Naciones Unidas.- El relator especial de la ONU para Corea del Norte, Vitit Muntarbhorn, exigió hoy al régimen de Pyongyang que deje de desviar los recursos del país hacia el aparato militar y atienda al "tercio" de su población que sufre de malnutrición.
"El país no es pobre, el volumen de sus exportaciones el año pasado fue de varios miles de millones de dólares, por lo que la pregunta es adónde se han ido los recursos", dijo Muntarbhorn en una conferencia de prensa tras presentar un informe a la Asamblea General de Naciones Unidas.
El académico tailandés apuntó como responsable de las carencias a la política del "Ejército primero" del régimen comunista, bajo la que se le ha dado prioridad presupuestaria a las necesidades del aparato militar norcoreano.
"Yo abogo por la política del 'pueblo primero', en lugar del 'Ejército primero', que ha conducido a la nuclearización, la militarización y las distorsiones presupuestarias", afirmó.
Según Muntarbhorn, al menos "un tercio" de los cerca de 24 millones de habitantes del país sufre de malnutrición, pese a que este año las condiciones meteorológicas han acompañado a la agricultura norcoreana.
También resaltó que la falta de recursos limita la asistencia del Programa Mundial de Alimentos (PMA) a 1,4 millones de personas, de los más de 8 millones que necesitan ayuda nutricional para sobrevivir.
En ese contexto, descartó la "campaña" iniciada por el régimen de Pyongyang para aumentar la producción de alimentos, ya que el ciudadano medio duda de que "le generará beneficios propios".
Asimismo, el relator de la ONU restó importancia a la decisión de las autoridades norcoreanas de incluir la palabra "derechos humanos" en la Constitución del país, ya que en el mismo tiempo se mantiene inalterable el principio del "Ejército primero" y los mecanismos que mantiene a "la dinastía gobernante" de Kim Jong-il.
Muntarbhorn dijo no haberse sorprendido con la dura crítica a su informe que realizó hoy la delegación norcoreana en la Tercera Comisión de la Asamblea General, y recordó que Pyongyang nunca le ha permitido acceder al país.
"Lo que me parece interesante es que ningún país habló en su favor, ni siquiera los que están contra mi mandato", apuntó.
En el documento, el relator asegura que la situación de los derechos humanos en Corea del Norte sigue siendo "pésima debido a la naturaleza represiva del poder", al que califica de "enclaustrado, controlado y cruel".
Considera que la población vive en un "estado continuado de miedo y se les presiona para que informen unos de los otros", lo que alimenta una "cultura del recelo y una política de dividir y controlar que impregna las familias y las comunidades".
Entre otras cosas, el documento resalta que el régimen prohíbe a las mujeres utilizar la bicicleta y las obliga a vestir faldas, al tiempo que a las menores de 49 años le está vetado trabajar en el sector comercial.
La prensa está censurada, se prohíbe el acceso a los computadores y se practica la tortura, pese a que oficialmente está ilegalizada, agrega el documento, que también denuncia "el culto al líder" que promueve el régimen.
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