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Las claves para entender el papel de los 'superdelegados' en la elección demócrata

Por SOITU.ES
Actualizado 12-02-2008 12:08 CET

La campaña demócrata está que arde. Obama ha empezado a romper el empate, pero Hillary aún tiene mucho que decir en los estados grandes, que aportarán un gran número de delegados a la Convención demócrata de agosto en Denver, en la que se decidirá por fin quién es el candidato a la Casa Blanca.

Parece poco probable que ninguno de los dos aspirantes logre hacerse antes de esta cita con los 2.025 delegados necesarios para ser nombrado.

Será entonces cuando los llamados 'superdelegados' jueguen un papel clave en la nominación.

Un lector nos pedía ayer mismo que le explicáramos qué demonios es eso de los 'superdelegados' de los que tanto se habla y por qué son tan importantes.

Intentaremos resolver sus dudas con cinco breves preguntas y respuestas:

  • ¿Quiénes son los 'superdelegados'? Son personalidades prominentes del Partido Demócrata. Senadores, congresistas, ex presidentes y otros políticos y funcionarios representantes del 'establishment', una especie de clase noble o zona VIP del partido. Fue en 1982 cuando se creó esta figura para dar más poder a los pesos pesados del aparato demócrata. La última vez que los 'superdelegados' decidieron una candidatura fue en 1984, cuando se volcaron en Walter Mondale en detrimento de Gart Hart. ¿Algunos ejemplos? Al Gore, Jimmy Carter, John Kerry o 'Ted' Kennedy.
  • ¿Por qué son tan decisivos? No es que las primarias y los 'caucus' que se van celebrando estado por estado no sirvan para nada, pero los 796 'superdelegados' suponen casi un 40% de los 2.025 delegados que son necesarios para nominar a un candidato. Y lo más importante de todo es que no tienen comprometido el voto, así que podrían deshacer un eventual empate técnico entre Obama y Clinton.
  • ¿Cuántos hay? En la Convención demócrata del verano participarán un total de 4.049 delegados: 3.253 son delegados comprometidos, es decir, asignados a cada uno de los candidatos en función de los resultados obtenidos en las primarias o los 'caucus' y los 796 restantes son 'superdelegados'. Para conseguir la candidatura es necesario recibir 2.025 votos.
  • ¿A quién favorecen? Por ahora la carrera soterrada por la caza de 'superdelegados' favorece claramente a Hillary Clinton. De momento, 213 se han comprometido con Hillary frente a los 139 con los que cuenta Obama, que sólo supera a la senadora por Nueva York en delegados normales. Clinton cuenta con una ventaja inicial: su propio marido es un 'superdelegado' y tiene a su disposición una intensa red de personajes incondicionales a la familia. Por su parte, el senador por Illinois ha conseguido el apoyo de Edward 'Ted' Kennedy y el del ex candidato presidencial John Kerry.
  • Al contrario que la fastuosa campaña que los candidatos realizan en cada estado, la batalla por hacerse con los votos de los 'superdelegados' transcurre entre bambalinas. Conversaciones telefónicas (incluso la propia Chelsea se pone al aparato para intentar convencer a los indecisos), peloteo, adulaciones, coba y juego de influencias son los ingredientes fundamentales de esta lucha subrepticia.

    Pero ojo. No olvidemos que si algo caracteriza a estos 'superdelegados' es que tienen derecho a votar libremente, por lo que puede haber sorpresas e infidelidades de última hora. Eso fue lo que le pasó en 2004 a Howard Dean, que recibió el apoyo y las promesas de un gran número de 'superdelegados' que al final acabaron votando a John Kerry, elegido finalmente en la Convención.

  • ¿Y qué opiniones hay sobre este sistema? Ni siquiera en el seno del Partido Demócrata se ponen de acuerdo. Barack Obama, a quien el juego político no favorece en absoluto, se ha opuesto al régimen de votación del que gozan los 'superdelegados' y considera que deberían votar de acuerdo con los resultados que de cada 'caucus'. Clinton, a quien de momento le resulta conveniente contar con el apoyo del aparato demócrata, sigue defendiendo su voto independiente.
  • Algunos periódicos han criticado la contradicción que supone su situación con respecto a los demás delegados en un sistema de votación de candidatos tan supuestamente abierto y democrático como es el americano. The Wall Street Journal, por ejemplo, ha afirmado que es una pesadilla para el partido que el candidato presidencial acabe siendo elegido por "caciques partidarios" en lugar de por sus votantes.

    Mientras, el ajustado empate entre candidatos comienza a poner nervioso al Partido Demócrata. La experiencia histórica y la estadística han enseñado que cuando el partido va dividido a la Convención es más fácil que se pierdan las elecciones frente a los republicanos. Howard Dean, presidente del partido, ha empezado a plantearse la posibilidad de afrontar una 'Brokered Convention' o candidatura negociada, llegando a "un arreglo" entre ambos candidatos para evitar ir a Denver excesivamente fraccionados.

En esto consiste básicamente el papel de los 'superdelegados'. Si queréis plantearnos alguna otra duda, trataremos de resolverla.

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