Bilbao.- El director general del Museo Guggenheim de Bilbao, Juan Ignacio Vidarte, ha manifestado que no cree que sea "utópico" pensar que se pueda producir, en términos relativos, un "efecto similar en la comarca vizcaína de Urdaibai al que tiene este museo en Bilbao, aunque el impacto en términos numéricos pueda ser menor".
El responsable del centro de arte moderno y contemporáneo se ha referido de esta manera, en una entrevista concedida a EFE, a la posibilidad de que la ampliación del museo de Bilbao en dicha zona suponga un éxito económico, mediático y de proyección internacional similar al que supuso para la capital vizcaína la puesta en funcionamiento del Museo Guggenheim en octubre de 1997, conocido como "efecto Guggenheim".
Juan Ignacio Vidarte ha expresado su preocupación por el hecho de que las divergencias entre las dos instituciones vascas socias en la pinacoteca bilbaína, el Gobierno Vasco y la Diputación de Vizcaya, sobre el modelo de gestión del museo bilbaíno conviertan al centro de arte en bandera de discusión política.
Pregunta: ¿Le preocupa que afecten al funcionamiento del museo las disensiones sobre el modelo de gestión expresadas recientemente por responsables del Gobierno Vasco y de la Diputación de Vizcaya?
R.- A mí lo único que me preocupa es que el Museo Guggenheim Bilbao se transforme en una bandera de discusión o de debate político. Del resto de las cuestiones, entiendo que cada institución puede tener su propio parecer sobre los distintos proyectos.
Respecto al de la ampliación del museo en la zona de Urdaibai, es un proyecto que todavía está en la fase de análisis. Una vez tengamos las conclusiones de estos primeros análisis, las presentaremos tanto al Patronato del Museo bilbaíno como al de la Fundación Solomon R. Guggenheim de Nueva York y, a partir de ese momento, los patronatos decidirán si quieren o no que entremos en la siguiente fase, que en ese caso sería la de determinación o selección del proyecto arquitectónico de la nueva pinacoteca.
Las impresiones que tenemos, de lo que hemos avanzado, nos infunden optimismo e ilusión porque vemos que es un proyecto que puede tener un enorme potencial. Pero es un proyecto que tiene sus complicaciones y requiere, desde luego, de todos los apoyos.
P.- ¿Considera que las cifras de impacto económico y visitantes de Urdaibai, unos 86 millones de euros al año de retorno de la inversión y 148.000 visitantes anuales de media, avanzadas por los primeros estudios de viabilidad, son realistas?.
R.- Creo que son unas cifras prudentes pero que están unidas al desarrollo del proyecto con todos los elementos que debe tener.
Para el museo bilbaíno, este proyecto sólo nos interesa en la medida en que, de alguna manera, replique lo que supuso la construcción de este museo hace 15 años: un proyecto innovador, que suponga crear algo que no existe, crear un espacio que sea complementario al de Bilbao y, por tanto, que no sea una mera réplica, pero que permita realizar actividades y atraer al público, complementado lo que se hace en Bilbao.
P.- ¿Cree que es realista confiar en que se vaya a producir en Urdaibai un "efecto Guggenheim" como el que se produjo en Bilbao?
R.- Lo que se puede intentar es que sea similar al efecto de Bilbao, sin repetir las fórmulas. Evidentemente, el impacto del Museo en Urdabai no sería similar, en términos cuantitativos y en cifras absolutas, al que se produjo y produce actualmente el Museo Guggenheim Bilbao.
El Museo Guggenheim de Bilbao, para producir ese efecto a lo largo de estos 12 años, ha tenido que captar todos los años en torno al millón de visitantes. El impacto del que se habla en Urdaibai cuantitativamente sería inferior, pero, en términos relativos, para la zona donde está, podría ser equivalente.
En cualquier caso, lo que supondría para el propio Museo de Bilbao es una garantía de sostenibilidad del propio impacto que genera hoy.
Quien piense que el Museo de Bilbao, si no hace nada, si se mantiene igual, va a seguir teniendo dentro de 20 años el mismo nivel de impacto y funcionamiento que en la actualidad, está muy equivocado.
De cara al futuro somos conscientes de que, para mantener ese nivel de visitantes en un entorno cada vez más competitivo, tenemos que hacer algo porque vivir de las rentas de lo que se hizo hace 12 años no es suficiente.
Por tanto, no creo que sea utópico pensar que se pueda producir, en términos relativos, un efecto similar en esa zona, aunque el impacto en términos numéricos pueda ser menor.
P.- ¿Cómo va el proceso de elección del arquitecto encargado de realizar el nuevo proyecto?.
R.- La fórmula de elección del arquitecto responsable de llevar a cabo el proyecto arquitectónico no se ha decidido aún. Lo que sí tenemos claro es que tiene que ser un proyecto arquitectónico de absoluta garantía y de máxima calidad, pero no tiene por qué reproducir la fórmula que fue válida en el caso de Bilbao con el edificio de Frank Ghery.
P.- ¿Tiene usted alguna preferencia sobre la fórmula a emplear para elegir el arquitecto?.
R.- Yo no tengo ninguna preferencia. Pienso que debiera ser un proceso absolutamente internacional que tiene que intentar estimular la participación de los mejores arquitectos del mundo, vengan de donde vengan.
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