con algunos navegadores, que aseguran estar solucionando), ha empezado por el momento con comparaciones de frigoríficos, congeladores, lavadoras y lavavajillas, pero espera ir creciendo con el tiempo.
Al tratarse de unos aparatos con una vida larga, una buena elección supondrá muchos años de eficiencia o de ineficiencia. Según el IDAE, todos los años se sustituyen en España 2,8 millones de electrodomésticos y es una buena oportunidad para comprar un electroméstico más respetuoso con el medio ambiente. De hecho, existe un Plan Renove de Electrodomésticos, por medio del cual las Comunidades Autónomas ayudan a financiar la renovación del aparato.
* Amanda del Río es ambientóloga y trabaja en la Fundación Global Nature(Las conclusiones y puntos de vista reflejados en este artículo son responsabilidad únicamente de su autor y no representan, comprometen, ni obligan a las instituciones a las que pertenece).
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